Capítulo 03: Origen de Miedos

58 3 0
                                    

La luz lentamente desapareció, me froté los ojos intentando acostumbrarme nuevamente a la luz natural del sol que alumbraba a un aparente día soleado. Poco a poco fui percibiendo mejor donde me encontraba, era un patio con piso de cemento, no era muy grande y estaba rodeado por rejas negras enormes y una puerta negra de metal. Miré al frente y vi una casa blanca de 2 pisos con unas franjas rojas en cada división de piso, en el frente se veía el balcón desgastado del segundo piso y las ventanas tenían esas típicas rejas antiguas de decoración y protección de ventana. Me giré hacia Lila y vi como contemplaba la casa con un rostro que expresaba emociones mezcladas.

... ¿Entramos? - me dijo con una sonrisa, pude notar que estaba intentando hacerse la fuerte.

Solo me limité a asentir y al entrar vimos una pequeña sala con que se dividía en dos secciones; de un lado había un escritorio con una computadora algo vieja y muchos papeles apilados, así como también un librero lleno de libros teológicos, parecía ser una "oficina". Del otro lado habían sillones viejos con una mesa para café, la cual tenía algunas revistas. Nos fuimos más adelante y parecía ser un almacén. Al subir las escaleras lo primero que pude ver fue la cocina que también funcionaba como comedor al parecer, ya que en el centro tenía una mesa con 6 sillas. Por un rincón estaba un baño pequeño y una zona de lavandería. Miré hacia la derecha y había un pasillo largo lleno de puertas que llevaba hasta una pequeña sala de estar desde la cual se podía acceder al viejo balcón, en esa sala había un televisor viejo de caja y una puerta a cada lado que llevaban a lo que, supongo yo, eran las habitaciones principales.

Ah... te explico - dijo Lila mientras se sentaba en la alfombra verde que había en un rincón en un improvisada "zona de juguetes". - La puerta izquierda era el cuarto en donde dormíamos mi papá y yo, la puerta a la derecha era donde dormían Adrián y mamá. Aquí en donde estoy sentada, era la zona de juegos en donde Adrián y yo pasábamos horas si no estábamos mirando televisión. Oh, cierto. Adrián es mi hermano menor. 

Lila se puso de pie y camino hacia el balcón.

Ahora que ya viste la casa, voy a adelantar un poco el tiempo hasta donde quiero que veas. - dijo y con un chasquido el día avanzó frente a mis ojos hasta llegar a la media noche. - Bien, sígueme.

Me llevó hacia la habitación que era de ella y su padre. Todo estaba muy oscuro así que hice un esfuerzo para poder ver. Ahí estaba la pequeña durmiendo con su padre, contemplé la tierna escena; sin embargo eso no duró mucho tiempo. La pequeña se despertó y empezó a temblar viendo hacia la ventana de la habitación, como si estuviera viendo algo terrorífico.

Ven aquí - me dijo Lila y me tapó los ojos - cuando quite mis manos de tus ojos podrás ver y escuchar lo que ella está viendo.

Lila me quitó la mano de mis ojos y un frío recorrió mi espalda. Manos, por todo lado había manos negras y largas que parecían ir constantemente hacia la pequeña como si quisieran hacerle daño pero desaparecían cuando se acercaban demasiado a ella, el viento normal de la noche se había tornado en un sonido aterrador de rasguños y como de ramas crujiendo, miré a Lila asustado.

Luego de aquel desafortunado suceso yo... tuve muchas pesadillas. Todas ellas tenían algo en común, siempre era sobre algo grande y tenebroso que me perseguía para comerme y al final siempre me atrapaba - Lila suspiró mientras se sentaba en el lado de la cama en la que estaba temblando la pequeña - Cuando eso sucedía yo me levantaba de golpe debido al miedo y casi siempre era de madrugada cuando abría los ojos, así que todas las noches veía estas manos negras. Era... como si la pesadilla no terminara aún después de despertar.

Ambos nos quedamos en silencio en la oscuridad, las manos negras eran molestas pero poco a poco me iba acostumbrando. Finalmente Lila se levantó y solo salió de la habitación sin más, salí junto con ella hacia el balcón, curiosamente la luna brillaba de manera espléndida.

Debido a todo el miedo que sentía, me oriné en la cama muchas veces - dijo mientras se apoyaba en el balcón - y cuando amanecía, las cosas eran raras para mí...

Frente a mis ojos la noche se convirtió en día, me froté los ojos, aún me tengo que acostumbrar a esto cambios repentinos. Lila se giró hacia dentro de la sala de estar así que yo también lo hice. Ahí estaba la pequeña Lila jugando con su hermano.

- Lila, Adrián, es hora del baño. - la voz que lo dijo sonaba como si venía de la cocina, al parecer era su madre

Vi al menor correr feliz hacia el baño; por otro lado, la niña parecía no querer ir.

- ¡Lila! ¡Ven! - llamaba su madre desde el baño.

Tanto Lila como yo nos quedamos viendo como la pequeña titubeaba mientras se levantaba de la "zona de juguetes", ella camino por el pasillo que llevaba hacia la cocina y al baño. Lila y yo la seguíamos por detrás, se podía sentir la agonía de la nena, cada paso hacia el baño parecía tortuoso. El pasillo se acabó y la pequeña se acercó a su madre algo desanimada.

- Mami, ¿Me puedo enjabonar yo sola? - dijo ella mirando al suelo.

- Bueno, si deseas puedes - su madre estaba confundida por la petición - pero yo te ayudaré con el shampoo.

Lila y yo nos quedamos observándolos hasta que desaparecieron detrás de la puerta del baño. Nos miramos en silencio, la sensación que había dejado esa pequeña interacción entre la pequeña y su madre nos dejó a ambos una sensación extraña y no en el buen sentido.

Supongo que cuando tienes hijos, solo los abrazas y alejas de tu mente lo inimaginable. - suspiró y miró hacia otro lado - Mi madre, a pesar de sospechar un poco, solo alejó esa idea de su mente. Mis padres al final, nunca supieron lo que me había sucedido.

Lila se mantuvo en silencio por un rato así que me acerqué y puse mi mano en su hombro, quería confortarla. Ella giró y me miró dándome una débil sonrisa.

Gracias... - hizo un pausa - Como pudiste ver, empecé a desarrollar un miedo inmenso a ser tocada. A parte de aquel entonces yo empecé a hacer sola muchas cosas que implicaban contacto, mis padres solo lo tomaron como un intento mío de crecer.

Ella bajó la mirada otra vez.

Quiero decir, no los culpo, mi padre casi nunca andaba en casa y mi madre... supongo que solo alejó de su mente lo inimaginable.

Los niños salieron del baño envueltos en toallas y fueron caminando lento cada uno a sus habitaciones, su madre iba detrás de ellos. Al menos las cosas están más calmadas.

Bueno - Lila me miró seria - esa solo fue una pequeña parte del infierno en esta casa.

La miré confundido ¿Qué otra cosa mala podría suceder? El tiempo volvió a avanzar frente a nosotros, al parecer pronto tendría la respuesta.

No todo es de color LilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora