Capítulo 1 Marlene

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Todo estaba oscuro, parecía que la electricidad se hubiera ido. No veía nada, no tocaba nada. Me sentía rara, como irreal. Pero no tenía miedo. Era un sentimiento similar a otros que tenía. Pero esos sentimientos sólo los tenía en sueños.

Se me abrieron los ojos, al decir la palabra sueño o saber que estás en una, desaparece. Me giré, vi a mi madre, su pelo recogido en un moño, su ropa casual. Tenía una mano encima de mi hombro.

- Es el día.- susurra tranquilamente.

Oír esas palabras me hizo sonreír. Me levanté de un salto y cogí la ropa que quería ponerme aquel día. Me cambié bastante rápido y me preparé. Volví a mi cuarto y me senté encima de la cama. Miré el móvil, tenía dos mensajes nuevos, los dos decían lo mismo.

"Es el día." leí en voz alta.

Uno era de mi mejor amiga Lindsay, y el otro de mi otra mejor amiga Kate. Respondí a los dos con las mismas palabras y levanté la vista.

En un rincón de mi cuarto, se hallaba una maleta grande y gris. Mi maleta. Al lado estaba mi mochila, donde guardaba mi monedero, el cargador del móvil y más cosas, como libros y mi portátil pequeño.

Miré la hora, las ocho y media. Me levanté de nuevo, puse mi móvil en mi bolsillo, cogí la mochila y la maleta y caminé hacia la puerta de casa, del piso donde vivía mi familia. Mi madre me esperaba en el ascensor, junto con mi hermano pequeño Teo. Cuando salí de casa cerré la puerta fuerte. No iba a volver a cerrar esa puerta en mucho tiempo.

Un taxi nos llevó al aeropuerto, donde encontré a Lindsay y a Kate esperándome. Lindsay era la más alta de las tres, con el pelo oscuro, casi negro, y la piel pálida como un mantel. Tenía un rostro cansado, pero sonreía con fuerzas. A su lado estaba Kate, la más bajita de las tres, no por mucho. Llevaba su pelo suelto y le llegaba hasta los hombros. Su pelo era el más claro, un castaño claro, como el chocolate con leche. No llevaba puestas sus gafas, Kate se las quitaba siempre que podía. Veía mi propio reflejo en las ventanas gigantescas del aeropuerto.

Llevaba mi pelo recogido en una coleta, a veces me molestaba tenerlo siempre en la cara. Mi pelo era de un rubio oscuro, pero delante de todo tenía pelos muy rubios, como blancos. Mi pelo en general era como el color de la miel.

Llegué hasta mis amigas y las abracé fuerte.

- Nuestras madres están esperando dentro.- dijo Lindsay.

Fuimos dentro, donde estaban dos mujeres y una niña que estaba con el móvil, no hablaba mucho y parecía cansada. Era la hermana de Lindsay. Nunca se hablaban en el colegio, y en casa solo parecían discutir. Las dos tenían los mismos ojos y la misma nariz, pero ahí se acababan las similitudes. La hermana de Lindsay, a pesar de tener un año menos, era más alta. Tenía el pelo marrón, 'más claro que el de Lindsay. La madre de éstas se parecía a las dos. Siempre me pareció un poco estricta, a veces demasiado. Los padres de Lindsay, a veces, no dejaban que fuese, cómo decirlo, libre. A veces me parecían irrazonables, pero querían a Lindsay y me soportaban a mí.

La madre de Kate era casi idéntica a su hija menor Kate. Era amable aunque Kate decía que era un poco fría a veces.

- Marlene, Teo necesita volver a la cama y tomar su medicina.-dijo mi madre.- Te quiero mucho, ten cuidado y envíame un mensaje cuando llegues.

Afirmé con la cabeza y abracé a mi madre. Después me agaché y besé la cabeza de Teo. Un poco después, las otras madres y la hermana de Lindsay también se fueron.

Lindsay, Kate y yo dejamos las maletas en una cinta y hicimos el rollo de pasar por seguridad y todo lo otro, hasta que por fin subimos al avión. Yo estaba en medio, Kate a mi derecha, al pasillo, y Lindsay a mi izquierda, le había tocado ventana. Nos quedaban alrededor de ocho horas hasta llegar al aeropuerto de Nueva York.

Delante nuestro teníamos 'pequeñas televisiones, con cascos y pelis incluidos.

- Por fin.- dijo Lindsay.- Soy más libre que nunca y voy a tener el mejor tiempo de mi vida.

- Será interesante, eso seguro.- añadió Kate.

Yo sonreí y afirmé con la cabeza, estaba demasiado nerviosa para palabras, y también demasiado cansada. Cerré los ojos y dormí durante unas tres horas más. Cuando me desperté me sentí infinita, con mucha energía.. Vi algunas pelis durante el resto del trayecto, y al fin el vuelo llegó a su final.

Bajamos en Nueva York y cogimos un tren y después un taxi para llegar a nuestra destinación. Al bajar del taxi con nuestras maletas y mochilas miramos a nuestro alrededor. La Universidad Nimberly. Estaba en mitad del campo y, según los folletos, los dormitorios eran muy acogedoras y el campus era gigante. Las tres caminamos hacia la entrada, donde estaba recepción.

- Hola.- dije.- Me llamo Marlene Leone, ella es Lindsay Aguilera y ella Kate Estrada. Somos nuevas este año.

La señora de atrás de la mesa nos miró y nos entregó, a cada una, un sobre grande.

- Aquí están vuestras clases, horarios, mapa de la Universidad y algunas cositas más. - después nos entregó otro más pequeño.- Y aquí están las llaves de vuestros dormitorios. Hay un ayudante en cada sector, pedirles ayuda si os perdéis.

Las tres nos giramos y nos miramos. Abrimos al mismo tiempo los sobres pequeños.

- Dormitorio 105 sector B.- dijo Lindsay.

- Dormitorio 105 sector B.- dije yo.

Kate no podía mirar el suyo, tenía miedo. Ella era muy tímida y si la ponían en otro dormitorio estaría destrozada. Con manos temblorosas Kate leyó su papelito.

- Dormitorio 105 sector B.- dijo con un largo suspiro. - Estoy súper aliviada.

- ¡Vamos a encontrar ese dormitorio!- dijo Lindsay cogiendo su maleta.

Kate miraba su mapa y nos guiaba por la universidad, Lindsay iba junto a ella y yo iba mirando a mi alrededor. Las vistas y los lugares eran fascinantes, y la gente era toda diferente.

Entramos en un edificio bastante antiguo, pero aún muy bonito, y encontramos el dormitorio 105. Usamos la llave de Lindsay para abrir la habitación, y al entrar vimos una habitación blanca, con tres camas. Parecía solitaria y no estaba decorada. Las tres escogimos una cama y deshicimos las maletas. Entonces alguien llamó a la puerta. No tenía ni idea de quién podía ser, acabábamos de llegar y no conocíamos a nadie. Abrí la puerta, fuera había una chica, bastante alta, con el pelo por encima de los hombros. Parecía tener la misma edad que nosotras, 16, o un año más.

- Hola.- me dijo sonriendo. - Me llamo Laura Roberts, mi dormitorio es el del fondo, el 120.

- Yo soy Marlene Leone, acabo de llegar de Barcelona.- dije.

- Hablas muy bien el inglés para ser española.- dijo.

- No soy de allí, nací en Inglaterra, soy nativa inglesa. Mis amigas son españolas.

Laura miró a Lindsay y a Kate.

- Vengo para ver si queríais un tour por la universidad, esta tarde podréis descansar y tenéis una semana hasta que empiecen las clases. - y añadió con un suspiro. - Y escoger un club.

- ¿Un club?- preguntó Lindsay al acercarse.

- Más tarde os dirán los detalles, bueno, ¿queréis el tour o no?- preguntó Laura.

Laura nos lo enseñó todo: la biblioteca, la cafetería, las clases... Al final nos dejó descansar en nuestro dormitorio esa tarde.

- Pero mañana, - dijo Laura. - hay una fiesta, para conocer gente. No hace falta que vayáis elegantes, con la ropa que lleváis bastaría.

Dicho eso, Laura se fue. Lindsay ordenó su ropa, Kate dormía y yo decidí ducharme y después echar una siesta cortita.

Pero las tres estábamos agotadas y caímos dormidas hasta el día siguiente.

PERDIDOS EN LA UNIVERSIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora