Capítulo 2. No pertenezco a tu mundo

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-¡Acaso ha perdido la razón, su alteza!- el grito de Sobek se escuchó entre todas las tropas que se preparaban para el viaje.

-El trono está en el fondo del océano... - Ryūjin colocaba un arnés con una soga en el fornido cuerpo de Taurus, quien por su parte estaba completamente confundido- Tendrá que poder respirar bajo el agua y resistir el viaje.

-Es algo denigrante, su alteza, es solo un terrestre- Taurus se sentía cada vez peor, pero no iba a causarle problemas al dragón de agua, así que haría lo que le pidiera, aunque estaba completamente confundido ¿Respirar bajo el agua? ¿Fondo del mar?

Las bestias empezaron a saltar al agua y una vez sumergidos, se transformaron: sirenas, tritones, hipocampos, morgawrs y jörmundganders, fueron algunos de los que pudo identificar el minotauro. Estaba concentrado cuando vio que Ryūjin se acercó demasiado hacia él.

-Disculpe su majestad, pero es la única manera- dijo el dragón de agua completamente sonrojado.

Sin poder reaccionar, las manos del dragón acercaron al minotauro, los labios de Ryūjin buscaron los de Taurus, quien, por la sorpresa, le dio la oportunidad para que su lengua lo invadiera por completo, se sentía mareado y sin aire, le costaba respirar, pero no quería que se detuviera.

Cuando el dragón lo liberó, pudo ver detalladamente el rostro del hombre que hacía latir demasiado rápido su corazón, pero justo cuando fue a decir algo, sintió un empujón y cayó al agua. Pronto descubrió que el culpable era Sobek, porque su enorme carcajada resaltaba entra las otras bestias que se reían.

Fue entonces cuando lo entendió, el beso del dragón le permitía respirar ahora bajo el agua gracias a unas branquias en su cuello. Una especie de piel verdeazulada lo cubría ahora, al menos gran parte de su cuerpo, lo que le permitía aguantar la temperatura de las heladas aguas y moverse un poco más fácilmente.

Su visión también mejoró, notando por completo el tamaño de las bestias con las que se encontraba. Algunas lo hacían sentir demasiado pequeño, pero su mayor sorpresa fue al ver a Ryūjin transformado. Su forma de dragón era diferente, tenía casi el triple del tamaño que recordaba y sus alas no estaban presentes. Su tono azul era más claro y brillante. Taurus estaba completamente atónito.

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Sobek colocó una enorme silla de montar en el gran dragón de agua antes de lanzarse al agua mientras se convertía en una especie de cocodrilo humano gigante. Dentro del agua, Ryūjin se inclinó ante el minotauro para que pudiera subirse. Taurus nadó torpemente y pudo sentarse, también vio donde debía agarrar el arnés que le habían colocado. Podía escuchar las risas o bromas de las bestias marinas, pero no le importaba. Él fue quien besó al príncipe, él era quien estaba ahora en su lomo. Eso era lo que le importaba.

El minotauro tuvo que aferrarse con todas sus fuerzas, las corrientes de agua no eran nada comparadas con sus viajes en el aire. Mientras más se sumergían, más se le dificultaba y sabía que el dragón se estaba conteniendo para no viajar a toda velocidad. Se sentía como una carga, lo cual empeoraba el pensamiento por el que no se atrevía a confesar sus sentimientos, sentía que realmente no tenía lugar en el mundo del gran dragón.

Mi hogar eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora