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Dejar Gales había sido difícil.

El bosque fue, durante un par de semanas, un lugar perfectamente seguro para ambos. Hermione seguía deprimida por la huida de Ronald y Harry se estaba quedando sin ideas para animarla.

Los carroñeros habían seguido su rastro por suficiente tiempo desde que avistaron a Hermione en un pueblo muggle no muy lejos del bosque, la castaña no dejaba de culparse mientras lanzaba hechizos para empacar sus cosas en su bolso con extensión indetectable, el plan para huir era sencillo pero alejar a los hombres detrás de ellos no tanto.

Harry se sentía enfermo por la cantidad de maldiciones asesinas que se les fueron lanzadas, a pesar de que el precio por sus cabezas vivas valía el triple que sus cabezas muertas.

A los padres de Hermione les encantaba viajar, por lo que ella había estado en muchos lugares que Harry no soñaría con conocer, el primer destino fue Francia, estuvieron tres días a las afueras de un pueblo antes de encontrar a un posible mortífago.

Después estuvieron tres semanas en Bélgica, pero se movieron rápidamente a Alemania, no queriendo permanecer demasiado tiempo en un solo lugar.

Habían aprendido por las malas.

El frío de octubre era horrendo mientras estabas a la intemperie, Hermione fingía que no le afectaba pero Harry sabía mejor, se cegaría al respecto hasta que su amiga confiara en su voz para contarle la verdad, mientras tanto, sería una tumba al respecto.

Se habían establecido cerca de una especie de aeropuerto muggle, confiando en que los carroñeros no los buscarían tan a la vista en una zona muggle, sobre todo por lo alejados que estaban del corazón de Londres.

Hermione levantó protecciones el doble de rápido que Harry, pero él podía armar la tienda más rápido que ella, así que era un asunto a la par, entre más rápido estuviera todo listo, más rápido podrían descansar.

Hermione descubrió que en esa especie de aeropuerto había duchas para el personal, por lo que aprovecharon para darse una rápida y concienzuda ducha al buen estilo muggle, tener que conjurar agua que en su mayoría era insoportablemente helada era una bendición en verano, pero estaba acercándose el invierno y era cada vez más difícil soportarlo.

Fue en ese momento en el que escucharon una pelea.

Su primer instinto fue correr, por supuesto. Pero Harry sabía mejor que correr sin un plan por lo que se lanzó un hechizo no-me-notes a la par que Hermione, estarían muertos en caso de que fuese un hombre lobo quien los encontraba.

Para sorpresa de ambos, no fue así.

Había personas... muggles, peleando entre ellos parecía que llevaban un buen rato enfrascados en dicha pelea.

Un hombre de piel roja atacó a un hombre alado pero éste lo esquivó, en su lugar, un... robot fue golpeado, pero algo le decía a Harry que había un hombre dentro, considerando la manera en la que el hombre que evitó el ataque trataba de alcanzarlo.

—¡Aresto Momentum! —exclamó Harry mientras apuntaba a la máquina en cuestión, Hermione ahogó un grito cuando obtuvieron atención no deseada sobre ellos.

Pero el hombre en el traje de hierro rojo con dorado —Harry sonrió con cariño, muy Gryffindor, sin duda— logró alcanzar al otro y los bajó sin retrasarse, aparentemente listo para desarmar el traje.

—Hay muggles cerca de allá, cuéntalos y tráelos. Estaban peleando por algo, si jugamos bien nuestras cartas nos podrían sacar de este apuro, hay un jet por ahí —susurró Hermion—. Eres mejor duelista que yo, estabas planeando entrar a la academia de aurores, usa hechizos aturdidores y de ataduras, aparécete. Estoy ochenta por ciento segura de que estos son los vengadores. Escuché de ellos en las noticias, el verano antes del tercer año.

Public Enemy [HP/MCU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora