somos los mismos

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No es que las cosas estén mejorando, pero tampoco están peores. La madre de Jake sigue enferma, su hermana aún no puede volver de Los Ángeles y sabe que debe hacerse responsable. No culpa a nadie, pero sí desearía que su hermana estuviese acá o que el trabajo fuera un poco más liviano, se ha pasado las últimas semanas envuelto en informes y revisiones. De todas formas, siempre se hace el tiempo para cuidar a su madre y para pasar el rato con Olive.

Olive por su parte, ha encontrado un nuevo trabajo, algo temporal en una tienda de deportes. Le alcanza apenas para pagar el alquiler y comprar la comida del mes, sabe que no puede hacer ni un gasto de más.
Sabe que Jake hace todo lo posible para animarla y sabe que él necesita un descanso. Por eso ahora están en la casa de Anne, sentados en el sofá él recuesta su cabeza en la piernas de Olive y ella enreda sus dedos por sus rulos.
Anne descansa en la habitación la mayor parte del tiempo y ambos se encargan de levantar su ánimo, le cocinan cosas ricas, se recuestan con ella para ver películas y Jake la hace reír con sus chistes malos.

Olive puede notar en el rostro de Jake lo cansado que está, se la pasa todo el día preocupado por los demás, pero no deja ni un minuto para él mismo.

Esa es la razón del porqué está haciendo todo esto, ha preparado la cena favorita de Jake, ha comprado un vino exquisito y ha puesto la lista de reproducción que él le había regalado hace un tiempo, quizás luego puedan ver una película o simplemente dormir acurrucados en el sofá.

No sabe exactamente cuando es que cayó tan duro por Jake, ni siquiera pasa por su mente estar sin él. Le fascina cada parte y cada momento. Lo sencillo y romántico que puede llegar a ser, lo preocupado y atento que se muestra con ella siempre. Simplemente Olive no puede creer que todo esto sea real y que se merezca a un hombre como lo es Jake.

Prepara su mesa para dos con velas aromáticas y cuando tocan a la puerta, coloca los platos servidos.

Jake luce tan radiante como siempre, aunque igual de cansado. La camisa blanca se ciñe a su cuerpo a la perfección y tiene un mechón tras la oreja. Un suave beso es dejado en sus labios y entra de inmediato.

Se queda parado en medio de la sala y tal vez esté un poco confundido, no sabe si ha olvidado alguna fecha importante, pero está seguro de que no, o casi seguro. Gira sobre sus talones y apunta con el pulgar hacia la mesa.

"Sorpresa", dice Olive acurrucándose entre sus brazos abiertos.

"¿De qué va todo esto, Olive?" Pregunta con la voz suave, sobre su oído y acariciando su espalda.

"Te he visto agobiado toda la semana", se separa un poco y lo mira. "No sé, pensé que necesitabas un descanso, ¿no te gusta?"

"Claro que sí, cielo. Eres la mejor." Besa sus labios con lentitud, sin prisas, como si todo el tiempo del mundo estuviera a su disposición.

"Entonces, vamos a comer."

Efectivamente, terminan enrollados sobre el sofá, Olive está un poco dormida, pero sigue mirando la película. Jake por su parte, no puede estar más despierto, tiene su brazo por sobre la cintura de ella y no ha dejado de acariciarla, le gusta sentirla cerca. Le gusta su compañía, que se ría con él de sus bromas, que lo bese así de repente, que lo abrace cuando sabe que lo necesita.

Y la mira, acurrucada entre sus brazos, tan simple es el momento, que no puede imaginar algo más perfecto. Deja un beso en su hombro y ella se gira sobre sí misma para mirarlo. Frente a frente. Jake se acerca a su rostro y la besa por todos lados, susurra suaves te amo, mientras ella suspira totalmente feliz.

Y están completamente jodidos, ambos vueltos locos por el otro y no pueden evitar sentirse dichosos.

Es ahí cuando Jake lo sabe. Ni siquiera lo tiene que pensar dos veces. Se aleja un poco para mirar su rostro y mientras recorre su brazo con su mano, abre la boca para hablar. Ya no tiene ninguna duda, y si esta idea había pasado por su mente antes, no fue hasta este momento en que se dio cuenta de que realmente lo quería.

"Cásate conmigo."

Su corazón está acelerado a mil por hora, pero está seguro de lo que quiere. Olive no se lo puede creer, está muda y no se ha movido ni un centímetro.

"Jake..." Busca las palabras, pero se ha quedado en blanco y eso es lo único que sale de su boca.

"Cásate conmigo, Olive." Vuelve a repetir, esta vez en un susurro que solo ellos dos pueden oír. "No tengo un anillo para pedírtelo ahora, pero sé que esto es lo que quiero."

Olive niega un par de veces pero luego comienza a asentir. "No me lo puedo creer", es lo primero que abandonar sus labios. "Sí, Jake, me quiero casar contigo."

Tienen los ojos inundados en lágrimas, lágrimas de emoción y felicidad. Ambos se sienten tan abrumados, a punto de estallar de amor. Están abrazados en el sillón, en un departamento sólo para ellos dos, todo se siente tan íntimo, tan poco real, que les cuesta un poco creerlo. Y como si lo hicieran para convencerse de que está realmente pasando, unen sus labios y traspasan todo el amor que sienten por el otro. Las manos entrelazadas y las sonrisas en sus caras.

Al fin de cuentas, siguen siendo los mismos chicos que se enamoraron a los dieciséis años, el amor sigue tan fresco como en aquellos días y ellos lo saben con seguridad.

Same old loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora