Me preparo para el momento que debe ser el mas feliz de mi vida, pero no lo es, me siento triste de solo pensar que compartiré mi vida a lado de una persona que no amo.
- ¿Cariño? - pregunta mi madre entrando a la habitación donde me había vestido y maquillado. - ¡Por Dios! ¡Te ves bellísima!
-Gracias mamá- respondo sonriendo de manera melancólica.
-Tu padre ya te espera para caminar hacia el altar. - mi madre se acerco a mi para acariciar mi mejilla. - tu futuro esposo se llevará una gran mujer. - dijo y salió de la habitación.
Me miré al espejo y di un suspiro, estaba a punto de tirar mi vida por un precipicio definitivamente.
Me acerque a mi padre que me daba una mirada entremezclada con amor y dolor, y ¿cómo no? Su pequeña estaba a punto de casarse.
-Te vez preciosa cariño- murmuro mi padre dándome un tierno beso en la frente.
-Gracias papá- trate de embozar una sonrisa, pero salió una mueca que mi padre claramente pudo notar. El negó con la cabeza. Sabía que no quería casarme, no con él. - No tienes que hacer esto si no quieres.
Solamente asiento y me coloque frente a la puerta de la iglesia esperando que la abran para hacer mi caminata hacia mi futuro marido.
Caminaba pensando en él, en como el debería ser quien me esperara en el altar y no quien estaba. Extrañaba su risa, la manera en que arrugaba la nariz y las comisuras de su boca cuando le hacia comentarios graciosos. Lo extrañaba tanto que dolía.
Caminaba con mi padre mientras mi mente vagaba a aquellos recuerdos que lograban mantenerme en pie, cuando de repente lo vi.
Nuestras miradas se conectaron, lo amaba tanto y él lo sabía, y yo también sabía que él me amaba.
Una semana antes de la boda lo miré en un restaurante, le dije que no podía casarme con quien había sido nuestro amigo de la infancia, que a quien amaba era a él, pero negó diciendo que era mejor estar con él.
Frente al altar mi padre me entrego con quien era mi novio aun, durante la ceremonia estuve distante, mi cuerpo se encontraba en el lugar, pero mi mente aún seguía tratando de decidir si esto había sido una buena decisión. Y claro que no lo era.
- ¿Tn aceptas como esposo a Hn?- pregunto el párroco y sentí que me quedaba estática, mi garganta se cerró, no podía emitir palabra alguna, gire mi cabeza a las bancas y lo mire, el también esperaba que respondiera.
Vio en mi mirada la respuesta que daría y una sonrisilla como si lo hubieran descubierto en una travesura atravesó su rostro
-No. - dije en un susurro. - no puedo casarme contigo, no puedo hacerme esto.
Me puse de pie en el altar y miré hacia todos lados buscando una salida. Lo mire levantarse de la banca y con un ligero movimiento de cabeza me indicaba que lo siguiera, cosa que no dude ni un segundo.
-Lo siento. - dije cuando pasé junto a mi familia, que me miraba como si estuviese loca a excepción de mi padre que solo sonreía.
Sali de la iglesia mirando a todos lados buscándolo con la mirada, y lo encontré cuando me abrió la puerta de su auto para que subiera.
Corrí hacía el como si mi vida dependiera de ello y entre en el auto justo cuando arranco.
- ¿Qué acabo de hacer? - dijo el después de unos minutos en la carretera.
-Me acabas de salvar la vida- respondí con unas sonrisa. - eres un imbécil egoísta. - dije molesta
- ¿Por? - se veía confundo por mi respuesta.
-Ibas a permitir que me casara con él, a pesar de saber que yo no quería. - lo mire mal. Y tome su mano. - gracias por ayudarme a salir de ahí.
-Perdón por no darme cuanta antes de que no podía dejar que te casaras. - dijo parando a un lado de la carretera. - Tuve que verte caminado hacia el altar para darme cuenta que te perdería.
ESTÁS LEYENDO
Imagina
FantasyEste relato trata de situaciones imaginarias o quizá no imaginarias. Se aceptan pedidos.