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Para su sorpresa lo tan importante que Oliver tenía que decirle resulto ser que su hermano menor entro al equipo de Gryffindor como buscador. No pudo ser más feliz en ese momento.
¡Por fin uno de sus hermanos iba a sentir la necesidad de escucharlo hablar del Quidditch por obligación y por amor al juego!
Y así podrían hacer sentir orgulloso a su padre como nunca antes, destrozando al equipo de Slytherin de ser los campeones por 3 años consecutivos y Oliver dejaría de llorar en las duchas por semanas al perder contra Slytherin.
En su plan a felicidad perfecta solo había un pequeño percance, del cual su perfecta novia y su “dulce” hermanita le recalcarían un “te lo dije” con un buen ritmo y una coreografía excelente, Harry simplemente lo ignoro en toda la explicación de Oliver sobre el Quidditch.
Llego a tal punto que pensó que podría llegar a ser una decoración del castillo, no era mala idea, iba a asustar a muchos de esa manera.
— Si tienes alguna duda más puedes consultarme o consultarle a Liam, nuestro apreciado vicecapitán —en ese momento solo pudo mostrar una sonrisa incomoda.
Oliver tuvo la brillante idea de dejarlos solos con alguna excusa. Si antes le decías que iba a tener la oportunidad de estar cerca de su hermano y entrenar juntos, era seguro que iba a gritar peor que adolescente en el concierto de su cantante favorito.
— Papá debe estar muy orgulloso de ti —soltó sin pensar al ver que Harry se estaba yendo.
Y al parecer, por primera vez en el año, algo que dijo de manera impulsiva funciono. Al ver directo a los ojos de Harry pudo ver felicidad pura ante las palabras.
— Él era muy fan del Quidditch, puedes comprobar en la sala de trofeos que su nombre figura como buscador y cazador. Según la profesora McGonagall, fue uno de los mejores jugadores de su generación —una suave sonrisa se formó en su rostro antes de despedirse de Harry.

El mapa del merodeador era la mejor creación que conoció en años, el robárselo a Filch por persuasión de los gemelos Weasley fue sin lugar fue su mejor casi cagada de toda su estadía en la escuela
El mapa era perfecto para escabullirse a la entrada de la sala común de Hufflepuff sin ser detectado más que por algún elfo doméstico, la mayoría estaba sobornado para no decir nada incluso el elfo doméstico que antes servía a la familia de Félix.
Todo estaba perfectamente calculado para poder pasar a buscar a Charlotte e ir algún salón vacío, jugar a las cartas o disfrutar de la presencia del otro era genial, sumado a la adrenalina que les daba poder ser descubiertos, ante cualquier cosa estaría su pequeña “hija” Ellen para encubrir a Charlotte.
Era su pequeña e inocente travesura de cada dos semanas.
Después de un rato de deambular y esquivar tanto a Peeves como Filch llegaron a una salón cerca de trofeos, tal vez por la necesidad de Liam de ver el trofeo de James cada que puede.
Decidieron sentarse en punto ciego del salón con la suficiente vista al exterior como para poder esconderse en caso de ser necesario.
— Es bueno ver que paso algo bueno esta semana —y ahí estaba de nuevo, Charlotte sabía lo que estaba pasando sin que se lo contara— Igual me lo dijo Wood y los gemelos Weasley, tienen una lengua muy suelta, incluso para ser de Gryffindor —confesó con cierta burla en su voz.
Antes de responder algo ambos escucharon voces cerca, por precaución se escondieron, si era algún prefecto o premio anual podían llegar a convencerlos de no mandarlos al frente con algún profesor, por el momento no iban a arriesgarse.
Sin importar quien estuviera afuera decidieron que lo mejor era irse
— Está retrasado, tal vez se acobardó —lograron escuchar a alguien si su memoria no fallaba, era uno de los chicos de 1°.
— Claro que no, Ronald, los únicos lo suficientemente estúpidos como para creer que Malfoy iba a venir son ustedes —una vez que comprobó, al escuchar el tono infantil en las voces, que solo eran de 1° le indicó a Charlotte que era seguro salir.
Salieron con cuidado de no hacer ruido, sin ser notados por los chicos de primero.
— ¿Harry? Ustedes no deberían estar fuera de loa dormitorios —regaño a los chicos que de inmediato se giraron. El grupo era de 3 niños de Gryffindor que no conocía, una chica de Slytherin y claro, su hermano menor.
¿Era el día de romper reglas o qué?
— Hablando del rey de Roma —todos se giraron a ver a que se refería la chica de Slytherin.
Por el cabello rubio, ojos azules y actitud pedante al caminar era obvio que era el hermano menor de Astrid Malfoy, la autonombrada “reina de Quidditch” el año anterior por anotar el doble de puntos que él a último minuto.
No entendía como a Sophie le caía bien Astrid.
Al parecer iban a tener una especie de duelo de magos, a su parecer, incitado por el chico Ronald que discutía en voz baja con las únicas dos chicas de ese grupo sobre que eran una metidas.
Se escucho ruido del otro lado del pasillo que hizo chillar a los de primero mientras que ellos dos estaban atentos de que se trataba, solo esperaban que no fuera Peeves, que querían tener que encontrarlo hoy.
— Olfatea por allí, mi tesoro, pueden estar escondidos en un rincón —claro, si no era el poltergeist queriendo molestar tenía que el loco y su gata endemoniada, que según una hipótesis de Ellen era en realidad una animaga que no pudo volver a su forma original.
— Char, tu ve con los chicos de Slytherin, vayan con cuidado —y así el grupo se separó
Por parte se aseguro de que su hermano y los chicos de primero se apuraran, si Filch los veía iban a perder muchos puntos por imprudentes.
Su prioridad fue asegurarse que los leonsitos se corrieran, dejando a Harry al mando de donde ir, pasaron por varias puertas y pasillos antes de detenerse.
— Creo que lo perdimos —jadeo Harry. Al parecer Liam era el único que no parecía estar tan casado, le dolían las piernas pero practicar a plena madrugada en invierno tantas veces le daba un poco más de resistencia a sus pulmones. Lo único que logro sacarle el aliento fue ver a Peeves.
Estaban más que jodidos.
— Peeves, amigo mío, no puedes acusarnos, los amigos no se traicionan entre ellos —intento persuadir con un su encantadora sonrisa a Peeves.
— Liam, eres un niño grande que sabe que no esta bien estar fuera de la cama a esta hora —dijo Peeves en un tono inocente, tan inocente como Astrid.
— Peeves—antes de poder terminar fue interrumpido
— Sabes que es por tu bien, ya estuviste muy mal perdiendo contra Slytherin el año pasado—su cara decía un “lo siento” pero sus ojos reflejaban la maldad que cargaba dentro suyo— ¡ESTUDIANTES FUERA DE LA CAMA! —
Les ordeno a los chiscos que corrieran, no debían perder tiempo.
Quería sacar el mapa y poder comprobar si uno el túnel que conectaba con la torre de Gryffindor estaba despejada, no tenía suficiente tiempo para eso.
Una vez llegaron frente a una puerta al final del pasillo de encantamientos, estaba cerrada, para su fortuna, solo era la tipo de cerradura que Filch utilizaba y no una mágica, utilizo el hechizo alhomora para poder abrir el candado y entraron.
Por fin pudo respirar más tranquilo.
Buscó entre sus ropa el mapa, tenía que revisar antes de salir, no se iban a arriesgar más en la noche.
Antes de sacar el mapa miro a el chico rubio que tiraba tanto de su manga como la de Harry, esta paniqueado, entiendo la razón al mirar en la misma dirección del chico. Había un perro gigante de 3 cabezas.
Era demasiado… encantador. Le recordaba al perro de Hagrid.
Por su emoción de ver al perro no notó que su hermano y los demás habían salido hasta que la puerta se volvió a abrir y Harry tiro fuerte de su ropa.
Cayó al suelo, la puerta se cerró detrás de él, podía ver la expresión de miedo de su hermanito, sintió el mismo dolor en el pecho que tenía en la época tras la muerte de James y Lily, Sophie durante bastantes años tuvo terrores nocturnos.
No le gustaba para nada la sensación. Lo único que pudo decir fue un corto “lo siento”. Se levantó y se encargo de guiar a los de 1° a la torre de Gryffindor a través de uno de los túneles. Para suerte del grupo, no hubo no se cruzaron con nadie
Al estar en la comodidad de la sala común se desplomaron en los sillones.
Paso un rato hasta que su hermano y los otros empezaron a charlar sobre el cerbero y sobre una supuesta puerta que había debajo de él. No quería saber nada de misterios o lo que fuera, por esa noche fue suficiente.
— No importa que sea lo que oculta, cada quien a su cama, el turno de Percy esta por terminar —y así obligo a los chicos a irse a su habitaciones antes revisar el mapa y asegurarse que Charlotte y los dos de Slytherin no fueron descubiertos.
Tras a ver comprobó que estaban bien, un nombre llamó su atención “Peter Pettigrew”, le sonaba el nombre de algún lado aunque no sabía de dónde. Esta que lo recordó.
Era el apellido era el de un miembro de la banda de músicos errantes que cada cierto tiempo Hogsmeade, era probable que decidiera mandar a su hijo a Hogwarts como todo padre de reino unido, aunque pensó que Frances.

A la mañana siguiente no pudo evitar soltar una risa al ver como el hermano menor de Astrid era regañado junto a la chica de ayer por la misma Astrid y por el premio anual de Slytherin, Demian Soots; al parecer fueron atrapados entrando a la sala común y estaban siendo regañados por salir tan tarde.
Tal vez era mucho para un niño pero se lo merecía. Y eso explicaba el por qué Harry y los otros chicos evitaban mirarlo más que para saludar.

Brother BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora