⊰⊹ 01: BeomGyu, el mismísimo diablo

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Mientras mueve su mano con lentitud para que su bebida gire en círculos, TaeHyun muerde su lengua para no hacer alguna expresión que delate su sentir. Menea en círculos el vaso de cartón medio lleno que sostiene, pero luego, sin poder evitarlo, deja ir el gruñido lleno de rabia que se genera en su pecho, en cuanto choca su codo en el brazo de su amigo.

—¿Qué quieres? —responde YeonJun con hartazgo, sin apartar la mirada de su teléfono.

—Mira allá. —Señala con la mano con la que sostiene aún la bebida—. ¿Quién es el chico con el que está hablando el rubiecito?

—¿Por qué estás tan obsesionado con BeomGyu, eh? —cuestiona, rodando los ojos cuando ve los ojos oscuros de TaeHyun puestos sobre el delgado chico sentado al otro lado de la cafetería.

TaeHyun se queda en silencio. No está de humor para soportar los reproches de su amigo de nuevo.

—Solo déjalo en paz un rato. ¿Sabes cómo terminan los casos de bullying? ¡Suicidio, TaeHyun! Al chico claramente no le gusta que lo acoses así.

—Oh, no lo conoces —dice riendo sin gracia, mientras que su mano se cierra con fuerza brutal en el vaso de cartón, causando un desastre en la mesa.

Y con los reclamos enojados de YeonJun sonando cada vez más lejanos, se queda quieto en su lugar, empezando a recordar la primera vez que el rubiecito fue su "víctima".

Fue en algún día de la primera semana de BeomGyu en esa institución. Para su mala suerte, la llegada de un guapo chico nuevo fue esparcida por todo el campus, y terminó por llegar a oídos de TaeHyun. Él era consciente de que ninguno de los estudiantes masculinos quería acercarse a él; al fin y al cabo, tenía la fama de ser el mal en persona, al menos, con los que lucían más vulnerables, pues parecía obsesionado con molestar a un chico en particular durante cierto tiempo, luego se aburría y conseguía a otra "víctima". El hecho de que el chico sea nuevo definitivamente sería una ventaja para llevar a cabo su objetivo.

Cuando TaeHyun vio por primera vez a aquel chico de facciones marcadas, cabello rubio, comportamiento tímido y cuerpo delgado y esbelto, SooBin, un chico pequeño y tierno que ya hasta le abría las piernas con gusto, quedó automáticamente olvidado en su mente morbosa, y solo quedó espacio para ese bonito chico. No tardó en saber su nombre, debido a que el mismo BeomGyu se lo dijo, justo antes de que, como pequeño ejemplo del error que había cometido al dedicarle esa adorable sonrisa, TaeHyun dejara caer su café sobre su cabeza.

—Bienvenido, rubiecito.

Ver su expresión de pura sorpresa, con los ojos bien abiertos, los labios separados y el cabello goteando café, le generó esa ligera satisfacción ya conocida que hacía a su estómago cosquillear, cuya intensidad aumentó cuando vio la ira chispear en sus iris castañas antes de irse dando zancadas e ignorando las risas de muchas personas en la cafetería.

BeomGyu no sabía que había llamado la atención de un perverso demonio.

Cada vez sus encuentros se volvían más y más divertidos, parecía que BeomGyu se esmeraba en exponerse a él y su mirada atenta para generarle ganas de fastidiar. A veces, llegaba con ridículos lentes de pasta, cual típico nerd de cliché de película; o, a veces, simplemente existía siendo asquerosamente adorable para ser un joven adulto, por lo tanto, TaeHyun siempre quería joderle la existencia. Le encantaba ver sus ojos brillar con lo que parecían lágrimas mientras lo miraba con desafío furioso.

El deseo de poseerlo no había surgido tan intenso como para ser tomado en cuenta aún, pero lo notó con mucha más fuerza aquella ocasión en la que se quedó sin ideas y, en pleno salón, dejó caer su batido de leche de plátano en su cabeza, luego BeomGyu resbaló con el mismo líquido y cayó de espaldas al suelo. Poco original, pero BeomGyu se veía demasiado tierno con su gran suéter rosa como para contenerse y no molestarlo.

Devil & Demon | TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora