Capítulo 3 - Muy tarde para confecciones

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—     Emilia...

La vampira no despego la mirada de la bruja ni por un instante, sabía que en cualquier momento Quinn podía hacer de las suyas y esta vez no perdería la oportunidad.

—     ¿Te cansaste de jugar a las escondidas? Si en realidad hubieras querido buscarme ya lo hubieras hecho sin problema alguno. — La vampira la acusó.

En un abrir y cerrar de ojos, Emilia tenia a Quinn agarrada por el cuello y pegada contra la pared del callejón. La bruja abrió sus ojos asustada por la presión que solo una mano de la vampira estaba ejerciendo en su cuello, en tan solo un año, Emilia aumentó su fuerza y eso mantuvo a la bruja pensativa.

—     ¡Te hice una pregunta, cucaracha!— La vampira gritó con rabia y apretó el cuello de la pelinegra haciendo que esta tratara de zafarse de su aguante con ambas manos, pero su intento era fue en vano.

Los ojos de la bruja estaban comenzando a brotar y el color de su pálida piel estaba tornándose purpura por la falta de oxígeno. Quinn estaba tratando de hablarle pero el agarre que tenía en su cuello se lo impedía. Emilia apretó un poco más, aumentando la presión hasta que la soltó y la bruja cayó al suelo, su desesperación por volver a respirar la había ahogado y había comenzado a toser.

—     ¿En realidad piensas que soy tonta?— Emilia se mofó y pateó a la bruja, que aun yacía en el suelo tratando de recuperarse.

—     ¿En realidad pensaste que me quedaría con la culpa de la muerte de Lydia?

La vampira pateo a la bruja con más fuerza, esta vez Quinn rebotó con la pared que tenía detrás y sus ojos se aguaron al notar que había comenzado a sangrar. Emilia se apresuró hacia ella y bajó al nivel de la bruja para tomarla por la camisa.

—     Tu sabias cuales eran los planes de Draco desde el principio, y aun así decidiste correr con el espectáculo y dejar que una niña inocente muriera.

Quinn escupió otro buche de sangre luego de recibir un golpe en su rostro, cortesía de la mano de la vampira. Emilia levantó el puño de nuevo, dándole oportunidad para que la bruja hablara pero esta no respondía. La paciencia de la vampira estaba comenzando agotarse y cuando volvió a levantar su puño, la bruja habló.

—     Mi intención no era matar a Lydia, cuando te lancé la cuchilla mi intención era que se la lanzaras a Draco, para así lastimarlo unos minutos, suficientes como para poder huir del lugar. — Mascullo la bruja con la energía que le quedaba.

Emilia le respondió con una mirada fulminante y otro puñetazo, uno que no decidió parar. Sus sentimientos estaban en el borde de cruzar la locura y con cada golpe que le daba a la bruja se sentía cada vez más lejos de su cordura. Lagrimas habían comenzado a bajar y en ese exacto momento la bruja aprovecho la oportunidad para patearla y sacársela de encima.

La pelinegra logró pararse, pero con dificultad. Siempre le había temido a la vampira, pero la criatura que estaba parándose del suelo a unos pies de ella, ya no era Emilia, era un monstro.

La vampira siseó rabiosa y limpió un hilo de sangre que bajaba por su labio inferior. Quinn retrocedió unos pasos hasta que su espalda choco con la pared, se agachó y cerró sus ojos esperando otro golpe, pero no sintió nada.  Al abrir sus ojos para mirar a Emilia, se sorprendió al notar que seguía parada con su mirada perdida al final de la calle.

Emilia

Quinn notó como la vampira se había detenido por completo y ahora sujetaba un collar que colgaba de su cuello mientras retrocedía. La bruja trató de fijar su mirada a donde la vampira seguía mirando sin parpadear, pero no veía a nadie.

El renacer de los caídos (2da parte de LDCDE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora