capitulo 2

6 1 0
                                    

Libertad comprada.

Presente.

Eloise.

Vivir en el infierno no sería tan malo después de todo. Quisiera estar allí y hacer un completo caos junto a un montón de demonios que se pueden parecer mucho a mi.

El cielo es hermoso si, pero el infierno es el mismísimo paraíso hecho para los demonios más peligrosos que pueden existir.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy en este sótano lleno de ratas y de bichos raros, solo se que desde que entré no he vuelto a salir. De vez en cuando alguien viene a traerme ropa y a ver cómo estoy. Perdí toda mi vida por culpa de un hombre que su mayor placer es vender el cuerpo de las mujeres a otras personas.

Nunca imaginé que algo de tal magnitud fuese a pasar, siempre creí que mi padre era un hombre honesto, íntegro y con una moral muy alta pero me equivoqué. solo le basto que mi madre tuviera poco tiempo de muerta para comenzar a causarme daños y traumas.

La oscuridad se ha hecho mi amiga y el silencio mi hermano, he aprendido mucho durante el tiempo que llevo aquí encerrada. Muchas cosas que pude hacer siendo joven se fueron con el viento, se desvanecieron en el aire como pólvora.

Un extraño ruido me hace poner en alerta, al voltear puedo ver una tenue luz que comienza a expandirse por todo el lugar.

Han abierto la puerta después de casi una semana.

Mi padre entra con una pequeña sonrisa que me causa asco, junto a él un hombre de mediana edad. Él es alto, de tés clara, ojos azules metalizados y cabello negro azabache, un cuerpo muy bien trabajado, mandíbula marcada y cubierta por una pequeña barba, y una postura que expresa poder. Lleva un traje de color negro que hace contraste con cada pequeña parte de su rostro y cuerpo.

—Hola, Eloise.

Dice el hombre que por desgracia es mi padre acercándose a mi.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?— vuelve a preguntar.

—No sé, dímelo tú— respondo con rabia.

Su sonrisa crece aún más y se agacha hasta quedar frente a mí. Los años se le están comenzando a notar, ya no es el mismo, ahora se ve mucho más maduro de lo que recuerdo.

—Diez años querida hija— en su rostro ya se comienzan a notar las arrugas —te he echado de menos.

—Yo a ti no— respondo con recelo.

Miro detrás de él para observar nuevamente al hombre que lo acompaña, por alguna razón siento que he visto ese par de ojos en otro lugar pero no recuerdo dónde.

—¿Él quién es?— digo haciendo un gesto con la boca.

No puedo dejar de observarlo, en serio siento que he visto esos ojos. Son de un color tan hermoso que es imposible no detallarlos.

—El es Sebastián... tu nuevo dueño.

¿Mi que? ¿Si oí bien?, Esto tiene que ser una pesadilla, esto no puede estar pasando. Después de prostituirme y encerrarme aquí por muchos años ¿Ahora me vende?.

Siento mi estómago arder y mis músculos tensarse, es como una mezcla de miedo y adrenalina a la vez, como si fuera un sueño y una pesadilla al mismo tiempo.

—¿Dueño? ¿Me vendiste?.

—No me sirves de nada, Eloise.

—¿Eso que tiene que ver?.

—Mucho… Ya tienes veintiséis y así no me sirves a demás... matando a aquel hombre me trajiste muchos problemas que hasta el sol de hoy no he podido solucionar — responde tranquilo.

La reina oscura (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora