Prólogo

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Miró con atención la hora de su reloj de mesa, indicando que eran las 7:25 a.m, por lo tanto, debía darse prisa si quería llegar a su próximo destino. Secó su anaranjado cabello con su toalla una vez que se colocó algo para cubrir su entrepierna, y enseguida fue a vestirse con la mejor ropa que tenia disponible, algo que sea ordinario pero presentable para la ocasión, por lo cual optó su conjunto.

-Ahh, ya está- Se miró al espejo de su habitación, parecía estar lo más presentable posible. -No está mal para ser solo una reunión causal-

Observó su actual vestuario, llevaba puesto una chaqueta de color negro con decoraciones que consistían en algunas franjas doradas en zonas determinadas como los cierres de algún bolsillo y la cremallera principal, debajo de esta una camiseta manga corta blanca, un cinturón negro con una hebilla plateada rectangular, pantalones que tenían unos cuantos rotos, y zapatos negros. Parecía ser una buena vestimenta para el inicio, tal vez al llegar le den algo más para usar.

Tomó las llaves de su actualmente departamento al igual que su teléfono celular y salió de allí cerrando todo

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Tomó las llaves de su actualmente departamento al igual que su teléfono celular y salió de allí cerrando todo.

Una vez afuera se dirigió a donde debía estar, mirando el reloj de muñeca que traía puesto observó la hora, eran las 7:48 a.m, y la hora de la dichosa junta era a las 8:30, no era un tiempo tan malo, sin embargo, considerando el hecho de cómo era la ciudad en donde residía actualmente sería un inconveniente, puesto que Tokio no era nada parecido a Karakura. En su pequeña ciudad al menos sé podría ubicar teniendo la ventaja de ser algo no tan grande, pero, al estar en la jodida capital de Japón, todo era más intrincado que de costumbre.

En su camino se topó con el semáforo para peatones en verde, y al cruzar a la otra cera se vio arrinconado por varias personas que no parecían respetar el espacio ajeno, todos iban tan juntos como una lata de sardinas. Aquello provocó leve molestia en su interior, su cara era muestra de ello, tanto era así que varias personas evitaban tropezarse con él, su rostro asesino espantaba a cualquier que pasara cerca suyo.

-¡Ay!- Una chica con gorra y mascarilla se tropezó con él por accidente, provocando que casi caiga de no ser por que la atrapó.

-Te tengo- La recompuso, a lo cual ella agradeció y siguió su camino rápidamente. -(¡Tch! ¡Respeten el puto espacio personal con un demonio!)- Pensó molesto mientras que por fuera sonreía levemente.

Finalmente pudo salir de aquellas olas de gente y llegó a una zona más espaciosa y sin muchas personas, cosa que lo hizo suspirar tranquilo, al menos recuperaría oxígeno.

-Menos mal, pensé que jamás saldría de ahí...- Murmuró ya más calmado, ahora si siguiendo el camino correcto. -Veamos...¿Donde era exactamente? Espero no haber tomado la ruta que no era- Sacó de su bolsillo una pequeña tarjeta.

El pequeño trozo de papel blanco indicaba un nombre con un logotipo, uno con el que desafortunadamente tenía correlación por un juego de palabras que hay en su nombre; al parecer una persona perteneciente a "Strawberry Productions" se había interesado en él, justamente a quien tenía de nombre lo más semejante a una fresa, que ironía, y no precisamente una graciosa.

Guardián de su Sonrisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora