𝘑𝘪𝘴𝘶𝘯𝘨
Me dejé caer en la silla que manteníamos detrás de la caja registradora cuando por fin terminé de atender al último cliente de la gran ola de cincuenta personas que llegaron al mismo tiempo. El olor del café comenzaba a molestarme, los pies me dolían, mi estómago pedía una comida decente y las luces antiguas que colgaban sobre nosotros lastimaban mis ojos que luchaban por mantenerse abiertos. Sé que no debería quejarme tanto, fue mi decisión trabajar y estudiar al mismo tiempo, nadie me obliga y no es como que tenga realmente la necesidad de hacerlo, pero sí que me gusta poder comprarme lo que quiero y divertirme un poco aunque la paga no sea la más grande.
Descansé mis brazos sobre el pequeño espacio que quedaba en la mesa naranja que sostenía la caja con las ganancias y luego apoyé mi cabeza en mis manos. Sin quererlo realmente, mi mirada viajó hasta Nari, la única chica con la que comparto este turno y que en ese momento estaba concentrada en limpiar la mesa que recién había sido desocupada. Su largo cabello negro caía lacio sobre su hombro mientras se inclinaba para llegar al rincón de la mesa que le quedaba lejos y sus labios pintados de un rosa que casi pasaba desapercibido se movían mientras cantaba en un murmuro la canción que sonaba en las bocinas en el techo del lugar. Hermosa sin siquiera intentarlo.
—Jisung, tengo que pedirte un favor —la grave voz de Chan apareció frente a mi, un chico apenas mayor que yo, pero que ya había logrado tener un puesto más alto—. ¿Podrías hacer dos turnos hoy? De verdad odio pedírtelo pero acaba de presentarse una emergencia a Jeongin y no podrá hacer el siguiente.
—No, no te preocupes. Está bien.
—Bien, muchas gracias —comenzó a decir mientras se iba—. Vamos a pagarte extra, claramente.
Me limité a asentir sin mucha emoción. Pude haber dicho no y Chan nunca se hubiera molestado, pero esa palabra no está en mi naturaleza. Además, de verdad no me molestaba, no es como si tuviera muchas cosas qué hacer.
Dejé caer mi cabeza sobre la mesa, ganándome un golpe más fuerte de lo que hubiera querido, pero tuve que actuar como si nada hubiera pasado porque no podía pasar por esa vergüenza. Cuando creí que ya había pasado suficiente tiempo como para levantarme sin riesgo de ver a alguien riéndose de mi, alcé la cabeza. Busqué a Nari en el último lugar en el que la había visto, pero desapareció por completo, o eso creí hasta que alguien tocó mi hombro por mi espalda y me hizo saltar en mi lugar. Ahí estaba, esperando paciente.
—Oh, hola.
Sonrió como respuesta y al instante sentí vergüenza de mi mismo porque me di cuenta que mis palabras habían salido muy torpemente.
—Perdón por asustarte —soltó una risa corta mientras acomodaba un mechón de cabello detrás de su oreja y se recargó en el poco espacio libre que quedaba a mi lado—. Creí que estabas mal.
—¿Mal?
—Sí, llevas unos quince minutos con la cabeza escondida. Me preocupaste por un momento.
—No, estoy bien, sólo un poco cansado.
—Ha sido un día ajetreado —respondió.
—Sí, un poco —solté una risa nerviosa y de repente nuestra pequeña conversación se convirtió en una un poco incómoda.
Noté cómo trató de ocultar sus mejillas sonrojadas alejándose lentamente para tomar una taza y preparar su café favorito. Todos los empleados tenemos el gran beneficio de tres bebidas gratis durante el día y sí que le sacamos provecho.
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𝑪𝒐𝒊𝒏𝒄𝒊𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 | minsung |
FanfictionJisung trabaja en una cafetería. Una noche, después de terminar con el doble turno que se ofreció a hacer, una tormenta lo toma desprevenido y lo obliga a refugiarse debajo de una estación para esperar el transporte público. Sin embargo, no esperaba...