Enigma Shin

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Shin despertó sumergido en un pequeño estanque, rodeado por aguas cristalinas que reflejaban la luz del sol. Confundido y desorientado, se preguntó quién era y cómo había llegado allí. No recordaba nada de su pasado, ni cómo había terminado desnudo en ese campo verde bajo el cálido sol. ¿Qué le había sucedido? ¿Cómo había llegado a ese extraño lugar?

Decidido a encontrar respuestas y buscar la civilización humana, Shin emprendió un camino en línea recta a través del campo. En la distancia, divisó una torre abandonada, de aspecto sombrío pero con indicios de haber sido habitada recientemente. Sintiendo la necesidad de explorarla, se acercó cautelosamente. Al ingresar a la torre, descubrió un montón de ropa malgastada cerca de la entrada. Agradecido por encontrar algo con qué cubrirse, se vistió con las prendas desgastadas.

Al salir de la torre, observó un poblado pequeño y un imponente castillo en su centro. Movido por la esperanza de encontrar respuestas y una comunidad donde encajar, Shin se dirigió hacia el poblado. Sin embargo, al llegar, quedó impactado por la miseria y la desesperanza que envolvían a sus habitantes. Las calles estaban llenas de personas exhaustas y desamparadas, luchando por sobrevivir en condiciones precarias.

Mientras Shin caminaba por las angostas calles, se topó con un grupo de bandidos que acechaban a los más débiles. Rápidamente, lo rodearon, exigiéndole que entregara todas sus pertenencias. Atrapado y en peligro, Shin sintió la impotencia. ¿Quiénes eran esos bandidos y por qué estaban haciendo esto? ¿Por qué no podía recordar nada de su pasado?

Sin embargo, de entre las sombras emergió un sujeto encapuchado, dispuesto a protegerlo. Con habilidades impresionantes, el encapuchado luchó contra los bandidos, derrotándolos rápidamente. Antes de que Shin pudiera agradecerle, la llegada repentina de los caballeros reales interrumpió el momento.

Consciente del peligro que representaban los caballeros, el encapuchado le entregó una nota a Shin antes de desaparecer. En la nota, escrita con letras elegantes, se encontraba un mensaje que revelaba un lugar donde Shin podría encontrar a esa misteriosa persona y descubrir la verdad sobre su origen y propósito en ese mundo, que hasta ese momento parecía ser caótico.

Desesperado por encontrar respuestas sobre el lugar mencionado en la nota, Shin buscó referencias preguntando a personas e incluso a los caballeros reales, pero nadie parecía tener conocimiento de tal ubicación. Las respuestas eran evasivas o simplemente desconocían lo que él buscaba. La frustración creció dentro de Shin a medida que avanzaba la tarde y la incertidumbre lo envolvía.

Con el sol ocultándose en el horizonte, Shin decidió regresar a la torre abandonada. Cansado y desilusionado, pensó que quizás allí encontraría algo que le proporcionara alguna pista. Al entrar en la torre, se percató de lo deteriorada que estaba y de la escasa comodidad que ofrecía.

La cama en la que se recostó apenas podía sostener su cuerpo. Mientras se acomodaba, la fatiga y la confusión lo llevaron a un sueño profundo y perturbador. En su pesadilla, se encontró a sí mismo como una persona normal en una gran ciudad. Era padre de dos hijas cuyos rostros no podía distinguir claramente. Intentó hablar con ellas, preguntando si habían tenido un gran día, pero solo recibió una respuesta angustiante: "¿Por qué lo hiciste?"

A medida que la pesadilla avanzaba, las voces de sus hijas se intensificaron, repitiendo incansablemente la misma pregunta con cada vez mayor intensidad. El grito de "¿Por qué lo hiciste?" resonaba en su mente y se convertía en la única voz que podía escuchar en aquel sueño tortuoso. Shin despertó de golpe, con lágrimas en los ojos y un grito de angustia que escapó de sus labios.

Tembloroso, se dio cuenta de que las lágrimas seguían surcando su rostro mientras repetía en voz baja: "No tuve la culpa, no tuve la culpa". La pesadilla había dejado una profunda huella en su corazón, pero también había despertado en él un impulso aún mayor por desvelar la verdad de su propio ser.

Decidido a encontrar respuestas y liberarse de las sombras que lo atormentaban, Shin se levantó de la cama y miró hacia el horizonte oscuro. Sabía que su camino estaba lejos de terminar y que debía enfrentar los misterios que envolvían su existencia. Con renovada determinación, se preparó para continuar su búsqueda al amanecer, con la esperanza de descubrir quién era él realmente y qué secretos se ocultaban en aquel mundo en el que se había despertado, incluso sin saber claramente de dónde venía, solo sabía que no pertenecía allí, el enigma apenas comenzaba.

Enigma Shin: El tesoro del abismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora