—Mmh~ s-si~ lo haces... Tan bien —gritó y sus labios fueron cubiertos por una mano fuerte. El toque fue tan descuidado que sentía que sus dientes lastimaban su boca, pero no importaba, la sensación quemando sus entrañas era mucho mayor.
—Haz silencio~ —gruñó ronco, a aquel chico no le gustaba que hablara, Yunho a veces lo olvidaba. Se pegó más a la sucia pared del baño, sentía como su piel se mezclaba con una humedad desagradable que bajaba por la puerta del cubículo. Cerró con más fuerza sus ojos, un ardor quemaba en torno a aquel delicado anillo entre sus glúteos y avanzaba a medida que el grueso miembro arremetia en su interior. La medicina ya estaba perdiendo efecto, la sensación de adormecimiento que brindaba la crema se estaba esfumando y como una corriente asesina avanzaba por todos sus nervios.
Sintió su sien chocar contra la puerta. El hombre a sus espaldas había soltado su boca y apretaba con violencia su cabeza contra el metal, sus uñas se clavaban en su caderas y el choque de sus pieles se hacía mucho más rápido. Estaba llegando a su límite, el Omega lo conocía, sabía que en unos segundos sentiría un calor pegajoso dentro de su cuerpo y luego el frío del suelo en sus rodillas.
—Si~ mmmh ¡puta mierda! Que bueno —creyó escuchar un "me encanta" entre todos esos gruñidos inconexos de aquel tipo y al fin sintió la mejor sensación que podía experimentar en su trabajo. El suelo.
El sonido del cierre subiendo y el cuero del cinto apretarse eran una canción dulce a sus oídos. Sintió la puerta moverse, pero realmente no tenía energías para mantenerse y fue cayendo hasta quedar de espaldas al suelo. Observó al fornido alfa que movía sus pies como si temiera pisar mierda de perro al pasar a su lado y una risa lo invadió por su cautela.
—Toma, hoy estuviste un poco mejor la verdad.
Ladeo la mirada, junto a su cabeza, entre sus cabellos sucios, dos billetes. Era lo máximo que le habían pagado aquel mes y podía estar feliz. No dijo nada, escuchó los pasos salir de aquel baño público, y luego de mirar el techo entre la oscuridad que el tenue foco brindaba. Se movió. No es que tuviese energías para afrontar lo que representaba mover su metro ochenta, y todo el dolor que generaba vestirse con la ropa sucia que había dejado a su paso, pero debía salir de allí antes que alguna otra persona entrara y le viera allí tirado, dispuesto.
Guardó los billetes en su bolsillo trasero, acomodó su camisa y recurrió al hilo de agua que asomaba de la canilla para lavar un poco sus manos y su cara. Se miró al espejo, miró el moretón sobre su mejilla y la herida que aún no sanaba por completo oculta por sus oscuros cabello. Pensó en la primera vez que había hecho algo como eso, como había llorado sin consuelo delante de un espejo similar y como espantosamente ahora se sentía todo tan familiar que ni una gota salía de sus ojos.
Abandonó el lugar, miró a su alrededor, no sabía dónde estaba, aquel alfa lo había levantado de su cuadra y lo había llevado, naturalmente cuando se está con la boca ahogándose con una erección es poco factible observar por dónde se anda, ahora se encontraba perdido a mitad de la noche y lo que más le asustaba era no sentir el temor necesario para andar de esa manera. Lo único que lo alertaba ante las posibilidades de morir y que nadie lo encontrara era pensar en que sería de San, pero pronto se consolaba recordando que su amigo se encontraba con Wooyoung en esos momentos y que nada malo le pasaría.
—Wooyoung...
—Dime, San —sus dedos dejaban suaves caricias sobre las caderas del Omega mientras lo apegaba contra su pecho, a San por un momento se le había olvidado lo que diría mientras el aroma del alfa inundaba calmo sus sentidos. Era agradable sentir ese tipo de sensaciones al menos una vez cada cierto tiempo, poder acurrucarse en una cama suave y con sábanas limpias, contra un cálido pecho que se calmaba de a poco luego de la tercera vez de hacerlo en aquella noche. San se sentía más aliviado, el infierno que era tener su celo se estaba calmando, había dejado los supresores la noche anterior al saber que recibiría tal ayuda en esos momentos y estaba más que agradecido con Wooyoung. El alfa era suave, delicado en su tacto y siempre cuidaba de cada movimiento, se preocupaba por si se sentía muy doloroso o si le incomodaba que lo tocará de ciertas formas. Wooyoung era el chico ideal, dulce y cariñoso, era un alfa único y por eso mismo era un gusto que podía darse muy de vez en cuando. San solo se permitía soñar con la idea de estar a su lado y que el menor lo reclamara como suyo solo cuando su celo se acercaba, cuando podía embelezar con su aroma embriagador los sentidos del peli negro y hacerlo rendir ante sus encantos, porque estaba seguro que si no era de esa forma, jamás se fijaría en alguien como él.
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Fragil ◄Ateez►
Fanfiction◄Que se puede romper fácilmente► La vida de cada uno de ellos estaba envuelta en fragilidad sostenida por unos suaves dedos que evitaban derrumbarse completamente. ▬Yungi ○ Minyun. ▬Dinámica Alfa, beta, omega. ▬Contenido por momentos explícito, leng...