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Yeonjun abrió la puerta de su casa con pesadez, se sentía realmente agotado luego de tener un día tan ajetreado, incluso tuvo que ir al otro lado de la ciudad para entregar una caja de cupcakes que Kai no había podido llevar ya que, al igual que él, tenía muchos pedidos por entregar.

Estaba a punto de ponerle seguro a su puerta hasta que esta fue tocada, con un ceño fruncido frenó su acción y se dispuso abrirla de no ser porque vió unos cabellos rubios que conocía muy bien asomarse por el pequeño espacio que había abierto antes de parar su acción. Era Soobin, el rubio había ido a su casa y él se encontraba vuelto un desastre en ese momento.

— ¿Planeas dejar la puerta entreabierta? —preguntó con un toque de gracia.

— De hecho planeo cerrartela en toda la cara — dijo dispuesto hacerlo si no fuera porque un pie se interpuso en la esquina de la puerta impidiéndole cerrarla.

— Tenemos que hablar.

— No, nosotros no tenemos nada de qué hablar —contestó sin dejar de intentar cerrar la puerta pese a que sabía que sería imposible si el pie del más alto seguía en el medio.

— Junnie, por favor —suplicó con ese tono de voz que convencía al mayor en cualquier situación.

Y tal como lo planeó, su mayor soltó un suspiro y abrió la puerta por completo dejándolo pasar con una mirada un tanto cansada haciendo que sus ganas de abrazarlo y besarlo aumentasen muchísimo más. Entró lentamente y se dirigió a la sala de la casa del pelinegro.

No había problema alguno en que estuviese allí, la vivienda era habitada sólo por Yeonjun ya que sus padres se la pasaban en otras ciudades gracias al trabajo, eso se lo había dicho en una de las tantas conversaciones que habían tenido ambos.

Se sentó en uno de los sillones individuales y comenzó a jugar con sus manos nervioso, nunca había tenido algún desacuerdo con su mayor desde que iniciaron su no-relación, pero para todo hay una primera vez ¿no?.

Yeonjun se sentó en el mueble que quedaba en frente de él y se le quedó viendo en silencio esperando a que le dijera por qué estaba allí, tomó aire y se armó de valor para decirle todo lo que había planeado desde la tarde.

— Lamento mucho haber olvidado qué día era hoy.

— Soobin ya te dije que está bien, no impor-

— No, Yeonjun, esto sí importa porque es uno de los días que más adoras y no es justo que lo pasaras mal por mi culpa —dijo serio— Sé que debo cambiar mi mal hábito de desconectarme del mundo cada vez que estudio, sí, es cierto que la época de parciales es muy estresante pero uno siempre debe tener tiempo para las personas que le importan y muchísimo más si se trata de la persona que me gusta —soltó.

Miró a su mayor y sonrió al ver que este se había sonrojado luego de escucharlo decir eso, aún así pasó saliva cuando lo vió levantarse y caminar hacía él para luego agacharse a su altura y tomarlo de las mejillas.

— Soobin, disculpame tú a mí por ser tan egoísta, entiendo muy bien tu manera de sobrellevar la universidad, no debes cambiar nada por mí ¿ok?— relamió sus labios— Soy yo el que debe entenderte y disculparse contigo.

El menor ya no sabía qué decir a ese punto pues el hecho de tener a Yeonjun muy cerca de su rostro con su respiración chocando con su rostro lo tenía delirando desde el primer momento en que se acercó, decidió hacerle caso a sus impulsos y también lo tomó de las mejillas acortando aún más el poco espacio que quedaba entre ellos.

— Te perdono sólo si aceptas besarme —dijo en tono de súplica sacándole una pequeña risa al mayor que no tardó en aceptar la propuesta del menor que para hacer todo más cómodo hizo que se sentase en su regazo para de una vez unir sus labios de manera desesperada

special delivery | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora