Tercera Parte.

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Una pareja de estudiantes de Slytherin que estaban sentados en un sofá verde levantaron la vista cuando Harry entró. Éste se movió lo más callado que le fue posible y entonces dejó de caminar en absoluto, temeroso de que pudieran escuchar sus pasos.

—¿Qué fue eso? —preguntó la chica.

—No sé. Quizá alguien abrió pero decidió no entrar.

La primera se encogió de hombros y regresó a su libro. El segundo miró a través de Harry durante un momento más y entonces levantó su varita y le lanzó un encantamiento al reloj de chimenea que estaba encima de la mesa delante de él. Lo transformó en un reloj cucú que se vino abajo. La chica soltó una risita. Harry se apretó la capa de invisibilidad y observó los dos pasajes abovedados que salían de aquel salón. Malfoy no se había molestado en decirle cómo encontrar su habitación, maldito fuera el cabrón. Confiando en que los constructores de Hogwarts creyeran en la consistencia, Harry decidió tomar el pasaje de la izquierda. Seguramente estaría en problemas si éste lo dirigía al cuarto de las chicas.

El corredor estaba oscuro, iluminado solamente por unas esferas de tenue color verde que flotaban por encima. Para sorpresa de Harry, la primera puerta que encontró en el lúgubre pasillo estaba etiquetada con una placa plateada que tenía grabados tres nombres: "BONN – MARCHFIELD – NOTT". Harry se preguntó si todas las puertas estarían etiquetadas; ciertamente, eso le facilitaría las cosas. Aparentemente, así era: las siguientes dos puertas también tenían placas, cada una con nombres que no le resultaron familiares. La cuarta puerta rezaba: "MALFOY - WESTON – ZABINI". Harry giró el picaporte, el cual no estaba cerrado con llave. Era un cuarto pequeño con tres camas acomodadas en fila y dos ventanas muy altas entre ellas. Un cardumen de peces oscuros pasó nadando muy lentamente al otro lado de las ventanas, y luego se perdió de vista. Harry sintió una ráfaga de claustrofobia al recordar que se encontraban por debajo del lago. Si las ventanas se rompían, el agua seguramente entraría e inundaría las mazmorras. ¿Cómo podían los de Slytherin conciliar el sueño sabiendo eso?

—¿Potter? ¿Estás ahí? —La voz provino de la cama que quedaba hasta la extrema derecha y sacó a Harry de sus pensamientos acerca de las ventanas. Malfoy estaba acostado sobre esa cama: era apenas visible a través de las cortinas abiertas. La cama del centro tenía las cortinas totalmente abiertas: nadie podía estar escondiéndose ahí al menos que tuvieran una capa como la de Harry, pero la última cama…

Harry caminó hacia ella y abrió las cortinas con un fuerte tirón. Había esperado ver a un grupo de impacientes Slytherin escondidos ahí dentro, esperando para salir de golpe y ridiculizar a Harry en el momento que saliera de debajo de su capa. En vez de eso, la cama estaba vacía. Harry dejó salir un suspiro de alivio.

—Así que ahí estás. ¿Quizá quieras quitarte la capa?

Harry caminó hacia la cama de Malfoy y se bajó la capucha. Se retiró la capa de los hombros y miró a Malfoy; sólo entonces la enormidad de aquello lo golpeó. Estaba en el cuarto de Malfoy, y Malfoy estaba en su cama. Donde podían suceder más besos y… otras cosas. A Harry se le secó la boca.

—Hola —dijo.

—Hola. —La sonrisa de Malfoy fue fugaz y su pose parecía un tanto fingida, como si se hubiera tratado de acomodar en la cama para lucir casual y relajado, pero algo en la línea de su cuerpo lo estuviese delatando. El mero pensamiento de que Malfoy pudiera estar tan nervioso como él, alivió un poco la tensión que Harry sentía. Con comodidad exagerada, Harry dejó caer la capa de invisibilidad a los pies de la cama y caminó hacia delante para quitarle a Malfoy el libro que tenía en las manos. Encima de la cama estaba un fino marcapáginas de cuero con adornos de plata, así que Harry lo tomó y lo puso en el libro, el cual cerró y dejó en la mesita de noche. Entonces, se arrastró sobre la cama y colocó las manos a cada lado de Malfoy antes de bajar la mirada hacia éste con una sonrisa que esperaba fuera depredadora y no lo hiciera ver como a un tonto.

Estira y desea (traducción de Perlita Negra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora