dinner & diatribes

Capítulo 5

Si alguien le hubiera dicho a Scaramouche hace unos meses que despertarse junto a Childe se convertiría en algo normal, se habría reído. Habría pasado las próximas dos semanas pensando en eso cada vez que dejaba que su mente divagara, pero su primer instinto habría sido, de hecho, reír. Ya no encuentra el pensamiento tan gracioso.

Todo comenzó unos días después de su primer esfuerzo, cuando se encontró de rodillas frente a Childe sin saber muy bien cómo había llegado a esa situación. Childe se durmió en su cama tan pronto como terminaron y, por más frío que sea Scarmaouche, no pudo despertar a Childe para llevarlo a su propia habitación. Así que se deslizó más cerca, pasó un brazo alrededor de la cintura del otro hombre y se acomodó para pasar la noche.

Al día siguiente, Childe se paró en el umbral de su puerta cuando se estaba preparando para ir a la cama. Cuando abrió la boca para decirle a Childe que, a menos que quisiera una paja sin entusiasmo, estaba demasiado cansado para hacer cualquier otra cosa, el otro hombre entró sin ser invitado y se cernió sobre él, mirándolo con una expresión de cachorro pateado que hizo que las entrañas de Scaramouche se sintieran como si estuvieran muertas. se estaban derritiendo y luego resolidificándose. Esa cara, junto con un tímido 'No tenemos que hacer nada, solo duermo mejor cuando estás cerca', hizo que fuera muy difícil objetar que Childe durmiera en su cama, incluso si es demasiado pequeña para dos personas y recibe codazos en las costillas un par de veces.

Y así es como lo despierta una mata de cabello pelirrojo que se mete en la boca y un brazo se estira sobre él: la parte del cerebro de Scaramouche que es responsable de las señales de peligro y ser un poco idiota hace que se aferre a la camisa de Childe para que, si se cae de la cama, se lleve al otro hombre con él.

"¿Qué estás haciendo?"

"Tratando de alcanzar tu teléfono, está de tu lado", susurra Childe, casi aplastando a Scaramouche bajo su peso para alcanzar el teléfono en la mesita de noche. Solo entonces Scaramouche registra el sonido chirriante que ha elegido como lo primero que escucha cada mañana. "Tu puta alarma-" maldice, y se empuja hacia adelante con un pequeño gruñido, logrando finalmente agarrar el teléfono y tocar el botón 'descartar'. El silencio cae en la habitación, y Scaramouche puede escuchar claramente a Childe dejar escapar un suspiro de alivio.

Sabe que tiene que levantarse pronto o llegará tarde, pero todavía no se molesta en abrir los ojos. No se vuelve más fácil cuando siente la mano de Childe apartando el cabello de su cara, un dedo recorriendo suavemente el lado de su cara hasta que lo coloca en su barbilla, el pulgar rozando su labio inferior. "Buen día."

"Buenos días", responde Scaramouche, y gira sus brazos alrededor del cuello de Childe para acercarlo más.

No registra lo que ha hecho hasta que siente unos labios suaves contra los suyos. Se ha preguntado cómo se sentiría tener los labios de Childe sobre los suyos antes, pero no hay chispas, ni relámpagos maldiciendo a través de él, ni fuegos artificiales detrás de sus párpados: es suave, gentil y un poco descuidado porque el cerebro de Scaramouche no está completamente despierto todavía.

Se pregunta por qué no ha hecho esto antes cuando ha tenido más... partes comprometedoras del cuerpo de Childe en su boca, pero está de acuerdo consigo mismo en que ha sido guiado por el impulso del momento. Cuando todo está dicho y hecho, Scaramouche es un pensador excesivo y terrible para manejar sus propias emociones, tanto que argumenta que ni siquiera tiene ninguna de ellas.

Mientras Childe se muerde el labio inferior con una facilidad que hace parecer que han estado haciendo esto durante eones, Scaramouche lo deja todo atrás: el miedo de cruzar líneas, de convertir su amistad en algo diferente, de dar pasos hacia un territorio desconocido, hacia algo en lo que no tiene experiencia pero que no quiere estropearlo por nada del mundo. No importa, al menos ya no.