🌾008.

7.9K 799 32
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Otro par de días después, su jefe estaba en la cafetería para supervisar algunos asuntos y al parecer cambiar algo minúsculo del menú. Y Jungkook debía escabullirse un par de segundos cada diez minutos para responderle a Taehyung.

Leyó el último mensaje que le había mandado el pelirrojo, mordiéndose el labio con una sonrisa al ver la foto que le había enviado desde la universidad con el cabello desordenado y una carita de sueño que Jungkook encontró adorable y completamente besuqueable, inconscientemente, los labios de Taehyung hacían un pequeño puchero hacia la cámara.

Se la habían pasado mensajeando como locos, Taehyung últimamente no se había aparecido por la cafetería y Jungkook se enteró que era por estar en periodo de exámenes. Por lo que su único recurso para no perder contacto con él, era a través de Kakaotalk.

Cada día sentía más aquella conexión con Taehyung, como si algo los incitara a buscarse aunque sea de la más simple manera. Jamás quedaban sin tema de habla. Jungkook estaba maravillado de que por fuera, Taehyung se viera introvertido y varonil, pero su personalidad era la de un chico dulce, amistoso y torpe que no sabía decir que no.

—Irene necesito hablar contigo un momento, sígueme —Escuchó la voz de su jefe y su teléfono resbaló un par de veces de sus manos antes de atraparlo y sostenerlo contra su pecho. Vio a la castaña algo frustrada desaparecer por la puerta de la cocina, y por un momento se preguntó que pudo haber pasado.

Su teléfono vibró contra su pecho, un nuevo mensaje le había llegado. Desbloqueó el aparato y leyó como Taehyung le exigía que era su turno de enviarle una foto de lo que fuera que estaba haciendo.

Mordisqueó su labio, y abriendo su cámara frontal, se retocó un poco. Desordenó sus cabellos y revisó si su sutil maquillaje no se había corrido. Tomó una foto de costado, sin quedar satisfecho con el resultado. Bajó la cabeza hasta su blusa, y desabrochó el botón de más arriba, dejando a la vista parte de su pecho y clavículas, y, recordando que Seokjin le había pasado un chocker -nunca supo específicamente el por qué- lo sacó de su bolsillo y se lo ajustó a su cuello. Era una simple tira de gamuza negra y fina, con una piedra preciosa pequeñita en el centro. Jungkook volvió a abrir su cámara y tomó otra foto en la misma posición, quedando satisfecho esta vez al verse más bonito, y enviándola sin dudarlo a Taehyung.

Dejó el teléfono de lado al llegar un cliente, y se entretuvo por un par de minutos mientras tomaba la orden y hacía con extrema delicadeza y agilidad el bubble tea. Le encantaba su trabajo, el olor de diferentes hierbas, especias o frutos secos se mezclaba en su nariz de forma exquisita y jugar con las máquinas era una de las formas de pasar el tiempo. Ser barista al principio le había resultado muy difícil, pero ya lo manejaba bien.

Cuando volvió a desocuparse, desbloqueó su teléfono y se sentó en una silla frente a la caja registradora, pero casi se va de hocico al suelo al ver el mensaje no leído de Taehyung.

Vante

Te ves lindo con choker.

Jungkook se llevó el dorso de su mano a la boca y mordisqueó la piel arrugando la nariz, chillando lo más bajo posible para no alertar a los clientes ni llamar la atención de su jefe.

Taehyung definitivamente le estaba coqueteando, y él se dejaba hacer sin ningún tipo de resistencia, porque muy en el fondo, le encantaba tener la atención de Taehyung, le encantaba su nueva cercanía y que el pelirrojo le adulara cada vez que se retocaba un poco más de lo usual. El chico parecía estar tan al pendiente de él, darse cuenta de todos los detalles de su parte y corresponderlos de igual manera.

Jungkook se acurrucó contra si mismo en la silla donde estaba, llevándose los dedos a los labios y sonriendo con alegría. Una felicidad y un sentimiento cálido asentándose en su estómago con fuerza.

Sentía que Taehyung era para él, y él para Taehyung.

Pero Jungkook había ignorado su más grande problema, que ahora salía echando humos por las orejas hacia las mesas vacías para retirar la vajilla sucia.


[...]


Al día siguiente, Taehyung nuevamente había llegado sin las intenciones de ver a Irene, si no a él. A Jungkook le tocaba cerrar la cafetería hoy, por lo tanto, la compañía de Taehyung desde las 9 hasta las 10 y media -horario en donde casi nunca habían clientes- se le hacía lo más anhelado.

Jungkook despidió a las 10 al último empleado que quedaba, quedando solamente él y Taehyung durante la media hora restante en donde tendría que verificar que todo estaba en orden antes de cerrar.

—¿No prefieres irte a casa? Es tarde ya —Habló Jungkook, él en realidad no había querido decir aquello, pero tampoco quería obligar a Taehyung a que se quedase junto a él y fuera a dejarlo a casa.

El chico esta vez llevaba una camiseta negra normal con una bomber jacket para cubrirse del frio, había comenzado octubre y las tardes se hacían cada vez más heladas. Taehyung llevaba un par de papeles en mano, que Jungkook supo que eran partituras, y un portaminas el cual mordisqueaba el extremo con sus dientes. El castaño levantó la vista hacia Jungkook, arqueando una ceja incrédulo.

—¿Acaso no te gusta mi compañía? —Jungkook soltó una risita, negando con la cabeza y rodeando la barra para acercarse a él y sentarse en la silla de al lado.

—Sabes que no es eso —Taehyung le sonrió, dejando caer una mano y volver su vista hacia los papeles. Jungkook la miró, antes de acercar la suya para que se rozaran suavemente, uno de los dedos de Taehyung amagó en envolverse con el suyo, y Jungkook no pudo decir que no, terminando por enredar su dedo índice con el de Taehyung.

—¿Sabes? Es probable de que despidan a Irene —Taehyung no despegó la vista de las partituras, y Jungkook frunció el ceño. ¿Despedirían a Irene?¿Por qué?

—¿Por qué?

Taehyung se encogió de hombros, desinteresado. Y Jungkook frunció aún más el ceño.

—Ya no me cruzo tanto con ella, creo que me evita —El azabache incontables veces notó como la chica parecía estar cada vez más lejos de él, como no le hablaba ni le saludaba como antes y solamente cuando era necesario, y como la actitud hostil de Irene parecía salir cada día más a flote.

—No tengo ni la menor idea, Irene está rara, no la estoy tomando demasiado en cuenta estos días —Taehyung guardó las partituras y el portaminas dentro del bolso lleno de dibujos y parches al costado de su asiento—. ¿Vamos? Ya son las 10:15.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
For me? || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora