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Dominico

En el pasado...

Suelto el humo del cigarro mientras observo a mis hermanos con mujeres a su alrededor, es el cumpleaños de Dante y tal como le gusta tenemos cualquier cantidad de putas a nuestra disposición.

Veo como una pelirroja camina en mi dirección contoneando las caderas y una gran sonrisa en sus labios carmesí, es hermosa para que negarlo, tiene exuberantes curvas y unas piernas kilométricas bien torneadas.

—Me parece que necesitas compañía guapo—suelta coqueta una vez se detiene a frente a mí.

—Solo estoy un poco estresado—le indico a la mujer que me observa lascivamente con sus enormes ojos verdes.

No miento ha sido un día de locos, nuestros padres están de viaje y tal como lo pidió el capo me he hecho cargo de las entregas que teníamos programadas para hoy.

—Yo podría relajarte—dice dejándose caer en mi regazo obligándome a dejar el tabaco sobre el cenicero.

Llevo una de mis manos a su cintura mientras la otra vaga perezosamente sobre unos de sus generosos muslos.

—¿Y cómo piensas hacer eso? —pregunto fingiendo inocencia.

—Déjame mostrarte guapo—contesta guiñándome un ojo antes de pegar sus labios a los míos.

Su boca sabe a vodka y jugo de arándanos, atrapo su morro inferior arrancándole un jadeo, momento que aprovechó para profundizar el beso y llevar mi lengua al interior de su cueva húmeda.

La pelirroja comienza a restregarse de manera descarada contra mi bragueta provocando que mi polla se endurezca bajo la delgada tela de mis pantalones.

Una corriente eléctrica recorre mi espalda como cada vez que ella está cerca, ni siquiera tengo que verla para sentir su presencia.

Abro los ojos en medio del beso sin abandonar la boca de la mujer que me devora como si su vida dependiera de ello.

Mi cuerpo se tensa una vez mis ojos hacen contacto con los de Sabina que me ve con una expresión de dolor desde el otro lado de la piscina con una bandeja en la mano.

¿Qué hace aquí?

Recorro su cuerpo por completo, lleva un diminuto vestido de color negro al igual que el resto de las camareras, pero a diferencia de las otras chicas el suyo luce más corto de lo normal.

Jodido Dante.

Seguro la hizo trabajar esta noche para joderme.

Aparto con brusquedad a la pelirroja, haciéndola chillar por la impresión, la oigo decir mi nombre mientras me levanto y sin prestarle la mínima atención comienzo a caminar como una bestia endemoniada en dirección a la morena de cabellos rizados que está entregando algunas bebidas a un grupo de hombres que se la comen con la mirada.

Sabina tiene 16 años, pero aparenta más edad de la que realmente tiene, la adolescencia la ha convertida en una hermosa mujercita de piel acaramelada, pechos pequeños pero firmes, cintura estrecha, caderas prominentes que abrazan un culo exquisitamente respingón y unas piernas largas con las que he fantaseado me rodean la cintura mientras me entierro en ella una y otra vez.

Maledizione (maldición)

Aprieto los puños a mis costados. Sabina es una niña, la hija de la cocinera, la pequeña a la que he defendido como si fuera mi hermanita lo que la hace totalmente prohibida para mí.

La Flor Del ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora