Capítulo 6 - Secretos del corazón

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La costa norte de Puerto Rico estaba calurosa, sin una brisa que pudiera al menos mover las palmas que convivían junto a las brujas del sector. Debido a las altas temperaturas, ellas habían cesado sus labores diarias y ahora se refugiaban en sus hogares a esperar el atardecer.

María caminaba de lado a lado con inquietud mientras esperaba por la llegada de Ezio. Habían pasado dos días desde la última vez que lo vio, justo antes de subir al taxi que la llevaría al aeropuerto.

- Me estas mareando, mujer.

Quinn apareció en la entrada de la sala con una mirada molesta. La joven bruja la ignoró y se acercó a la ventana por enésima vez esa noche. Algo muy dentro de ella le susurraba razones para angustiarla, algo no andaba bien y al no saber nada del vampiro la inquietaba aún más.

La pelinegra rodó sus ojos y caminó hacia la entrada principal, Ezio había llegado y no estaba solo. María notó a la bruja dirigirse hasta la puerta principal y de un brinco apresuró el paso para ser ella quien abriera la puerta, llevándose tremenda sorpresa al encontrarse cara a cara con una de sus peores pesadillas.

Ezio no estaba solo, a su lado se encontraba nada más ni nada menos que la vampira culpable de todo, Emilia. Parados en la entrada de la casa, los dos estaban entripados de agua marina y con cara de pocos amigos.

- Necesito que la dejes pasar, querida. - Ezio se apresuró a decir al notar la cara de sorpresa angustiada de la joven bruja.

A María le choco la bienvenida de su apuesto caballero, recién no lo veía por unos días y la primera palabra en dirigirle era que dejara pasar a su ex amante. Su mirada se tornó oscura, sus ojos solo veían a Emilia como malas noticias y en su hogar no había espacio para más demonios como ella.

- María, - El vampiro entró a su hogar y se acercó a ella, tomando sus manos, haciendo que la joven bruja lo mirara a los ojos. - Necesito que la dejes entrar, Emilia no hará nada para perturbar tu paz. Será como si no estuviera, solo por un tiempo. - Ezio le suplicó de manera sutil y María volvió a mirar a la vampira y asintió sin ganas.

- Puedes pasar, Emilia...

La vampira bajó la mirada y entró a la casa, Quinn con su mano la invitó a que la siguiera para dirigirla a una de las habitaciones pero Emilia la ignoró y sin mirar atrás se dirigió al balcón de la casa.

La pelinegra intercambio una mirada de advertencia con el vampiro antes de sumergirse en la oscuridad del pasillo principal de la casa.

Silencio inundo la habitación, la nueva pareja continuaba su abrazo, ninguno de ellos queriendo romperlo por temor a que se quebrantara su presente. Ezio sabía que María estaba muy molesta por haber traído a Emilia a la isla, pero en el momento de su vago recuerdo de Francia solo una idea cruzó por su mente, traerla de vuelta para protegerla.

- Es muy tarde para peleas o discusiones, solo quiero descansar, solo por esta noche. En la mañana dialogaremos el asunto. - La bruja de cabellos castaños indicó mientras se separaba de los brazos del vampiro.

- Dialoguemos hoy, no quiero comenzar el día con negatividades. - Contestó el vampiro.

- ¿Qué más negativo que tener dos vampiros y una hechicera de mala sangre en mi hogar?

Emilia pretendía no escuchar la discusión que se desataba a solo unos pasos de ella, su mente le gritaba que saliera y huyera pero su cuerpo parecía inmune a sus decisiones, como si su cuerpo estuviera desconectado por completo de su ser.

El renacer de los caídos (2da parte de LDCDE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora