Salto de fe

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Hange soltó la pila de papeles en el escritorio. No había nada interesante en el informe que Pixis le había mandado. Los papeles de Nile Dawk eran más de lo mismo. Lo único que era más o menos decente eran las dos opciones que había destacado del informe de Levi: Diana Sven y Marie Yalvstain, la primera era una noble con una educación esmerada, la segunda una huérfana que se había convertido en una poderosa comerciante dentro de la muralla Sina. Ambas inteligentes, bellas y con la disposición de servir en la misión tal como decían en las cartas que le había mandado. Se preguntó como Levi había logrado convencerlas de acceder a algo así.

Volteo hacia el sofá de su oficina donde su capitán dormía. Desde que llegó, llevaba un par de horas de sueño profundo. Debía de estar exhausto seguramente Levi trabajó sin descanso todo el mes. Hange se había mantenido lo más silenciosamente posible para no despertarlo. Lo miro con atención desde su escritorio, lucía tan pacifico.

[Quisiera poder ver ese rostro así ...todos los días....

Hange se sentía orgullosa de ser la única persona con vida que lo conocía mejor que nadie en el mundo, detrás de esa fachada de "el soldado más fuerte de la humanidad" se escondía un hombre con arrepentimientos y la pérdida constante pesaba sobre sus hombros. Levi había perdido el sueño hace muchos años. Hange no había dejado de despedirse desde que entró al cuerpo de reconocimiento y cada despedida era más dolorosa que la anterior. Y ella suponía que Levi no era inmune a este sentimiento, ella conocía que era un hombre muy sensible... Hange sintió ganas de acercarse a él, levantarse de su escritorio de comandante y acurrucarse junto a él de tal manera que pudieran encontrar consuelo juntos. Dejar de lado el deber por un momento, no ser la comandante, solo ser Hange, la mujer que necesitaba estar junto a su persona más importante.

[Si tan solo pudiéramos...]

Negó con la cabeza y una vez más deshecho esos pensamientos. Volvió a concentrarse en las cartas que le habían escrito ambas mujeres.

"Honorable comandante Hange Zoé..."

"...Se me ha informado de la situación que atraviesa Paradis..."

"...El capitán Levi me ha convencido..."

"...estoy dispuesta a entregar mi vida a Paradis..."

"...Al igual que ustedes quiero dedicar mi corazón..."

"...acepto la misión..."

"...llevaré a cabo la misión..."

Hange arrugó las dos cartas, las dos elecciones eran idóneas. Cualquiera las aprobaría, pero algo en su pecho la inquietaba. Esta sensación que no desaparecía desde que había leído la carta de Zeke. ¿era esto lo que sentían las presas ante los cazadores?, esa sensación de que estabas siendo acorralado....

Sin embargo, el sentimiento empeoró cuando sintió que el cazador no era Zeke, sino el mismo Eren.

Recordó esa noche en la oficina, cuando le pidió explicaciones. Hange ni siquiera recordaba aquel día... Fue una tarde cuando la reina los cito después de su primera expedición en el mar. Historia fue parte de la legión después de todo, en ella existía también un deseo por conocer el mundo exterior. Fue una tontería la cual ni siquiera recuerda haber hecho, en un arranque de entusiasmo ella tomó las manos de Eren e historia y las junto con las suyas. Eren se había quedado de piedra por la acción e inventó una excusa para retirarse con el rostro más blanco que la espuma del mar.

"Entonces...esta nueva...posibilidad que viste, fue una visión de la que apenas tienes conocimiento, en cambio tu otra alternativa la del genocidio la conoces a paso a paso. Es algo arriesgado cambiar las cosas de esta manera ¿no crees? incluso me atrevería a decir que es algo estúpido un cambio de planes así"

La Mision de la Comandante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora