Tu hogar

181 16 43
                                    

-Agáchate - le dijo Daria mientras se escabullian por el templo - creo que escuché algo.

La foca se arrastraba sobre su vientre de una manera tan graciosa que Daria evitaba mirarla para no echarse a reír.

-¿Por qué crees que te convertiste en una foca?

La criatura levanto sus aletas y Daria asintió.

-Ya, pero debió ser por algo. ¿Comiste o bebiste algo diferente a nosotras? Mi madre siempre dise que no debes comer nada que no hayas atrapado o preparado tu misma, puede contener veneno o en este caso... una poción.

La foca negó.

-¿No? Entonces alguien seguro te maldijo y estoy segura de que Dionisio sabrá quien fue, tiene como un don para esas cosas. El otro día me dijo que me cuidara de las aves negras y que crees... un cuervo me lanzó una rata cuando voló por encima de mi. Por suerte las dos salimos ilesas tanto la rata como yo, aunque me dolió cuando me cayo en la cabeza...

La foca se arrastraba sobre su vientre y aleta mirando en todas direcciones.

-Tenemos suerte de que sea de noche y Apolo este con Hermes, así no nos verá desde arriba.

La foca la miro molesta.

-Bueno, suerte es un decir... además, te haz convertido en un ser muy bonito, podría ser peor, podrías ser esa rata que llevaba el cuervo...

La foca hizo un sonido estridente y se adelanto por el jardín hasta el templo de Dionisio.

Daria levanto una mano y tomo la enorme argolla que adornaba la puerta pero dudo.

La foca levanto su aleta y la toco en el brazo.

-Si, ya voy... esque no me gusta estar aquí.

Tomo aire y toco a la puerta con la enorme argolla.

Después de un rato una hermosa mujer de cabello negro abrió la puerta.

-¿Si? ¿Necesitan algo? ¿Daria? ¿Eres tú?

-Hola, Ariadna. ¿Esta Dionisio?

-Claro, claro, pasa...

Las musas entraron, el templo era colorido. Lleno de mantas y...

-¡Oh! ¡Ahí están!

Tres leopardos se lanzaron a los brazos de la pelirroja para que esta los rascara, acariciara y besara.

La foca permaneció ahí sin emitir ni un sonido hasta que Dionisio apareció, con una bata verde esmeralda y el cabello revuelto.

-¡Daria! ¡Querida! Al fin haz aceptado mi invitación. Cuanto me alegra.

El dios trato de abrazarla pero Daria se alejo.

-Si, mira, tenemos un pequeño problema.

Dionisio la miro algo decepcionado pero asintió.

-¿En que puedo ayudar?

-¿Qué sabes de... las transformaciones de dioses a animales?

Dionisio miro a Daria un momento para después sonreír.

-¿Tienes hambre? Te prepararé algo de comer.

-No... Dionisio... escucha...

El dios se dio la vuelta y comenzó a caminar a la cocina.

-Ay... siempre es así, esta demente, un momento esta feliz, al otro molesto y de pronto estalla en gritos y carcajadas... - espeto la musa desesperada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La musa del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora