Los orígenes de Lilith

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(Esta historia es totalmente fantasiosa y no pretende ir contra la religión ni los que creen en ella, si usted es creyente le recomiendo no leerla).

Narra Lilith

Mi nombre es Lilith Russell, nací en una familia cristiana así que me bautizaron, hice la comunión y hasta me obligaron a leerme la Biblia, mis padres eran los seres más creyentes que podían existir.

Todo cambió cuando mis padres murieron cuando tenía 7 años, fui a un orfanato.

Desde los 8 años comencé a matar animales, a los 12 años empecé con el vandalismo y a robar, y con 13 años añadí las drogas. Siempre me escapaba del orfanato, era sencillo.

¿Por qué mataba animales? Por diversión, me gustaba verlos sufrir, agonizar, cubiertos de su propia sangre, los mataba de diferentes maneras, los apuñalaba con cuchillos, los ahogaba, los quemaba vivos con alcohol y un mechero, era gracioso ver como corrían mientras estaban prendidos en llamas.

¿Era lista? Sí, siempre fui la chica con mejor nota sin hacer una puta mierda.

También era social, tenía "amigos", realmente no lo eran, digamos que tenía una apariencia diferente en público.

¿Qué veía cuando me miraba al espejo? La chica más jodidamente guapa y cabrona. Yo era pelirroja con ojos ámbar, una puta belleza.

Con 16 años ya rechacé a 10 chicos diferentes.

Tenía un ego y narcisismo muy alto, ¿y que? Me importaba una mierda quién pensara lo contrario que yo, solo mi opinión cuenta, y yo sabía que era la mejor.

Ahora hablemos de mi último día, lo recuerdo perfectamente, era un 4 de febrero, sábado.

Yo estaba con "mi mejor amiga" llamada Karla, estábamos fumando. En el fondo la odiaba con todo mi ser, esa perra era bollera y yo le gustaba, ella misma me lo dijo.

¿Entonces porque era "su amiga"? Bueno, tenía que dar buena impresión, además que me gustaba saber que le gustaba hasta a las tías.

Estábamos en silencio hasta que ella habló.

-Sabes? Creo que algún día conocerás a alguien que te haga cambiar, aunque no seré yo por mucho que quiera- me dijo.

-Vaya, que interesante- dije sin interés.

-¿Por qué tienes que ser así? Siempre tan cruel, algún día te arrepentirás de las cosas que haces- dijo ella.

-No lo sé, dimelò tú que eres adivina ¿no? Oye, ¿por casualidad no sabrás leer las manos? Creo que este dedo tiene algo importante que decir- dije sacándole el dedo del medio.

-¡Me tienes harta! Siempre igual, ¡eres la peor persona que he conocido! ¡¡Me voy!!- me gritó.

-Si lo dice una tortillera está claro que lo soy- le dije.

-¡¿Eso es lo último que me vas a decir?!- dijo enfadada.

-No, te pido por favor que no te masturbes pensando en mí, me repugnas- dije con cinismo.

-¡¡¡Muerete!!!- gritó cabreada.

-Tú primera, lamecoños- dije.

Ella se fue furiosa y yo me quedé un rato fumando.

Al final acabé en una discoteca bebiendo y fumando, lo normal.

Al salir eran casi las 6 de la mañana, caminaba por la calle (más bien me tambaleaba).

Iba a ir al orfanato pero iba tan mal que me acabé perdiendo entre las calles hasta que ví una iglesia, eso me recordó a mis padres.

Decidí entrar, el sacerdote estaba dando una Misa así que me senté en silencio. Podía ver a las marujas rezar con las manos juntas en la frente.

"Inútiles"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora