Nido parte 6

395 58 10
                                    

Guillermo al despertar se dio un baño largo dentro de aquella tina, siendo sincero no quería salir todavía pero el pequeño Kevin se mostraba hambriento y sintió una leve patadita provocando que se emocionara. Salió del baño y se vistió con un pants negro junto con una camisa del mismo color que le quedaba un poco ancha, para ocultar un poco el avance de su embarazo y se colocó sus tenis para bajar al comedor que habían instalado después de su llegada. Candreva fue quién tuvo la idea después de investigar un poco acerca de omegas embarazados y un poco de la cultura mexicana descubriendo que disfrutaban aquel proceso en un entorno familiar sobre todo cuando el alfa no se hacía responsable. – ¡Buenos días, Guillermo! – expresaron todos al ver entrar al mexicano.

Robert lo saludó con una seña e hizo espacio para que sentara junto a él, bajo la mirada de toda la manada que ahogaron sus gruñidos exceptuando a Piatek, que estaba feliz por su mejor amigo; Sousa llegó al poco rato, todos conversaban hasta que Hans le hizo una pregunta a jugador – Sr. Robert ¿Cuánto tiempo se quedará con nosotros? –

– Todas mis vacaciones, un mes aproximadamente... – se limitó a responder con una leve sonrisa, Guillermo tuvo que contener en mostrar su gran sonrisa y darle un sorbo a su leche, tenía miedo de mirarlo a los ojos y, por otro lado, Robert le picaba la mano. Desde el día de ayer quería jugar con aquellos bonitos rizos y su animal interior solamente quería ser consentido con el calor de ese omega, llenarlo de su olor para evitar que algún otro tuviera su atención. Sí, ambas contrapartes sabían que sonaban egoístas pero solo querían proteger a los dos – ¿Qué planes tienes hoy, Guille? – preguntó.

– Realmente no sé, hoy me tocaba trabajar con Piatek, pero me comentó... que por ahora Hans y Dia lo iban ayudar... – expresó algo confundido y Robert sonrió victorioso. ¿Qué haría sin su mejor amigo? Claramente le rogó anoche que le permitiera conocer a Guillermo, de pasar tiempo con él, aunque después de mucho pensarlo y amenazarlo "Rompe su corazón y mi amistad junto con tus piernas, se quiebran" terminó aceptando y ayudándole.

– Tal vez podamos ir a la playa, aprovechemos el día... ¿Qué dices? – y esa propuesta animó al omega.

Guillermo tomó una pequeña mochila para llevar su cartera, celular y algo de dinero mientras Robert llegaba de alguna agencia con algún carro rentado. Así que todo el trayecto ambos estaban emocionados por aquella "escapada" – ¿Qué te trajo a Italia? – preguntó Guillermo un poco nervioso. La expresión de Robert cambio un poco alertándolo – Perdón... no debí preguntar... – dijo de inmediato.

– Solo quiero olvidar algo y seguir... es todo, escapar un momento de toda esa vida agitada que contrae ser famoso – Robert estacionó cerca de una playa, estaba casi vacía así que bajo para abrirle la puerta a su amigo.

Guillermo pudo reconocer aquella mirada en Robert, era la misma que tiene él al recordarlo y por más que deseaba olvidarlo su corazón le pesaba aquella ausencia – Puedo entender, el motivo es igual que él mío... te rompieron el corazón, tus ojos lo dicen todo – Robert se quedó en silencio en ese momento y desvió la mirada un poco – Somos dos, también deje todo en mi país para tratar de salir nuevamente con un cachorro... – Guillermo lo tomó del brazo y empezaron a caminar lentamente.

Hasta que Robert soltó un largo suspiro – Se llama Pablo Gavira y fue mi prometido, no tengo que hablar mucho de él... lo debes conocer – dijo entre risas al notar la mirada de sorpresa de Memo – Salimos por dos años y al menos, yo creía que era mi destinado que acepté tener nuestra relación en secreto ni siquiera podía contarle a Piatek hasta hace poco... – explicó. Ambos se detuvieron cerca del mar, se quitaron los tenis para poder remojar al menos sus pies aunque no soltaba las manos del omega para evitar que se cayera o algo aunque disfrutaba esa calidez que lo envolvía – Una noche regresando de un viaje, encontré a mi "novio" con su mejor amigo, en la misma cama así que imagina todo el problema que se creó y luego me enteré que el amante era yo – Guillermo se aferró a sus manos tratando de controlar sus lágrimas, podía verse así mismo – Él jamás pensó estar conmigo... fui solo su capricho y el verdadero prometido es ese alfa... terminamos nuestra relación y por suerte la temporada había acabado – Guillermo lo abrazó con fuerza escondiendo su rostro en el pecho de aquel alfa que le correspondió, no pudo ver su sonrisa – Gracias... – le dijo en un tono cariñoso, Guillermo alzó su mirada y empezó a contarle su historia.

Robert se quedó perplejo cada vez que la historia iba en aumentó ¿Quién mierdas juega con un omega de esa maldita manera? Guillermo se detuvo abruptamente al sentir el aroma agrio que empezaba a lastimar su nariz – Robert... Robert... – susurraba un poco inquieto. Lewandowski cerró los ojos unos segundos para calmarse y tuvo que alejarse un poco de Ochoa para no lastimarlo con su aroma y le pidió que continuara hasta que vio como sus manos fueron a su pancita de casi 6 meses – Querían que abortara a mi Kevin, tuve que mentir y con él dinero que me ofrecieron vine a Italia... – Finalizó.

Y desde aquella tarde ambos crearon un lazo emocional muy fuerte.

Los días fueron pasando hasta que se convirtieron en semanas, Robert acompañó en su cita mensual al omega y Guillermo estaba todo sonrojado cuando la doctora felicitaba al polaco como si fuera el padre y el jugador solo reía divertido por esa confusión que a su lobo interior no le molestó en absoluto; el tiempo seguía pasando para los dos de una forma rápida, que al caminar rozaban sus manos en busca de la calidez ajena, recorrían Salerno y Robert al fin pudo entregarle aquel llavero que cautivo al omega.

Los chicos del edificio veían todo con curiosidad y de forma nada discreta hasta que un día Robert les propuso un Domingo salir a jugar fútbol en las canchas de enfrente y nadie se negó, salieron corriendo emocionados mientras Guillermo trataba de seguirles el paso y tomó asiento en los pequeños bancos junto con Sousa. Ambos platicaban como si fueran padre e hijo hasta que empezó a jugar con sus rizos; la noche cayó y todos tuvieron que regresar a casa al notar las primeras gotas de lluvia.

Una cena y todos se fueron a sus habitaciones exceptuando a Robert que con todo el nerviosismo del mundo fue a visitar a Guillermo que se sorprendió de tenerlo en su puerta y apenado lo dejó entrar enseguida – ¿Estás ocupado? –

– Ahm, no... pasa, pasa... – dijo apenado mientras abría la puerta y Robert entró lentamente notando el olor impregnado de manzana con canela en todo el lugar. Guillermo se quedó parado en medio de la sala jugando con su playera nervioso – ¿Quieres algo? – preguntó Ochoa.

– Solo quería verte, platicar contigo... aunque si te incomoda... puedo irme –

– ¡No te preocupes! Solo es que... – Se quedó en silencio y Robert se acercó a él, contuvo la respiración al notar las orejas de su animal interior de Memo. Guillermo lo sostuvo de la mano para hacerlo caminar hasta su habitación y de forma silenciosa le enseñó su cama.

Para ser exactos, aquel nido que había terminado hace un rato.

La mirada de Guille estaba oscurecida y sus orejas ya eran más notorias, estaba entrando en celo y Robert había llegado en un mal momento – ¿Te gusta alfa? – preguntó en un tono sensible mientras veía como la cola larga y felpuda con seis anillos de color ocre y rojo se iba moviendo emocionado en espera de algún comentario.

De la aprobación del alfa.

Robert tuvo que contar hasta diez para no ceder a su lobo – Es muy bonito Guille, buen trabajo osito – le expresó en un tono cariñoso, notando como su piel empezaba tener algunas franjas rojas que realzaban sus rizos y alrededor de sus ojos podía notar un par de manchas blancas igual a las de sus orejas; Guillermo sonreía feliz que lo abrazó con fuerza para ocultar su rostro en su pecho, tan solo tenían una leve diferencia de estatura y poco a poco se fueron recostando en aquel nido donde el mexicano se recostó sobre de él.

Lewandowski lo abrazó con delicadeza mientras se felicitaba de no ceder por completo a sus instintos, sus orejas grises salieron abruptamente y sus garras tocaban aquella piel con mucho cuidado de no lastimarlo y esa noche, ambos durmieron por primera vez con mucha paz que al despertar no se podían ni ver a los ojos por la vergüenza. Por el embarazo Guillermo, entró en un micro-celo, buscando tan solamente compañía para dormir y acurrucarse, su panda rojo interior le exigía al extranjero – No... no pasa nada osito, es normal... disfrute dormir en tu nido, espero no te enojes –

Guillermo empezó a tartamudear ante la forma en que fue llamado y Robert no pudo evitar reírse hasta que una idea llegó a él – Espero que puedas permitirme invitarte a Barcelona ¿Qué dices? No quiero perder tu amistad, quiero estar contigo en hasta finalizar con tu embarazo, no sé, creo que si habló con tu papá Sousa me de permiso – dijo mientras reía ante lo último y después de un almohadazo, recibió la respuesta que tanto ansiaba.

– Me encanta la idea, solo si prometes que vendrás a verme a Salerno igual – y un beso en la frente por parte de Robert fue la única respuesta que necesito en ese momento.

Luz de ItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora