El joven pelinegro entro a paso rapido al cuarto de su madre siendo seguido por su padre, el cual cerró la puerta detrás de si después de haber entrado a la habitación.
El menor rodeo los hombros de su madre en un abrazo mientras que la Omega le correspondía acariciando los rizos oscuros del infante.
- Mamá te extrañe mucho — Dijo el chico mientras dirigía su mirada hacia el frente en busca de los ojos verde brillante de su madre.
- Y yo te extrañe a ti mi niño — la mujer se sentó en la cama y tomo las manos del cachorro para poder guiarlo y hacer que se sentara a su lado.
- ¿Ya te conto papá que el abuelo Torino me dejara ir a la escuela? — sus ojos brillaron con ilusión, pero lo disimulo — Papá dice que finalmente podre socializar con gente — el entusiasmo en la voz de él chico provocó que su madre dibujara una sonrisa en sus delgados labios.
- ¡¿En verdad?! — pregunto con un tono de sorpresa para que así su hijo le siguiera contando sus pensamientos.
Los momentos madre e hijo eran tan escasos que por ocasiones al joven Alfa se le olvidaba la existencia de la mujer que lo trajo al mundo, estar rodeado de libros y tutores tampoco era un paraíso, pero eso mantenía a su inexperta mente demasiado ocupada como para pensar en cómo estará la Omega que vivía en la segunda habitación del tercer piso.
El día se pasó volando entre conversaciones y juegos dentro de aquella habitación en dónde al caer la noche el adolecente alfa se quedó dormido en el regazo de su madre.
- Lo llevaré a su cuarto — Dijo el rubio mientras apoyaba al efebo en sus hombros y lo continuaba arrullando levemente.
La peliverde entrego a su pequeño al que le acaricio el cabello hasta que se perdió en su cansancio y miro como su esposo lo sacaba de la habitación, una vez más se encontraba sola en aquella alcoba llena de silencio; volvió a acomodarse en la misma posición de descanso y comenzó a usar la imaginación que le sobraba.
Enamorada estaba de aquella visión que sus ojos le regalaban, imaginando los rizos verdosos y las pecosas mejillas de aquel cachorro que le faltaba, sin darse cuenta había comenzado a cantar una canción de cuna mientras movía sus manos acariciando aquellos cabellos ficticios.
- ¿Inko? ¿Querida? – Esa voz la saco de su agradable fantasía – ¿Te encuentras bien?
Sintió el calor corporal de su alfa cuando este la rodeo con sus brazos para abrazarla.
- Lo extraño... - Susurro levemente y apenas audible para el rubio.
- ¿Mande? – pregunto curioso ante la palabra dicha por su esposa.
La peliverde miro al rubio después de percatarse de lo que había dicho.
- Lo extraño... a Shindo se acaba de ir a dormir y ya se siente su ausencia – intento componer su error.
- Lo sé, pero mi padre lo acostumbro a dormir a las 8:00 pm. Y el hecho que haya aguantado hasta las 9:00 pm. Me sorprendió.
Luego de una ligera risa emitida por la pareja todo quedo en silencio donde solo los sonidos nocturnos que entraban por la ventana abierta se notaban
- Perdóname... - El rubio rompió el silencio – Esta no es la vida que te prometí cuando nos casamos – La voz del ojiazul se escuchaba intranquila – deberíamos ser felices con shindo y... - Se quedó callado nuevamente sin saber cómo continuar esa idea formulada – Tu no deberías estar encerrada, deberías poder convivir diario con nuestro hijo... no ese grupo de betas que se hacen llamar "nanas" – Su voz comenzaba a escucharse molesta – No deberíamos estar a la merced de mi padre, somos sus malditos monos de circo y nos usa a su antojo, tu sales cuando él quiere, yo hablo cuando le conviene y shindo pareciera ser su atracción principal queriendo presumirlo ante todos...
La peliverde tomo su mano para calmarlo, el cuarto en el que la omega vivía estaba invadido por las feromonas de su alfa las cuales exponían la molestia del mismo
- Estamos juntos, no? Nosotros seguimos juntos y eso es algo que tu padre no nos va a poder quitar, no has roto tus votos matrimoniales lo cual es importante, nuestro hijo es feliz y podra hacer amigos pronto, lo demás es igual, si? — la Omega acaricio el rostro de su pareja el cual correspondió cerrando sus ojos y tomando su mano para después depositar un beso en la palma
- No se que hice de bueno en mi otra vida para merecerte en esta... — dibujo una sonrisa en sus labios y depósito un segundo beso pero está vez un se frente la cual estaba cubierto por aquellos risos verdosos
Yagi guardo silencio mientras analizaba a su Omega, ¿el se parecería a ella?, No podía negar que por momentos se ponía a pensar en como sería su familia si tuviera a aquel cachorro que se les arrebato, el niño del cual no supo nada y nunca vio, aquella leyenda que nunca pudo presenciar...
Pero si shindo era idéntico a la familia Midoriya, seguramente aquel niño desconocido también lo eraApresar del pasar de los años aquel secreto a voces seguia circulando, "El Omega que compartió vientre con el alfa estrella de los Toshinori" nunca nadie lo vio y quiénes fueron testigos estaban muertos, menos la madre que se decía lo había parido
Talvez el dia en qué aquel viejo muera la pequeña familia Toshinori Midoriya pueda ser feliz y buscar a aquel niño para pasar un tiempo dulce con el
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Apariencias
Fanfic- Malditos Omegas, solo estorban... Dijo el peliverde mientras tomaba sus supresores . . . . -Los personajes principales pertenecen al manga de Boku no hero academia -Hay algunos personajes originales -Los personajes son mayores de edad || Inicio:...