Capítulo 4: Cumpliendo con su parte del trato

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[Día 2. Puerto de Liyue. 20:19]

-Tanto arriesssgarte y te acaba dejando plantado

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-Tanto arriesssgarte y te acaba dejando plantado.

-No te impacientes, Changsheng, es probable que no sepa dónde tiene que ir.

[Aquel día, el médico de Liyue tampoco se había librado de hacer sus funciones. Si bien era cierto que no había tenido que lidiar con la misma cantidad de pacientes que el día anterior, se había visto obligado a hacer más de una visita a sus pacientes. Desde una anciana con artritis reumatoide, pasando por un niño con neumonía y culminando con un joven con politraumatismos. Afortunadamente, eran patologías que conocía y eso le ahorraba tener que sacrificar su propio estado de salud para investigar de primera mano el origen de estas. Eso no quiere decir, que lo sepa el lector, que hubiera sido una jornada del todo tranquila. Más que nada porque Changsheng había decidido recordarle a cada minuto que pasaban a solas el trato que había hecho el día anterior y los peligros que acarreaba. A la serpiente no le agradaban los Fatui, fueran Heraldos o no, y haber presenciado el pacto que el peliverde había hecho con el Segundo Heraldo la había puesto de un evidente mal humor. Y, otra cosa no, pero Changsheng era de las que dejaban clara su opinión le gustará o no a Baizhu]

-Todavía essstásss a tiempo de marcharte. No tienesss por qué seguir con esssta idiotez.

-Ya lo hemos hablado. [respondió con tranquilidad mientras se apoyaba en la barandilla y observaba las calles casi vacías. La luz de las farolas iluminaba el paisaje. Puede que siguiera con la guardia en alto, pero no tanto como el día anterior. Esta vez estaba mejor preparado] Tiene información que puede resultarme útil.

-Va a acabar apuñalándote por la essspalda, Baizhu. ¿Acassso no pressstaste atención a lo que te han dicho hoy?

[Claro que el médico había prestado atención. Mientras hacía sus visitas rutinarias, había aprovechado para interrogar a sus conocidos. Otra cosa no, pero ser el doctor de Liyue le permitía relacionarse con numerosas personas y acabar averiguando con relativa facilidad los datos que quisiera. Así había aprendido sobre Dottore. Sobre sus experimentos inhumanos que involucraban hasta a niños, sobre sus habilidades con las máquinas de Khaenri'ah. Incluso había visto el miedo con que algunos lo mencionaban, como si de alguna manera hablar del Segundo Heraldo acarreara una maldición. Muchos habitantes estaban deseosos de que se marchara lo antes posible. Ni siquiera se sentían tranquilos cuando no estaba a la vista, pues creían que en cualquier momento causaría una catástrofe. Liyue, sin duda alguna, prefería tratar con el Undécimo que con el Segundo. Y más si corrían rumores de que aquel hombre había asesinado con sus propias manos a una compañera de estudios en su tierra natal, Sumeru]

[Baizhu sentía curiosidad]

[No negaba que Dottore fuera un sádico arrogante. De eso estaba seguro por la forma en que se comportaba el día anterior cuando habían conversado por primera vez. No había arrepentimiento alguno en las palabras que pronunciaba, sino más bien... ¿Orgullo? El médico sabía que debía andarse con pies de plomo si no quería salir perdiendo de aquel trato que habían hecho. Sin embargo, también estaba seguro de que aquel tipo era una fuente de conocimiento que necesitaba. Baizhu siempre estaba dispuesto a aprender, a mejorar. Un buen médico jamás terminaba de educarse para ser eficaz en su trato con los pacientes. Y si el Segundo Heraldo sabía algo que él no, es por ello por lo que se veía en la obligación de escucharlo, de aumentar su conocimiento. Pero ¿estaba justificada su curiosidad? Changsheng tenía razón al dudar si aquello era moralmente correcto. Si los habitantes de Liyue se enteraran de sus encuentros, la reputación del peliverde acabaría viéndose afectada]

Un par de flores marchitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora