Drabble Impact [Genshin Impact / +18 / Solo chicas]

7. Los cuidados (Kokomi x Kujou Sara)

Noto sus caricias en mis muñecas. En mi pecho desnudo. También en mis piernas. Me roza la piel con cuidado como si tuviera heridas y me las estuviera sanando.

No tengo heridas, solo marcas de las cuerdas que ha usado para atarme. No duele; nos excita.

Alzo la cabeza y beso a Kokomi.

—¿Relajada? —me pregunta. Yo asiento en silencio—. Te quiero, Sara.

—Yo también te quiero.

Las sonrisas se abren paso, y luego los besos.

Kokomi siempre es muy cuidadosa con todo lo que hace, pero aún lo es más después de una sesión como la que hemos tenido. Ni siquiera ha habido sexo como tal; estar envuelta en cuerdas bajo el cuidado de la sacerdotisa era todo lo que necesitábamos.

Ella es discípula de Ayaka, quien ha difundido este peculiar arte, y también es suyo el razonamiento de siempre mimar a la persona atada después de cada sesión.

—¿Qué tal ha estado? —me pregunta—. ¿Alguna cosa que deba mejorar?

—Creo que no. Pero me gusta más cuando mis manos están libres, así puedo estirar los dedos. Me gustó más la forma de la última vez por eso.

—La forma de capturada te gusta más que la del rezo, anotado.

Empiezo a notar el calor en mi cara antes de decirlo siquiera.

—El azote en mi trasero cuando me he movido demasiado ha sido... muy bueno.

Kokomi sonríe con una picardía que no habría imaginado en una sacerdotisa y desliza una mano hacia la nalga castigada.

—Lo tendré en cuenta —canturrea.

Kokomi difiere en Ayaka en lo que se debe hacer además de atar a la persona. A mi novia le gusta añadir elementos que también me recuerden quién está indefensa, a su merced.

Le gusta humillarme. Pero solo cuando estoy atada. Es una versión íntima y sana de una derrota en batalla y adoro cada segundo de ello.

Pero cuando todo ha acabado, todo vuelve a su sitio. Es la Kokomi agradable y mimosa de la que me enamoré y nos cuidamos a cada segundo.

—¿Y yo? ¿Puedo hacer algo para mejorar? —me ofrezco.

—Mmm... El otro día sí que te dije de ser flexible con las posturas, pero hoy no tengo nada que decir. ¡Ha sido muy divertido!

—Sí que lo ha sido.

Me acurruco en su pecho. Ella no está desnuda como yo, lleva un pijama de seda muy ancho que aprovecha para taparme. No hace frío, pero es otro gesto de cuidado que valoro.

—¿Prefieres estar en la finca de Ayaka la próxima vez?

—No —contesto—. No tendría el mismo significado.

Estamos en la cueva secreta de Kokomi. Hay un fuego crepitando, montones de libros al alrededor de la cama dónde estamos y me llega el aroma de la isla de Watatsumi. No hay lugar más íntimo y personal que este. Es una muestra de confianza y cariño única de Kokomi.

Ojalá todas las parejas se trataran con este cuidado.

Este drabble lo he dedicado a algo que he nombrado varias veces pero que solo ha aparecido de pasada o al final de algún otro drabble: el aftercare. En la comunidad del BDSM, el aftercare es prácticamente una obligación. Pueden ser mimos, comer juntas, ver una serie, preguntarse qué ha ido bien y qué no, mejoras... Hay mil maneras de realizarlo. El objetivo es relajar el cuerpo y cuidarse. Pensad que el BDSM suele tener dinámicas que en la vida real podrían ser muy dañinas (habéis visto ejemplos en drabbles anteriores), así que, para asegurarse de que unas ataduras o un intercambio de poder humillante forman parte de una escenificación y no de la vida real, los participantes crean este aftercare como espacio seguro y como vuelta a la realidad. 

Os diré más, la gente de la comunidad BDSM recomienda a las parejas que tienen sexo convencional que también tengan aftercare. ¿Cuántas veces veis pelis, series o comentáis con vuestros amigos lo muy insensible que ha sido una persona después de tener sexo? ¿O que se ha dormido? ¿O que se ha largado? ¿O que incluso ha roto normas que se habían impuesto al inicio y ha hecho sentir mal a su pareja sexual? Tanto el sexo como el BDSM son una puerta a la intimidad y deberían compensar esa forma de abrirse con el cuidado que da el aftercare.