AMBER STIRLING
[Doce años atrás]
Esperó...
Esperó...
Y esperó...
A su regreso, a escuchar esas palabras. A recibir algo de ese afecto que todos recibían gratis.
Pero nunca pasó.
Ella veía a los niños en el orfanato ir y venir. Partir de la mano de padres que realmente los querían.
Sabía que Violet soñaba con que padres la adoptaran. Amber soñaba con que sus verdaderos padres volvieran por ella, que la miraran a los ojos y le dijeran cuanto la amaban, que dijeran entre lágrimas que cometieron un error y que nunca más la volverían a dejar sola.
Pero eso jamás pasó, sus padres la habían abandonado mucho antes de dejarla en ese agujero.
Donde nada era propio y donde las carencias eran lo único que abundaba.
La mayoría de las personas dejaba de creer en el amor al crecer, Amber dejó de creer por completo en ese sentimiento desde antes de que aprendiera atarse los zapatos.
¿Cómo podría creer en el amor cuando las dos personas que se suponía debían amarla podían dejarla sin miramiento alguno?
Ese sentimiento de pérdida, de abandono, de temor a ser intercambiable, reemplazable, desechable nunca se fue.
Amber levantó la mirada de entre sus brazos y mientras contemplaba la salida cerrándose del orfanato se preguntó si tal cosa como el amor eterno realmente podía existir.
. . .
Amber abrió los ojos y se incorporó en la cama. Su corazón latiendo y el sabor de la melancolía todavía amargando su corazón. Miró a su alrededor encontrándose con su habitación cubierta en oscuridad. A ciegas movió su mano a la derecha y su mano aterrizó sobre cálida piel y áspero vello, cerró los ojos y se concentró en el tranquilo latir que podía sentir a través del músculo y el hueso, justo debajo de su palma.
Los latidos del corazón de Will sirvieron como un tranquilo tempo que lentamente la puso en calma.
Tragó saliva y exhaló lento. Bajó de la cama, se puso un par de shorts de tela rosa y una blusa blanca con la cara de Hello Kitty en el pecho. "Esta camiseta hace que mis bubis se vean enormes" había comentado Amber en una ocasión cuando la vieron en un bazar de segunda mano. Al día siguiente Violet había aparecido en su cuarto con la camiseta en las manos, "Para ti".
Era su camiseta favorita, la que vestía cuando se sentía azul.
Salió del cuarto y se dejó caer sobre el alféizar, con la espalda contra el marco y las piernas abrazadas contra el pecho, contempló la torre Eiffel brillando a lo lejos, sirviendo como farol, dando dirección a todos los habitantes de París.
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EN LA CAMA DEL PROFESOR (+18)
RomanceLa última vez que nos vimos éramos amantes, ahora, somos profesor y alumna... William Silver, mi adicción, mi perdición. Creí dejar su recuerdo atrás, creí olvidar sus detalles preciosos, su corazón de oro y su talento en la cama pero... ¿Qué pasa c...