Un suspiro. Un largo, profundo, y entrecortado suspiro.
No, no. Solo no podía.
Su mente no regresaba, ni avanzaba. Se necesitaba más que un suspiro para afrontar lo que había sucedido, y ganas de vivir para afrontar lo que continuaría.
Observó con su vista nublada — podrían ser sus heridas, podrían ser sus lágrimas— sus manos ensangrentadas, temblorosas y lastimadas. Alzó la vista y observó a unos metros aquella bolsa, nuevamente regresando la vista al frente.
Se necesitaba querer estar bien para querer morir. Definitivamente no quería estar bien, porque no lo merecía. Merecía sufrir.
Se puso de pie como si nada, sin sentir ningún tipo de dolor, solo hormigueo y un vacío en su pecho, y se dio la vuelta, intentando no tropezar, cojeando y con su mano presionada en su costilla a pesar de que no sentía el verdadero dolor.
El verdadero dolor ahora estaba en su alma.
Y esperaba, realmente lo hacía, no estar vivo pasada la medianoche.
XII HORAS PREVIO AL CAOS
El joven abrió sus ojos debido a su hermana sobre él, despertándolo sin ningún signo de gentileza, tan solo un canto desafinado y molesto, pero lo hizo sonreír.
— ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños olo— roooo— sooo, feliz cumpleaños a ti! — Recibió un beso en su mejilla que lo hizo reír silenciosamente y ocultar su rostro en la almohada, fingiendo seguir dormido, aunque claramente no era así. — Oh, vamos. Debes despertar, tienes diecinueve. ¡diecinueve! — Le sacudió el hombro al gritar eso, provocando que riera. — Mamá quiere que te levantes, no te salvarás de ir a clases solo porque es tu cumpleaños.
Jeongin asintió y esperó a que su hermana saliera de su habitación antes de suspirar, refregando sus ojos con sus puños antes de sentarse lentamente, medio quejándose. Parpadeó un par de veces y observó a su alrededor, buscando algo que claramente no habría. Hyunjin.
Un poco más angustiado, se quitó el rosario del cuello, con los nervios en su abdomen. Lo dejó en su mesa de noche y cerró los ojos, contando hasta diez para luego abrirlos.
No, no era el collar.
Hyunjin se había ido, y aunque era tiempo de aceptar que ya no volvería, dolía. Dolía porque él creía sus razones válidas, el sentía que lo que hizo fue por el bien de ambos. Tal vez alguien más podría haberlo hecho, pero dolía vivir con el miedo de no ser amado, y Hyunjin prácticamente lo había rechazado cuando hablaban del tema. «Soy el Diablo.» ¿Qué podría haber hecho luego de aquello? ¿Rodear su cuello, decirle que no importaba y nuevamente hacer el amor? Jeongin sabía y estaba consciente de haber dicho innumerables veces que Hyunjin podía hacer lo que quisiese con él, pero ya había pasado más de un año con él, ya no había contrato por su alma, era más serio que al principio.
Aunque, aparentemente, nunca fue serio.
Tragó con fuerza el nudo de su garganta y decidió negar con la cabeza, dejando que todos aquellos pensamientos se evaporaran mientras se levantaba y caminaba en pijama hacia el baño.
Si, se daría un baño, y comenzaría una especie de "buen día".
No había de qué preocuparse, estaría bien.
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† dancing with the devil ; hyunin.
Fiksi Penggemar🕯️ ★ 𓏸⃘ 𝗛𝗬𝗨𝗡𝗝𝗜𝗡 : 𝗝𝗘𝗢𝗡𝗚𝗜𝗡 Es 1967 y Jeongin está harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Cansado de un dios fingiendo oídos sordos, decide tomar sus propias riendas a escondidas...