Los días de Mildred estaban consumidos por una determinación inquebrantable, alimentada por su amor por Susie y su voluntad inquebrantable de reunirse con su hermana. A medida que pasaban los años, se entregó a una preparación meticulosa, allanando incansablemente el camino que la llevaría a la Reserva Metafísica. Cada día, mientras se sumergía en el conocimiento antiguo del libro, Mildred desentrañaba los secretos del reino al que anhelaba llegar. Descubrió que la entrada a la Reserva Metafísica se encontraba en el corazón de una tormenta de nieve, una tempestad que se había llevado a sus padres, dejándola desolada y sola. Sin embargo, las condiciones para la llegada de la tormenta de nieve eran específicas. No se materializaría hasta que la luna revelara su forma de creciente, un evento celestial que ocurría una vez cada 80 años. Mildred sabía que la paciencia sería su mayor aliada y canalizó sus esfuerzos en preparaciones exhaustivas.
Elaboró meticulosamente planos y bocetos, trazando el mundo que crearía dentro de la Reserva Metafísica. Cada detalle, desde el paisaje hasta la flora y la fauna, estaba grabado en su mente. Con una dedicación inquebrantable, perfeccionó sus habilidades mágicas, entrenando incansablemente para asegurarse de poder aprovechar el inmenso poder del reino.
Los días se fundían con las noches mientras Mildred se sumergía más profundamente en sus estudios. El sueño y la alimentación se convirtieron en reflexiones fugaces, eclipsados por su enfoque singular. La duda a menudo susurraba en su oído, tentándola a renunciar a su búsqueda, pero ella avanzaba firmemente, con una determinación inquebrantable. Con cada día que pasaba, el dominio mágico de Mildred florecía. Perfeccionó su control sobre la Reserva Metafísica, dominando sus intrincados detalles y doblando su energía a su voluntad. Se convirtió en una maestra, dirigiendo la esencia misma del reino con una gracia precisa.
Y entonces, finalmente, llegó el día fatídico. El brillo plateado de la luna reveló su forma de creciente, arrojando una luz etérea sobre el paisaje cubierto de nieve. Mildred, adornada con sus prendas cuidadosamente elaboradas, se dirigió al puente, justo en el lugar donde sus padres habían desaparecido.
Mientras estaba al borde, el viento mordiendo sus mejillas, el corazón de Mildred latía en su pecho. Su mirada fija en el horizonte, observó cómo la ventisca, un torbellino de copos de nieve, se materializaba ante ella. Era el portal que había estado esperando pacientemente, el conducto que llevaría su espíritu hacia la Reserva Metafísica.
Con un último aliento, Mildred se lanzó al corazón de la ventisca, su cuerpo desapareciendo en las profundidades de la nieve. Su diario se le escapó de las manos, cay endo junto a su envoltura terrenal. En ese momento, mientras su forma física era engullida, su espíritu se elevó, libre y desatado.En la Reserva Metafísica, un reino intocado por el tiempo, la conciencia de Mildred despertó. Su espíritu flotaba impulsado por una poderosa mezcla de anticipación y amor, y Mildred sabía que su viaje apenas comenzaba.
Al abrazar el etéreo reino de la Reserva Metafísica, Mildred se encontró enfrentada a deseos tentadores y oportunidades que se presentaban. Susurros de tentación la llamaban desde todos los rincones: un posible matrimonio con el príncipe rana, un próspero negocio centrado en mantequilla y mermelada, e incluso la perspectiva de un gran circo de ranas. Sin embargo, Mildred sabía que para demostrar su valía y tomar el control de la Reserva Metafísica, primero debía tener un control total sobre sí misma.
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Here In The Heathers (Versión En Español)
FanfictionCuando florezcan las flores del deseo, ¿llevarás a cabo esta perfecta coartada? Basado en el AU "Here in the Heathers".