|16| Made in Spain

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La casa estaba en completo silencio. Habían pasado un par de días desde que España había vuelto a la base de la OTAN.

Desde ese momento Madrid y Valencia habían estado cuidando del resto de las comunidades autónomas y encargándose de la cocina, muchas veces con la ayuda de Castilla y León, y justamente en ese momento estaban poniendo la mesa para la comida.

— Cuando nos fuimos de excursión casi tuvimos un par de accidentes. — Habló el castellano-leonés mientras ponía los cubiertos. — Gracias a Dios que recé antes de ir a esa maldita excursión... Pero me preocupan los comportamientos erráticos de Navarra, Asturias y Canarias.

— Cada vez es más difícil pararles los pies. — Comentó Madrid. — Pero no lo entiendo, si los liberarán tras terminar las pruebas.

— Y cómo puedes determinar eso, ¿Hm? — Replicó Valencia, poniendo en la mesa el cocido que habían preparado entre los tres.

— Porque lo he visto de primera mano y-

— ¡Tú lo que has visto han sido los cortes que mi hermano mayor tenía en los brazos! — Interrumpió Valencia, arrepintiéndose rápidamente. — Perdón, aún estoy muy impactada por... Todo lo que nos han ido contando.

Madrid la abrazó y Valencia correspondió el abrazo. Era un momento tan sensible que decidieron no continuar con el tema y terminar de poner la mesa para comer.

Cuando España volvía a casa fingían que nada pasaba pero cuando ella no estaba cosas así eran comunes: gritos, discusiones, e incluso algún que otro objeto roto. Eso era en el desayuno, la comida y la cena, el resto del día la casa se sumía en un silencio incómodo, incluso en las habitaciones que estaban prácticamente llenas. Había algo entre las comunidades que había cambiado. Normalmente discutían por turnos, el mando de la televisión o cosas propias de hermanos, pero a partir del momento del encierre empezaron a lanzarse acusaciones entre ellos, sin siquiera argumentar, contraargumentar o simplemente dándole la razón al primero.

Cuando Madrid llamó a las comunidades para que bajaran a comer y la primera que lo hizo fue Navarra. Le lanzó una mirada de odio a Madrid antes de sentarse en su sitio, luego mirando el plato con el ceño fruncido. Después bajaron el resto, sin un orden específico, dándose algunos empujones los unos a los otros, como ya era habitual. Empezaron a comer en un silencio muy incómodo y luego Navarra habló, directamente a Madrid.

— Sóis unos hijos de puta. — Puntualizó, recibiendo una mirada de enfado de Madrid.

— ¡¿Pero qué mierda tengo yo que ver?! — Gritó Madrid, enfadada.

— Si no fuera por tí mi hermano no estaría ahí, no se habría lesionado y todos seríamos felices. — Dijo Navarra, aún con tono de acusación y con la mirada en ella.

— Ya estamos con tu hermano. ¿Es que algún día dejarás de darle tanta importancia? — Le devolvía la mirada, pero cabía aceptar que le estaba intimidando.

— ¿Algún día dejarás tu obsesión con Cataluña? — Ahora todos miraron a Madrid, diciendo «Oooh», haciendo que ella le frunza el ceño. — Eso decía yo.

— Al menos yo no pensé que era súper guay la idea del terrorismo por seguirle el rollo a mi hermano. — Navarra quedó sorprendida, era obvio que eso le había ofendido, y cuando ella iba a responder alguien más lo hizo.

— ¿De verdad? ¿Qué tipo de argumento de mierda es ese? — Saltó Canarias. — ¿O es que no recuerdas cómo fue esa época? Madrid, nosotros tuvimos que luchar por nuestra libertad.

— Sí, claro, libertad. — Dijo Murcia, sarcástico. — No creo que fueran muy libres los de ese avión.

Y así, se empezó una gran discusión, como todas las que habían tenido últimamente, pero esta vez no fue igual. Madrid golpeó la mesa, llevándose la atención — y el silencio — de la gente.

— ¡¿Podéis callaros todos?! — Gritó. — ¡De verdad! ¡Así simplemente prefiero que os calléis la puta boca! — Dicho esto se levantó de su sitio y se retiró del comedor.

Todos se miraron entre sí con preocupación, realmente no sabiendo qué hacer. Navarra también se levantó y se fue con ella, mientras que los demás empezaron a comer en silencio hasta que alguien volvió a hablar.

— Somos hermanos, no deberíamos llevarnos así de mal... — Dijo Melilla.

— Eso es cierto, todos sabemos cómo están las cosas, pero se supone que tenemos que superarlo juntos. Al menos hagámoslo por ellos. — Respondió Ceuta, quién se había llevado los aplausos.

— Gracias otra vez por robarme el protagonismo... — Melilla lo miró mal.

— De nada. — Dijo, orgulloso.

— Estaba siendo sarcástica. — Sonrió, y se llevó risas. Su hermano rodeó su hombro con un brazo y volvió a tomar la palabra.

— Al menos hemos alegrado el ambiente. — Sigue con su tono orgulloso.

Y era cierto, el ambiente se había alegrado. No iba a mentir, no era como una de las típicas comidas que tenían antes de que ocurriera el encierre, pero Castilla y León y Cantabria estaban hablando tranquilamente, Andalucía le estaba contando chisme a Canarias... Los únicos que seguían en total silencio eran Murcia y Valencia.

Ella siempre lo había tratado como su hermano aunque nunca lo fueron de verdad, y probablemente la razón por la que se distanciaron fue porque Murcia estaba a favor del encierre, y Valencia en contra. Algunas comunidades habían tenido la idea de separarlos, que se sentaran en sitios distintos, pero ambos se negaron.

Con Navarra y Madrid, la primera entró a la habitación de la segunda, abriendo la puerta lentamente y apoyándose en ella. Cuando iba a hablar fue interrumpida.

— Perdón por gritaros, no debí... — Miró a Navarra con los ojos cristalinos. Ella se sentó a su lado y Madrid la abrazó.

— No, soy yo la que debería pedir perdón, yo empecé la discusión. — Le dio palmaditas en la cabeza. — Entiendo que no puedes ser madre de todo el mundo.

— Es que no quiero tensión Navarra. Vengo a aquí después de haber sido rechazada y acusada para que luego sigan acusándome... No es para nada divertido. — Se apartó de Navarra.

— Mira, yo... Estoy súper tensa desde el incidente con Euskadi. Me jode mucho el cómo lo tratan allí, allí y en todas partes. Es como si se lo mereciera. — Hizo una pequeña pausa y habló otra vez. — Y no digas que lo hace, porque si fuera así Canarias también lo haría, y Cataluña, y Castilla y León, y yo, y todos.

— Está bien, sí, lo entiendo... Sólo quiero no hablar ni de OTAN, ni de la mierda de plan que están desarrollando. — Espetó, con un tono de queja. — Huele fatal allí.

Navarra soltó una risa.

— Pues has soportado bastante el olor... Enhorabuena. — Sonríe, y vuelve a hablar. — Oye... ¿Qué haremos si España se entera de que discutimos todos los días?

⟨_____|   ⚔️𝑭𝒊𝒏 𝑫𝒆𝒍 𝑪𝒂𝒑𝒊̄𝒕𝒖𝒍𝒐⚔️   |_____⟩
Han pasado 13 días desde que publiqué el capítulo anterior
Interesante

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