𝙱𝚘𝚛𝚗 𝚏𝚘𝚛 𝚎𝚟𝚒𝚕

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El amanecer en una buena compañía puede ser una de las cosas más hermosas en el mundo; donde los rayos del sol acarician suavemente la faz de la tierra, tímido presentándose en el horizonte, iluminando los corazones más oscuros, y tal vez inclusive hasta los más perversos.

En realidad, incluso compartir la cosa más sencilla del mundo podría ser maravillosa, siempre y cuando fuera hecha junto a la persona correcta.

Es por eso que cuando Jeongyeon despertó mientras el arrebol se presentaba, un cálido sentimiento le inundó el pecho cuando en sus brazos pudo notar el cuerpo aún dormido de su amada.

La piel pálida descubierta, apenas siendo tapada de la cintura hacia abajo por una fina sabana. La respiración tranquila y los revoltosos cabellos castaños, junto a esos labios bonitos entre abiertos.

Era hermosa.

El amanecer igual, pero su belleza se veía opacada por Im Nayeon.

Era lo que siempre había querido, deseado y anhelado, y justo ahora, mientras dejaba besitos sobre los hombros descubiertos logró caer en cuenta, una vez más, que finalmente ella estaba allí.

Estaban juntas, finalmente después de tanta espera, y era lo único que importaba.

Jeongyeon estaba completa, todo en ella estaba justo como tenía que estar.

Su cuerpo se sentía lleno por el poder que incrementaba en ella, más fuerte y poderosa. Preparada totalmente para el plan mayor, por el que había nacido.

Pero mientras la hora aún no llegaba disfrutaría pasar todo el tiempo posible junto a su adorada esposa.

Esposa.

Cuanto amaba ahora la manera en la que aquella palabra le hacía llenar el pecho de orgullo.

Cierto, Nayeon ahora era su esposa y se preguntaba si aquello no era un sueño, o tal vez había muerto y por alguna extraña razón había ascendido al cielo.

Porque para Jeongyeon, Nayeon era un ángel.

Que extrañamente se había fijado en una demonio tonta como lo era ella.

La cabellera castaña se removió hasta dar la vuelta y quedar frente a ella, los ojitos color miel se abrieron lentamente dejando ver un brillo hermoso en ellos.

— Buenos días — habló Jeongyeon, dejó un besito en la nariz de la pálida quien se encogió en su lugar con un sonrojo.

— Bu-bueno días, Jeongie.

Decir que Nayeon estaba totalmente tranquila sería mentir, pues ella se encontraba hecha un desastre.

Se sentía bien despertar en los brazos fuertes y robustos de la pelinegra, mientras su cuerpo descubierto era examinado y ella se sentía pequeñita bajo la mirada hambrienta.

Y es que no podía evitar sonrojarse al descubrir su propia desnudez y la contraria, bajando la mirada tímida, aunque cuando hizo aquello se topó con unos pechos redonditos y de buen tamaño, lo que hizo que su sonrojo aumentara en gran medida.

— ¿Estás bien? Estás muy roja — Jeongyeon posó su mano en la frente contraria, intentando hallar algún aumento en la temperatura, pero todo estaba correctamente.

— No, n-no es nada... solo...— sin poder decir más se dejó inclinar hacia el cuerpo de la mayor, acurrucándose y escondiendo el rostro en el pecho.

Jeongyeon rió por la inocencia de su amada, le acarició el cabello para que lograra entrar en más confianza.

— No estés tímida ahora, ¿Recuerdas? — se inclinó hacia el cuerpo más pequeño, susurrando contra su oreja — Ayer ví todo de ti — susurró tan bajo, mandando una ola de corrientes eléctricas a la contraria.

𝑩𝒐𝒓𝒏 𝑭𝒐𝒓 𝑬𝒗𝒊𝒍 / ⊱𝟐𝒀𝒆𝒐𝒏⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora