𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚊

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A la edad de 18 años Nayeon presenció por primera vez a una pareja homosexual darse cariño.

El aire se le había estancado y la boca del estómago se le cerró, no podía hacernada más que mirar, aunque quisiese apartar la mirada simplemente no podía.

Pensó que su cuerpo le estaba jugando una mala broma cuando sus mejillas se ruborizaron, pintándolas de un tierno color rojo.

Sus padres le recordaban que las parejas homosexuales estaban desviadas, que caminaban por el camino del pecador y que no entrarían al reino de los cielos. Además había recibido siempre las enseñanzas de la señora Lee, aquella que dirigía las pláticas a los jóvenes para reforzar su fé.

E incluso como una fiel creyente ubicaba que la Biblia no aceptaba tales actos.

Simplemente no.

Pero entonces se vio en medio del centro comercial, mientras caminaba con su amiga Tzuyu y hablaban animadamente de comprar un par de ropa a juego.

Habían salido temprano por la mañana, cuando el rocío apenas se despejaba y parecía que el suelo se movía bajo ellas.

Desayunaron en una cafetería unos HotCakes con café, también se hizo con un batido de banana y por la tarde ambas compraron un par de helados.

Tzuyu le hablaba animadamente de cómo le estaba yendo en la Universidad, también le dijo por ahí que se había metido a un club de jardinería y que pronto le llevaría unas lindas gardenias para que no estuviese tan solita.

Fue entonces que halló con la mirada al par de hombres que se tomaban de la mano; parecían rondar las veintena y llevaban ropas azules a juego.

Se les veía tan felices y platicaban animadamente, hasta que un beso confirmó lo que Nayeon tanto negaba.

La castaña se preguntó entonces si a ellos no les importaba ir al infierno, si tanto se amaban como para soportar el dolor eterno. Incluso pudo escuchar como un par de chicas chillaban ante tal escena, pero por su contrario parecían felices, soltando cosas como que hacían una linda pareja y que ambos eran demasiados guapos.

Para ese momento Nayeon se había sumido en sus pensamientos, si no fuese por Tzuyu que le sacó de su ensoñación y pudieron continuar tranquilamente.

Sin embargo los pensamientos de la fémina giraron en torno a la pareja, debatiéndose consigo mismo si aquello estaba mal o bien.

A pesar de que siempre le dijeron que estaba mal.

Y pronto pasó una semana sin obtener respuesta, los pensamientos se le debatíanlos unos con los otros y ella misma se preguntaba por qué le daba tanta importancia cuando tan solo tenía que ignorar y concentrarse en sus estudios.

Para la mañana del Miércoles en Marzo había conseguido un trabajo como cajero en una tienda de víveres, hacía ya un año cuando se había mudado a un departamento que le quedaba más cerca de la Universidad. Y aunque sus padres insistieron en seguirle enviando dinero ella se negó y les dijo que quería comenzar a independizarse.

Tenía varios proyectos por terminar y aunque aún le quedaba tiempo quería hacerlos cuanto antes para evitar estresarse.

Yang Jeongin, un bonito pelinegro que tenía a media universidad tras el se le acercó, dándole un beso en la mejilla.

— ¡Nay! ¿Cómo estás? — preguntó el sonriente. Ambos caminaron por los pasillos dónde la multitud de estudiantes rebozaba.

— Uhg, b-bien, ¿Y tú?...

𝑩𝒐𝒓𝒏 𝑭𝒐𝒓 𝑬𝒗𝒊𝒍 / ⊱𝟐𝒀𝒆𝒐𝒏⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora