Teeth - Alec Volturi (Traducción)

ɪɪ. ʀᴇᴛʀᴀᴛᴏ ꜰᴀᴍɪʟɪᴀʀ

꧁🄿1|🄲2꧂ 

❨.｡.:*✧ 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐫𝐚𝐢𝐭❩

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"ALICE, ¿NO TIENES NADA MEJOR QUE HACER?" refunfuñó Rosalie desde su lugar en el suelo junto a la cama de la menor de los Cullen. Rebekah observó con una ceja levantada cómo Alice se revolvía entre la ropa de la menor. La vampiresa con aspecto de duendecillo había irrumpido en su habitación a primera hora de la mañana, ladrándole órdenes para que se preparara.

Quería tener un día de chicas.

Rebekah sabía que Alice quería distraerse de lo ocurrido y no podía culparla por ello. Bella había sido amiga de la vidente y la echaría de menos, por no mencionar que Edward estaba Dios sabe dónde y los dos siempre habían tenido algún tipo de extraño vínculo.

"Creo que un día de chicas sería divertido y apuesto a que a Esme también le encantaría unirse". Rebekah sonrió cuando Alice pareció animarse ante la idea y casi salió bailando de la habitación para ir a buscar a Esme.

La morena más joven suspiró suavemente mientras se levantaba de la cama y miraba la ropa que Alice le había tendido. Se decidió por un par de vaqueros azules con una camiseta blanca de tirantes que combinaba con una bonita franela de cuadros escoceses. Era un atuendo sencillo, pero con una bufanda y un par de bonitas botas con cuña quedaría bien.

"Nunca debimos salir de Forks". Rosalie refunfuñó desde su lugar en el suelo y Rebekah la miró.

Ya habían discutido antes y Rebekah entendía a donde iba su cuñada. Ella tampoco quería irse, pero la familia había llegado a un cierto acuerdo y cuando Carlisle se había puesto firme... el asunto había quedado zanjado.

"Lo sé, Rose. Pero no podemos cambiar lo que pasó. ¿Por qué no aprovechamos y vamos de compras con Alice y Esme? Y luego, cuando volvamos, podemos ver The Originals y babear por Elijah Mikaelson". La morena tendió la mano hacia la rubia, moviendo los dedos con una sonrisa de satisfacción en los labios.

Rosalie miró la mano de la más joven y dejó que una sonrisa cansada cubriera su rostro mientras permitía que su cuñada la levantara del suelo de la habitación del hotel.

Justo en ese momento Alice y Esme entraron por la puerta, ambas emocionadas por salir a pasar el día.

"Ya les he dicho a los chicos que tienen que esfumarse cuando volvamos". Alice saltó en su lugar mientras Rebekah se dirigía al baño para prepararse. "Ahora vi que Old Navy está teniendo una venta junto con esta boutique muy linda justo al final de la calle".

Rebekah escuchó la conversación mientras se preparaba. Ya se había puesto los vaqueros y la camiseta de tirantes y estaba peinándose cuando sus ojos se fijaron en el collar que había en el espejo de su reflejo.

Era un medallón con el escudo de los Cullen grabado en la parte delantera. Sus dedos se acercaron para acariciar la superficie rugosa y miró hacia abajo cuando abrió el medallón.

Habían dos fotos, una vieja y otra nueva. La foto más antigua era una de su vida humana y había significado más para ella que cualquier otra cosa en su posesión. Era de cuando ella y Emmett eran niños, ella tenía cinco años y Emmett ocho.

Su madre había luchado con ellos para que se hicieran una foto y, tras unas cuantas rabietas, por fin consiguió que Emmett se sentara con la pequeña Rebekah en el regazo. Aunque no sonrió durante mucho tiempo hasta que su hermano mayor le hurgó en los costados, provocando una risita incontrolable en la pequeña.

La otra foto era de las Navidades del año pasado. Habían conseguido meter a todo el clan Cullen en el marco.

Carlisle y Esme estaban sentados con una cálida sonrisa en los rostros mientras se apoyaban el uno en el otro. En la parte superior izquierda de los padres, Alice y Jasper estaban abrazados con una sonrisa deslumbrante en el rostro de la primera, mientras que el segundo se limitaba a sonreír.

Rosalie y Emmett estaban al otro lado, con el brazo de Emmett abrazando a Rosalie a su lado mientras la rubia tenía una suave sonrisa en los labios. El fornido hombre miraba a su esposa con pura adoración y Rosalie lo miraba mientras sus manos descansaban sobre su pecho. Eran tan perfectos el uno para el otro que a Rebekah le daban ganas de llorar.

Detrás de Carlisle y Esme estaba Edward, con una sonrisa en los labios y los brazos cruzados sobre el pecho. Esme había tardado unos cinco minutos en conseguir que su hijo más melancólico sonriera, pero al final había merecido la pena.

Y a los pies de los padres estaba sentada Rebekah, cruzada de brazos en el suelo. Tenía una sonrisa radiante en los labios y sus ojos dorados deslumbraban de alegría. Tenía la cabeza inclinada hacia un lado y la barbilla apoyada en la palma de la mano.

Era una foto preciosa. Una que Esme había puesto en un gran lienzo y estaba en algún lugar guardada a buen recaudo en una de las cajas.

Y ahora aquella familia feliz se estaba deshaciendo poco a poco. Edward se había ido, Alice estaba triste, Rosalie más tensa que de costumbre, y Esme y Carlisle no sabían qué hacer.

Así que sí, Rebekah estaba de acuerdo en que necesitaban un día de chicas, porque ella estaría condenada si perdía a la única familia que había conocido.

"Vamos, Rebekah, ¡chip chop, vamos!" La voz chillona de Alice sacó a la morena de sus pensamientos y dejó escapar una suave risita mientras cerraba el medallón y se ponía la franela sobre los hombros.

Tal vez las cosas saldrían bien.

Tal vez, sólo tal vez.

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