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"Me tenías agarrado tan fuerte"

Cuando se encontraron en el edificio departamental, JiMin intentó quitárselo de encima y trató de despedirse varias veces. Pese a eso, YoonGi estaba reacio a hacerlo y ambos terminaron subiendo hasta su piso para entrar a la vivienda.

—Puede tomar asiento en el sillón, hyung.— mencionó JiMin, señalando el mueble —Iré a vestirme.— agregó, girándose rumbo hacia su habitación.

—Estás bien tal como estás, no deberías dejar a tu invitado solo, eso es descortés.— YoonGi lo detuvo tomándolo por el antebrazo.

JiMin trató de zafarse sutilmente, más no lo logró y solamente pudo sonreír un poco, creyendo que eso solucionaría un poco la tensión en el ambiente. Se giró hacia la sala y tomó asiento a la vez que YoonGi lo hacía, uno frente al otro.

¿De cuánto dinero estarían hablando?

En sus adentros, JiMin estaba maldiciendo de todas las maneras posibles, sentía que sería chantajeado en ese instante y no tenía la economía para pagar una extorsión.

—¿Cuanto es lo que quieres?— preguntó JiMin harto del silencio y la situación.

YoonGi sonrió en grande, mostrando sus rosadas encías y alzó una de sus cejas con incredulidad. Jamás imaginó que escucharía a JiMin molesto, pero tampoco que podría provocarlo y ahora hasta estaba en su departamento.

La decoración del lugar era minimalista, elegante y muy etérea, simplemente un estilo que gritaba Park JiMin. No había mucho a la vista, más que algunos platitos con accesorios a la vista como lentes, pulseras y anillos.

—¿Sabes que soy columnista en el área de arte?— interrogó YoonGi de repente, abriendo sus piernas de manera sugerente.

—Claro.— respondió JiMin tragando saliva y evitando verlo, podía notar la erección del contrario en sus pantalones.

—Me gustaría agregar que soy muy fan de la belleza que los artistas plasman, ya sea en pinturas y esculturas, pero acabo de cambiar de gustos.— comentó YoonGi, remojando sus labios de manera seductora —Creo que el arte al desnudo es más puro y casualmente eres la mejor obra que he visto en mi vida.

JiMin fijó su mirada en él con sumo desconcierto, sus mejillas tenían un tono rojizo y sus ojos destellaban inocencia. No esperaba para nada aquellas palabras, mucho menos el halago.

—¿No planeas pedirme dinero?— dudo confundido.

YoonGi negó —Claro que no, planeo pedirte algo más.— aclaró comenzando a desabrochar el cinturón que llevaba puesto.

Los ojos de JiMin se abrieron, viendo todos sus movimientos con cautela y apretó la gabardina que apenas lo cubría. Comenzó a sentir un cosquilleo naciendo en su garganta y bajó hasta su entrepierna, causando que jadeara.

YoonGi estaba muy orgulloso de tenerlo embobado, no sabe cuántas veces soñó con que esto pasara y ahora lo estaba viviendo. Bajo el cierre de su pantalón, deslizó la prenda un poco y su dura erección salió al aire, golpeando su vientre.

—Ven.— pidió con su voz ronca por la excitación.

JiMin sintió su propio miembro palpitar, los ojos oscuros de YoonGi estaban dilatados y no sabía si estaba bien escucharlo. Pero anhelaba acercarse para tocarlo, deseaba que ocurriera y no tenía ningún problema con ceder. Camino directo hacia él, tomó asiento a su lado y sonrió leve, un tanto avergonzado.

YoonGi considero que ese momento jamás lo olvidaría, llevó una de sus manos hacia el nudo de la gabardina y la abrió para volver a apreciar su desnudez. La piel perlada era divina y bajo su tacto era muy cálida, fue inevitable acariciarla.

𝓜𝓾𝓼𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora