personajes - prólogo

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— Paulo Aimar Scaloni.

+ Veintiún años.
+ Bottom.

— Cristián Romero.

+ Veintitrés años.
+ Top.

— Lionel Aimar Scaloni.

+ Veinticinco años.
+ Bottom/Top.

— Pablo Aimar.

+ Cuarenta y ocho años.
+ Top.

— Lionel Scaloni.

+ Cuarenta y cinco años.
+ Bottom.

— Oriana Sabatini.

+ Diecinueve años.
+ Bottom/Top.

— Emilia Mernes.

+ Dieciocho años.
+ Bottom/Top.

— Antonela Roccuzzo.

+ Veinticuatro años.
+ Top.

— Martina Stoessel.

+ Veinte años.
+ Bottom.

— Lisandro Martínez.

+ Veinticuatro años.
+ Top.

— Nahuel Molina.

+ Veinticuatro años.
+ Bottom.

— Julián Álvarez.

+ Veintitrés años.
+ Top.

— Enzo Fernández.

+ Veintidós años.
+ Bottom.

— Emiliano Martínez.

+ Veintinueve años.
+ Bottom/Top.

— Sergio Agüero.

+ Treinta años.
+ Top.

—más adelante se agregaran personajes necesarios.—

Cutibala ✓

         Él es multimillonario, y del más alto nivel. Terminó la secundaria con un promedio de diez.

Sus amigos sorprendidos, no lo podían creer; que una noche distraído del baile se fue con él.

Ese vago atorrante, que nunca tuvo un cospel. Le puso el pecho de arranqué, erizando le la piel.
Con chamuyos elegantes, le pinto el mundo al revés. Para que siempre lo banque, de primera lo hizo bien.

Cutibala ✓

Paulo es hijo de dos grandes futbolistas; Pablo Aimar y Lionel Scaloni, los cuáles en su niñez, adolescencia y juventud le dieron todos los caprichos posibles.
Nunca le hizo falta nada, sus padres siempre fueron atentos, cariñosos y consentidores con él.

Pero se sentía vacío, quería que alguien lo amará y no de la forma en la que lo hacía su familia, quería enamorarse. Quería enamorar a alguien.
Claro que no compartió la idea con los mayores, simplemente llamó a su prima esperando que ella pudiese darle alguna opción para su busqueda de amor.

— ¡Hola Ori, mí vida! —oyó una risa del otro lado de la línea.

¿Qué querés? —abrió la boca, bastante ofendido por aquella indirecta.

— Bueno, sí quiero algo —murmuró—, pero ¿Cómo estás?

Bastante bien, con muchísimo laburo de la facu'. ¿Vos qué onda?

— Me alegro mucho nena, yo... Yo quería pedirte un re favor —habló finalmente—. Quiero... Que me presentes a algún amigo tuyo —pidió.

¿Qué? —la menor espero unos minutos a que su primo agregué que era una joda, pero Paulo no jodía.— Pero... ¿Vos sí sabes qué yo me junto con pura gente turra, no?

— Sí.

El viernes hay una joda.

— Ok, voy para tu casa y de allá vamos.

Perfecto, te dejo. Tengo que seguir trabajando.

Chau Ori, nos vemos te quiero.

La menor tiro un beso por el micrófono y colgó la llamada.

Cutibala ✓

Cristián nunca tuvo lujos, desde pequeño siempre estuvo en la misma casa. No salía de vacaciones y se emocionaba cada vez que su viejo podía comprar para tomar chocolatada.
Un pibe con mucho levanté, pero no le daba bola a nadie.

Su madre fue ausente. Nunca la conoció, y tampoco tenía ganas de hacerlo. Se crió con mucho amor gracias a su papá, que cuando podía le daba muchos mimos. Y hoy en día seguía ahí, viviendo con su viejo. Ambos pagaban todo y estaban felices juntos.

Cristián trabajaba en la verdulería de su abuelo, y estaba bien con aquello. No había terminado la escuela, y los fines de semana eran joda.

Y vivía feliz y tranquilo con eso.

— Dale Cuti, entonces salimos el viernes a la joda. Va a ir Ori.

— Bueno dale, venite pa' casa y de acá no' vamo'.

— Okey, nos vemos pibe.

— Chau.

Lisandro se fue de la casa de Romero, quién en silencio se dirigió a su pieza.

Se sentía sólo, muy sólo.

Ocho cuarenta | CutibalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora