El pergamino hechizado

0 0 0
                                    

El amanecer iluminaba tímidamente el horizonte mientras Shin exploraba los alrededores de la torre en busca de alguna pista que lo ayudara a desentrañar los misterios de su paradero. Fue entonces cuando, entre la espesa vegetación que había en los escombros, encontró un pergamino antiguo y misterioso. Parecía emanar una energía especial, como si estuviera imbuido de magia. Con curiosidad y precaución, Shin tomó el pergamino entre sus manos y notó que estaba dirigido a «cualquiera que deseara conocer la historia de la región en la que se encontraba»

Sin pensarlo dos veces, Shin abrió el pergamino y de repente cayó en un trance profundo. Todo a su alrededor se volvió oscuro, y una única voz resonó en su mente. Una voz enigmática que parecía poseer conocimientos ancestrales.

"¿Qué deseas saber?", susurró la voz.

Shin, intrigado por su propia existencia y su propósito en aquel lugar desconocido, comenzó a hacer preguntas a la voz. Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta. La voz permaneció en silencio, como si esperara que Shin formulara la pregunta correcta.

Decidido a obtener información sobre su entorno, Shin cambió su enfoque y preguntó sobre el lugar en el que se encontraba. Entonces, la voz empezó a relatar la historia de aquel reino llamado Latipsóh.

Había sido un lugar próspero y lleno de vida, hasta que una terrible guerra estalló entre los reinos de Ibrahim, Revenge, behemoth, Coh y Dicocia. Los conflictos se extendieron por cada rincón de la región, sumiendo a los reinos en un estado de miseria, perdición, caos y muerte. Fue en ese momento, tras el caos y la destrucción, cuando los demonios del abismo emergieron.

Según el relato de la voz, los demonios eran seres temibles que surgieron de la zona en la que miles de soldados habían luchado ferozmente. Su aparición provocó el surgimiento de un abismo gigantesco, un lugar oscuro y tenebroso en el que los cuerpos de los caídos fueron arrojados.

Los guardianes de la sabiduría, conscientes del peligro que representaban los demonios, trataron de contenerlos utilizando su debilidad. Sin embargo, no lograron erradicar por completo la amenaza. El abismo se convirtió en un camino hacia el infierno, una puerta hacia un reino de oscuridad y perdición.

Han transcurrido ya 37 años desde aquel fatídico suceso, pero los efectos de la guerra y la presencia de los demonios persisten en la región. Los reinos que sobrevivieron a la catástrofe, Ibrahim, Revenge y Dicocia, luchan por reconstruirse y encontrar la esperanza en medio de la desolación.

Absorbido por el relato, Shin se dio cuenta de que su presencia en aquel lugar no era un simple accidente. Su destino estaba entrelazado con los eventos pasados y las fuerzas que habían sumido a Latipsóh en el caos.

El trance en el que Shin había caído lo abandonó repentinamente, dejándolo tendido en el suelo, desconcertado y un tanto aturdido. Al levantar la mirada, divisó la silueta de alguien en la entrada de la torre. Un escalofrío recorrió su espalda y, movido por el miedo, se alejó rápidamente. Sin embargo, la figura se acercó lentamente, revelándose como el encapuchado que lo había salvado anteriormente. Para su sorpresa, esta vez pudo ver que se trataba de una mujer.

La mujer se disculpó por haberlo asustado y se acercó a Shin con cautela.

   — Lo siento, no pretendía asustarte. ¿Estás bien? — preguntó la mujer, mostrando una leve preocupación en su voz.
Shin, aún nervioso por el encuentro y con la historia del pergamino fresca en su mente, le relató lo sucedido en la torre abandonada y el misterioso trance que lo había llevado a conocer la historia de Latipsóh.

   — Encontré un pergamino hechizado que me sumergió en un extraño trance. Me habló de la historia de este lugar, de la guerra y los demonios del abismo — explicó Shin con incredulidad en su voz.

Intrigada por su relato, la mujer entabló una conversación con Shin. Aunque se negó a revelar su nombre, compartió parte de su historia con él.

   — No tengo nombre para ti, pero puedes llamarme...  Niúh. Así es como me conocen. — dijo la mujer, con un toque de misterio en su voz.
Shin asintió, aceptando la peculiaridad de la situación.

Niúh continuó hablando, revelando una parte de su vida pasada.

   — Crecí en la pobreza, como una niña desamparada. Los bandidos se aprovechaban de mí, robándome y causando estragos en mi vida. Con el tiempo, me convertí en una mercenaria. Hago lo que sea necesario para sobrevivir en este mundo despiadado — confesó la mujer, su voz cargada de amargura.
Intrigado por la intervención de Niúh en su salvación, Shin no pudo evitar preguntarle el motivo.

   — ¿Por qué decidiste intervenir para salvarme? — inquirió Shin, buscando respuestas.

Niúh tomó un momento antes de responder, como si estuviera considerando sus palabras cuidadosamente.

   — No creo en el destino, pero algo me decía que nuestros caminos debían cruzarse en este momento y lugar. Hay algo más en juego aquí, algo que aún no comprendo del todo — contestó la mujer, su voz revelando una mezcla de curiosidad y desconcierto.
Las palabras de Niúh resonaron en la mente de Shin, haciéndolo reflexionar sobre su propio propósito en ese extraño mundo.

   — El pergamino... mencionó un lugar llamado el abismo, ¿sabes algo al respecto? — preguntó Shin, esperando obtener más información.
Niúh pareció sorprendida por la mención del abismo y cuestionó la veracidad de las palabras de Shin.

   — Eso es extraño. Según se cuenta, la guerra y el abismo ocurrieron hace más de 100 años. Se considera más un mito que una realidad tangible. Se dice que el abismo alberga un tesoro en su final, pero nadie sabe dónde se encuentra. Además, si es real, se rumorea que está custodiado por los demonios que surgieron durante la guerra. ¿Estás seguro de lo que viste en el pergamino? — cuestionó Niúh, mostrando su escepticismo.
Shin asintió con convicción, decidido a hacerle entender la veracidad de su experiencia.

   — Lo vi con mis propios ojos, la ubicación del abismo estaba claramente representada en el pergamino. No puedo explicarlo, pero sé que es real. — afirmó Shin, su voz llena de certeza.
Niúh reflexionó por un momento, considerando las palabras de Shin. Luego, tomó una decisión.

   —  Muy bien, vendré contigo mañana. Si realmente hay algo detrás de este misterio, necesitamos descubrirlo juntos. Prepara todo lo necesario y asegúrate de cuidar ese pergamino. Parece ser un objeto de gran importancia. — declaró la mujer con determinación.
Shin asintió, agradecido por su compañía y apoyo en esa aventura desconocida.

   — Gracias por estar dispuesta a acompañarme. No sé qué nos espera, pero estoy ansioso por descubrir la verdad detrás de todo esto. — expresó Shin, sintiendo una mezcla de emoción y temor.
Niúh sonrió levemente, mostrando una chispa de complicidad.

   — No mencionaste que tenías hambre. Espera un momento, te traeré algo de comida. Descansa y recupera tus fuerzas para el viaje que nos aguarda. — dijo Niúh, alejándose para preparar algo de alimento.

Shin se recostó en un rincón de la torre abandonada, dejando que el cansancio lo invadiera mientras esperaba a la misteriosa Niúh. La incertidumbre y la anticipación se entrelazaban en su mente, pero, por primera vez desde que llegó a ese extraño lugar, tenía una compañera de viaje. Juntos, se embarcarían en la búsqueda del abismo y desentrañarían los secretos ocultos de Latipsóh.

Mientras el sol se ponía lentamente y la oscuridad envolvía la torre, Shin cerró los ojos, dejando que el sueño lo transportara hacia un futuro lleno de desafíos y descubrimientos, confiando en que su encuentro con Niúh marcaría un nuevo capítulo en su destino.

Enigma Shin: El tesoro del abismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora