Prólogo.

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Oscuridad. Eso es todo lo que veía el castaño, se sentía extrañamente sereno, pero no le gustaba. Todo le era muy extraño, no recordaba que había pasado, pero quería salir de ahí inmediatamente.

Entonces, como si algún Dios hubiera escuchado sus deseos. Vió un destello ciertamente molesto, no sabía a dónde lo llevaría, pero no estaba dispuesto a quedarse en aquel lugar por más tiempo, le era abrumador no saber porqué no podía sentirse asustado. 

Al estar muy cerca de aquella extraña luz, su mano finalmente alcanzó aquel raro destello que le hizo cerrar los ojos por un segundo. 

Una vez los volvió a abrir, ya no estaba más en aquella oscuridad, ahora se encontraba tirado en un suelo liso, mirando un techo de cuatro por cuatro bloques encima suyo que le evitaba ver el cielo.

— ¡Aquino! — Al instante reconoció esa voz.

— ¿Conter? — Cuestionó, dirigiendo su mirada hacia él.

Ambos pares de ojos se encontraron mirándose por varios segundos y antes de que alguno pudiera decir algo más, se escuchó una voz fuerte y clara.

"¡Bienvenidos a las Hopelands" seguido de la canción de intro, bastante alegre y calmada.

Aquino sólo pudo decir.

— Mierda. —

Anxiety. - Conterquino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora