ⅠⅠ & ⅠⅠⅠ

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─ Vamos, pide por tu mami ─

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─ Vamos, pide por tu mami ─

Las lágrimas rodaban por sus mejillas, los sollozos le raspaban la garganta, y por más que intentaba solo surgían respiraciones extrañas y entrecortadas.

Quería gritar, con todas sus fuerzas, desde hace mucho tiempo que había querido.

─ ¿Qué pasa, cerdito? ¿Sabes que nadie va a escucharte, verdad? ─

Tiraron de sus cabellos para que alzara su rostro, aunque agitarse para liberarse solo lograba que tiraran más. Al menos lo intentó.

Solo provocó risas en esos chicos.

Su cuerpo fue tirado hacia abajo, su estómago golpeó una rodilla duramente, sacando todo el aire de sus pulmones, dejándolo hecho un ovillo en el suelo del baño.

Sus tres matones prosiguieron con revisar su mochila, buscando dinero, comida, o cualquier cosa que fuera de su interés.

Lucas no sabía porqué esos chicos le habían hecho tales cosas, él nunca les hizo nada malo.

Aparte de no hablar, Lucas no tenía nada malo.

Aparte de no ser tan delgado, no tenía nada malo.

Aparte de ser el protegido de la directora, él no tenía nada malo

Bien, quizás si tenía algo malo.

Y así, Lucas comenzó a pensar que todo él era basura.

Concentrado en mirar al suelo, Lucas intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones y los codazos

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Concentrado en mirar al suelo, Lucas intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones y los codazos.

Apenas llevaba tres meses en el colegio y ya comenzaba a odiar todo.

En su pueblo iba a una escuela con chicos como él, quizás no eran todos mudos, y algunos incluso hablaban de más pero con ellos se sentía cómodo, ellos estaban tan mal como él.

No entendía la razón del porqué su médico le dijo que ir a una escuela para chicos normales iba a ser bueno para él.

Esos chicos eran crueles, malos, que lo golpeaban en el baño de hombres, robaban su dinero o su almuerzo, eran los que dejaban pegamento en su silla, los que habían volcado una botella de agua en su mochila y los que han metido su ropa en el inodoro luego de una clase de gimnasia.

No hablaban con él más que para decirle cosas feas, lo apartaban de todos los lados y solo lo hacían sentir como una miseria.

Ya no le decía a la directora lo que hacían, pues descubrió que solo empeoraba las cosas.

No tuvo tiempo para esquivar el pie que trabó su paso, las manos en sus bolsillos no lo dejaron frenar, cayendo al suelo y su mejilla se estampó contra las lustrosas baldosas frías.

Escuchó risas y quiso llorar.

─ ¿Pero que putas mierdas te pasa pendejo culiao' hijo de la chingadera madre? ─

La confusión de Lucas aumentó, abriendo los ojos un poco más de lo normal.

¿Alguien lo estaba defendiendo?

¿Alguien lo estaba defendiendo?

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Mute (Night Duo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora