[ 𝘿𝙊𝙎 ]

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Chan abrió los ojos al escuchar el ruido de la puerta cerrarse, se quedó observando la habitación por un momento y sin moverse demasiado hasta que se percató de que se había quedado dormido sobre el escritorio. Los recuerdos de la noche anterior regresaron a su mente y se volteó rápidamente llevando la vista hacia el sofá, el castaño se había ido sin avisar. No pudo evitar preocuparse al respecto, quizás estaba arrepentido de lo que había sucedido y ahora no quería volver a verlo.

—Eres un idiota —se dijo a sí mismo jalando los mechones de su despeinado cabello.

La puerta volvió a abrirse y levantó la mirada encontrándose con Changbin. El moreno se adentró rápidamente en el cuarto, para luego entregarle una bolsa de la cafetería.

—¿Qué es esto? —preguntó confundido.

—Me encontré en el pasillo con nuestro conejo malvado y me pidió que te lo diera —sonrió tomando asiento en el sofá—. Dijo que necesitarías eso y también una larga ducha.

El rubio palideció tragando saliva sonoramente.

—¿Te dijo algo más? —indagó nervioso.

—Sólo que me aseguré de verte terminar el desayuno porque te desvelaste —suspiró cruzándose de brazos—, y ni siquiera fuiste al departamento a descansar.

—Está bien.

—Aunque parece que él tampoco fue al dormitorio —comentó sacando el móvil de su bolsillo—. No suele llegar tan temprano a la empresa, a menos que tengamos algo importante que hacer.

—No lo sé —apartó la mirada.

Changbin se quedó pensando en silencio por un momento y regresó la vista al mayor.

—¿Ustedes hablaron? —preguntó con curiosidad—. Anoche mencionó que quería charlar contigo, pero no supimos nada más.

—Mmh, sí —abrió la bolsa que contenía el desayuno—. Hablamos y luego, se fue a casa.

—Estás seguro por…

—Binnie —lo interrumpió—, tienes trabajo por hacer y sé que aún no has revisado las correcciones que te envié.

—Acabo de llegar y ya me quieres poner a trabajar —bufó molesto.

—Esa canción no se hará por sí sola —sonrió terminando la conversación.

[...]

La práctica finalizó dejando a los ocho chicos completamente exhaustos y ahora se encontraban esparcidos en el suelo o el sofá intentando recuperar el aliento. Minho estaba recostado cubriéndose los ojos con su antebrazo para que la luz no le diera directamente mientras trataba de dormir aunque sea unos minutos. Aunque su descanso fue interrumpido cuando sintió que alguien jalaba de su camiseta.

Llevó la vista hacia el pequeño chico que se hallaba arrodillado frente a él y negó con la cabeza. Felix sonrió acercándose un poco más para poder susurrar cerca de su oído y que los demás no pudieran escucharlo.

—¿Qué es lo que hiciste con él? —lo interrogó curioso— Se ve mucho más feliz que de costumbre.

—Hablamos, comimos y… —le pellizcó la mejilla— Le prometí que le daría un obsequio.

El australiano lo miró confundido.

—A veces sólo hay que mimarlo un poco para hacerlo sentir mejor —explicó sonriente.

—Hyung, también quiero que me hagas sentir bien —dijo inquieto tirando de su camiseta nuevamente—. Estoy triste porque siento que mi rendimiento está disminuyendo.

𝙏𝙀𝙉𝙎𝙄𝙊𝙉 / 𝘾𝙃𝘼𝙉𝙃𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora