Destino o Casualidad

Coencidencia

Finalmente, el chico rompió el silencio con una pregunta que me sorprendió. "¿Crees en el destino?", preguntó con voz suave, mientras seguía sosteniendo mi mirada.

"No lo sé", respondí sincera. "A veces creo que todo está planeado y otras veces siento que son solo casualidades. ¿Y tú?"

Él sonrió de nuevo y sus ojos se iluminaron. "Creo que el destino es lo que nosotros hacemos de él. Esas decisiones que tomamos, esas elecciones que hacemos, al final del día son las que determinan nuestro futuro. Así que, creo que es una cuestión de elección".

En ese momento sentí como si hubiera encontrado la respuesta que había estado buscando. De alguna manera, el universo había conspirado para poner a este extraño en mi vida y ayudarme a comprender mejor mi camino.

....y en ese instante me di cuenta de algo ,estaba sintiendo cosas raras , sentimientos encontrados ,confusos ,inevitables
no sabía que estaba sintiendo ,algo inexplicable pero lo miraba y sentía que podía ir más allá de sus ojos de los ojos de un extraño que no decían nada y s la vez lo decían todo
Sus ojos, misteriosos y profundos como el abismo, me atrapaban en un torbellino de emociones indomables. No sabía si era amor, deseo o simplemente una ilusión creada por mi mente inquieta. Pero ahí estaba yo, perdida en la inmensidad de su mirada, anhelando descifrar el enigma que se escondía tras esos iris enigmáticos.

Cada vez que nuestros ojos se encontraban, el tiempo se detenía y el mundo parecía desvanecerse a nuestro alrededor. En aquel instante, solo existíamos él y yo, conectados por un hilo invisible que trascendía cualquier barrera terrenal. Era como si nuestras almas se reconocieran mutuamente, aunque nuestras palabras callaran y solo nuestros ojos hablaran en un lenguaje secreto.

Pero, ¿qué significaba todo esto? ¿Qué ocultaba detrás de esa mirada penetrante que me arrastraba hacia lo desconocido? Me debatía entre la tentación de dejarme llevar por la corriente de mis sentimientos y el miedo de perder nuestra amistad, de arruinar lo que habíamos construido con tanto esmero.

El destino, caprichoso y travieso, jugaba con mis emociones y me empujaba al filo de la incertidumbre. ¿Debía arriesgarme y explorar lo que se ocultaba tras esos ojos enigmáticos? ¿O debía conformarme con la seguridad de nuestra amistad, aunque eso significara dejar escapar la posibilidad de vivir un amor desconocido?

No había respuestas claras ni caminos trazados. Solo había un mar de interrogantes y una lucha interna que amenazaba con consumirme. Pero en medio de esa confusión, una certeza se alzaba como un faro en la oscuridad: debía enfrentar mis miedos y descubrir la verdad, sin importar las consecuencias.

Así que me armé de valor, decidida a desvelar el enigma que se ocultaba tras esos ojos que me llamaban, que me invitaban a explorar territorios inexplorados del corazón. Aunque no sabía qué me deparaba el futuro, estaba dispuesta a perderme en el laberinto de sus ojos, dispuesta a descubrir si aquel extraño podía ser algo más que un misterio fascinante.