Capítulo 10

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El camino era cómodo con el calor que Zayn compartía desde su cálido cuerpo, pero el entorno que les rodeaba gritaba peligro.

Louis desconocía el barrio en el cual Zayn se encontraba conduciendo con mucha normalidad, las calles estaban oscuras y ninguna lámpara alrededor funcionaba. Los arboles eran frondosos, y la luna era la única que les brindaba un poco de luz. Los perros ladraban desde cualquier esquina, y fuera de eso, todo lo demás estaba en silencio. Podía verse de lejos, en los viejos tejabanes cayéndose y las plantas secas de los jardines que era una colonia de bajos recursos, humilde. O muy maleada.

Louis abrazaba a Zayn por la cintura, lo sujetó un poco más y cerró los ojos. Sonriendo suavemente, porque se sentía con suerte. Semanas atrás, cuando miró a Zayn por primera vez en persona, no se podría haber imaginado que terminaría ahí con él.

Estaba enamorado. Como un maldito adolescente de una peli cliché. Era lo que era.

Después de un rato, el motor se apagó. Y Zayn palmeó su rodilla—. Llegamos.

Louis levantó la cabeza encontrándose con una calle oscura. Y todo silencioso, bajó con cuidado y se sacó el casco de la cabeza entregándolo a Zayn quien también bajó. Sujetó la motocicleta del manurio y empujó, subiéndola a la acera y después al inexistente jardín frontero de la casa que Louis suponía, era la de Zayn.

El pelinegro puso el entranque de seguridad a la motocicleta y comenzó a caminar a la puerta principal del que llamaba hogar. Louis observó curioso las casas vecinas, que lucían descuidadas y polvorientas mientras daba pasos cortos yendo detrás de Zayn.

El mayor metió la llave en la cerradura oxidada y giró, sacando el seguro y empujando con su hombro para finalmente abrir la puerta. Dentro estaba oscuro, estiró su mano toqueteando la pared hasta encontrar el interruptor y encendió la luz, que empezó a parpadear livianamente.

A Zayn le daba extrema pereza cambiar la bombilla.

El lugar al cual Zayn llamaba hogar, era una verguenza, sabía admitirlo.

No recordaba la última vez que había recogido la basura ni tampoco cuándo había sido la última vez que había lavado los trastes, había algunos trapos allí, y otros allá, la escases de muebles era notoria al igual que la luz. Le daba igual, necesitaba el lugar solo para dormir de vez en cuando, puesto que su trabajo era ocupado, además que ese departamento era lo único que podía permitirse aparte de la calle.

Cuando le dijeron que la renta sería de docientos dolares al mes, realmente esperaba algo peor de lo que le dieron así que, no se quejaba.

Dejó caer el casco negro encima de aquel maltrecho sofá en el cual había pasado algunas de sus peores noches y caminó a la casi inexistente cocina.

—Ponle el cerrojo a la puerta —mencionó, sin darle una mirada al joven que todavía le seguía de cerca.

Después de cerrar la puerta como Zayn muy "amablemente" le había pedido, se volteó, mirando al mayor rebuscar de cuclillas algo en la nevera que parecía más bien una vieja caja fuerte de color marrón a unos cuantos metros de él.

Su corazón estaba inquieto, porque estaba en la casa de Zayn. El mayor le había dejado claro desde el inicio qué era lo que buscaba y Louis gustoso había aceptado, no era cómo si no supiese qué hacía allí.

Y Louis sabía que algo andaba mal consigo mismo, por supuesto, porque a pesar de que sabía lo que muy posiblemente estaría sucediendo en algunas cuantas horas más... No temblaba por miedo o arrepentimiento o angustia.

Temblaba porque Zayn estaba tardando mucho. Sus piernas temblaban por las ansias de ser tocadas, y apretadas, mallugadas... Lo que el pelinegro quisiese, Louis se soltaría para él. Se dejaría ultrajar y tocar, todo con tal de poder ver más de cerca aquellas preciosas facciones que hacían del rostro de Zayn toda una obra de arte para sentarte y admirar por horas.

I'm not a good guy | Zouis MaliksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora