Donde la belleza de Chuuya es innegable, y Dazai debe soportar que otros lo miren por ser la estrella principal de la empresa de modelaje y fotografía más famosa de la industria.
Atte: La Trenza De Draken.
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Los titulares eran; "CHUUYA NAKAHARA EMPUJANDO A UNA JOVEN". "CHUUYA NAKAHARA CELOSO DE UNA MENOR DE EDAD". "DAZAI OSAMU, EL MILLONARIO CON GUSTOS CUESTIONABLES"...
No hacía falta decir que los noticieros estaban repletos de fotos donde los pésimos ángulos de los reporteros no ayudaban mucho, pues realmente parecía que Chuuya la hubiese empujado y la chica aparecía en el piso con un montón de lágrimas recorriendo sus mejillas como toda una magdalena.
—Difícilmente saldrás de ésto.
¡Por supuesto que sí! No solo estaba la noticia de la chica, también había videos suyos gritando a Dostoyevsky, y la gente insinuaba que se trataba de envidia a la reciente idea que había tenido Fyodor por aceptar la propuesta que Dazai rechazo hace meses respecto a las páginas porno.
—Que piensen lo que quieran, no me importa, pero Fyodor lo planeo y no tengo dudas al respecto. —estaba convencido. Esa chica debía ser una actriz contrada por el CEO de la agencia rival para hacerlo quedar mal frente a tantas personas y reporteros.
¡Es que todo tenía sentido!
—¿Otra vez?
—Es una jodida rata. —masculló apretando en sus manos el juguete antiestres que su amigo le había llevado especialmente para eso.
Odasaku asintió dandole la razón. Desde hace años que ese hombre intentaba hundir a Dazai y la agencia, pero por más que lo hacía no conseguía nada, sin embargo, al parecer está vez había dado un gran avance que le traería una polemica enorme donde se incluía una menor de edad ¡Que gran hijo de puta!
—¿Qué harás?
—No lo sé, pero la gente piensa que Chuuya la empujó y si no hacemos algo podría arruinar su imagen. —dijo pensando unos segundos. —La chica seguramente no perderá la oportunidad de demandar para sacar algo de todo esto. Debo hablar con Chuuya.
—Bueno, si piensas ir a buscarlo, lo ví preparándose para las últimas fotos del pride, yo me quedaré en tu oficina, necesito dormir en uno de esos puffs que son tan malditamente cómodos.
—Usa el rojo. —señaló. —El azul es de Chuuya.
Odasaku se dejó caer en el rojo, viendo que el puff azul era el más cercano al escritorio.
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Kouyou supervisaba la sesión desde un comodo sillón en el estudio, recargada y con los brazos cruzados.
—Te arrancaras un trozo de piel si te sigues rascando así.
Gin estaba a su lado esperando su turno para la sesión, y las lentejuelas del traje no dejaban de picarle los brazos. —Pica mucho.
—Espera unos minutos más, ya casi termino. —Tachihara se movía por el lugar buscando ángulos para las fotos, le gustaba ser creativo, pero con Chuuya, las fotos siempre salían bien, no hacía falta que le diera órdenes sobre como acomodarse o donde mantener las manos.
