La última vez que nos vimos éramos amantes, ahora, somos profesor y alumna...
William Silver, mi adicción, mi perdición. Creí dejar su recuerdo atrás, creí olvidar sus detalles preciosos, su corazón de oro y su talento en la cama pero...
¿Qué pasa c...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Crees que no veo a través de tus truquitos? —dijo el hombre acercando su rostro al suyo—. ¿Crees que no noto que viniste a mi oficina usando una blusa con dos botones más sueltos de los que usualmente usas y esa falda al menos cinco centímetros más corta de lo que acostumbras ¿Huh?
Amber trató de pretender inocencia pero era apenas capaz de contener su propia sonrisa.
—No sé de qué está hablando, profesor Silver —dijo en el tono inocente más coqueto que pudo conjurar.
Will comenzó a restregar su sexo contra la parte externa de su muslo, los músculos de su pierna se sentían duros contra la entrepierna de Amber.
—Amber, tu mente es la más brillante en todo este campus, no te hagas la inocente, sabes exactamente lo que estás haciendo.
Lo hacía, Amber no quería que Will le regalara una calificación, pero quería que le diera un vistazo mejor a su trabajo, si no lo hacía, tal vez podría convencerlo con... sus encantos. De no funcionar, como mínimo obtendría una buena sesión de sexo.
—Este comportamiento es inaceptable —Will soltó su muñeca y la tomó de la cintura—. Poniendo en juicio mi ética de esta forma. Implicando que soy capaz de darte un trato especial sólo porque te deseo como a nadie.
Acercó sus labios a los suyos.
—¿Crees que es correcto faltarle el respeto a tu profesor de esa forma? ¿Hmm?
—No —Amber respondió en un coqueto susurró.
Will sacudió la cabeza.
—Acciones como esta merecen una reprimenda, una sanción inmediata.
Soltó su cintura y retrocedió dos pasos.
—Falda arriba, pantis en el suelo y pecho sobre mi escritorio, ahora —ordenó desabrochándose el cinturón.
Amber obedeció con una sonrisa en el rostro.
—No estés tan contenta, esto es un castigo para ti y un premio para mí —dijo tomando el lubricante que siempre guardaba en el cajón—. Lo merezco por tener que quedarme hasta tarde a revisar tantos trabajos.
Amber miró hacia atrás y observó cómo el hombre dejó caer varias gotas de lubricante sobre su erección antes de esparcirlas a base de caricias por toda la extensa superficie de su carne, dejandola brillosa de base a punta.
Will separó las piernas y se posicionó entre los muslos abiertos de Amber.
Se enterró en ella de golpe.
—Esto es impropio de ti, Amber —Will gruñó contra su oído—. Seducir y coquetear de esta manera, aunque me fascina verte hacerlo conmigo, es inapropiado en esta escuela —se movió en su interior, dentro y fuera, follando su perfecto cuerpo sin piedad.
El obsceno sonido de su cadera chocando contra los glúteos de Amber resonó fuerte sobre sus gemidos.
—¿Pensaste que caería así de fácil? ¿Huh? Seguro pensaste que te daría lo que quisieras con sólo demandarlo.
