Sentimientos.

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Era de mañana.

Los rayos del sol entraban por aquella ventana.

Pero las cortinas de color rojo vino evitaban que molestaran al príncipe de cabellos castaños, que dormía plácidamente en su cama aterciopelada.

Su sueño duraría más si no fuera por el canturreo de unas aves que se posaban en su ventana.

Se removió en su cama y se sentó en el suave colchón.

Se estiró y levantó, dirigiéndose somnoliento hacia su baño.

Se metió a bañar y salió rápidamente de la ducha, buscando su ropa.

Eligió una camisa negra con mangas de estilo María.

Un corset rojo que asentuaba su cintura.

Pantalones negros un poco holgados.

Zapatos negros de cuero.

Cuello de su camisa con un moño caído color rojo, con una esmeralda en medio.

Ajusto el corset de cuerdas negras.

Lo suficiente como para definir si cintura, pero no para hacerle daño.

Peinó su cabello húmedo y tomó esa corona de color dorado con gemas preciosas, especialmente rubíes.

La colocó en su cabeza y se miró al espejo, abotonando la smangas de su camisa.

Se veía bien.

Camine hasta fuera de mi habitación, baje las escaleras y salude a una de las señoritas que se encontraba limpiando la alfombra.

-Joven príncipe, Buenos días. - hice una pequeña reverencia ante su príncipe.

-Buenos días, Elizabeth. - sonreí alegre y seguí caminando, encontrándome con más señoritas de limpieza, encargadas de la comida, y a los guardias que me saludaban cordialmente.

Me avisaron que mi madre no estaría en la mañana, llegaría a las 6:00 de la tarde.

Así que una de las encargadas de la comida trajo mi desayuno hasta la mesa de la sala de la familia.

Normalmente desayunaba sólo, o almorzaba sólo.

Puesto que sólo su madre era la encargada del reino.

Siempre salía, y nunca estaba en el castillo.

Terminó de comer y dejó los platos en la cocina.

No le agradaba que las señoritas encargadas hicieran todo.

Por la tarde ya no hacía nada, paseaba y atendía al pueblo.

Escuchaba distintos halagos hacia el.

Más por niños y niñas pequeñas.

-¡el príncipe es muy agradable, mamá!

La niña sonrió.

-¡me dio dinero para mi paleta!

-le dijiste gracias al príncipe, ¿no es así?

-siii, si le dije gracias.

Luzu era un príncipe amable, le encantaba ayudar al pueblo, acompañarlos, y si es necesario, darles el dinero suficiente para que puedan comprar lo que necesitan.

Luzu era un príncipe amable, le encantaba ayudar al pueblo, acompañarlos, y si es necesario, darles el dinero suficiente para que puedan comprar lo que necesitan

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in different kingdoms ఌ︎𖧷/ Royal AU luckity (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora