La historia de la otaku y el man guapeton

Empieza nuestra historia

Como todos los días de su vida, Sufria se levanta y no se baña ni se lava el boquiche, simplemente se empieza a poner su ropita kawaii para ir a la escuela, esta consiste en: 

1. Su uniforme escolar con remera kawaii (es un abrigo olor a mierda q cada latinoamericano usaba todo el tiempo en los 2000-2010 por alguna razón estúpida)

2. Orejitas de gatita linda nwn (esas orejas feas le costaron 30$ dólares a el papa de Sufría, por lo menos enseña que las valora y las usa...)

3. Unos calentadores de piernas kawaii como siempre y sus zapatitos de la escuela. (Ni puta idea  como se les llaman a los leg warmers en español, solo sepan q fueron de ser blancos a ser amarillos y con tierra y bache, los zapatos también están q se les sale la suela)

4. Y últimamente, Sufria nunca podría salir de su hogar sin sus coletas sin peinar correctamente y sus gafitas para poder leer :3 nwn (ojalá se muera esta mujer)

Hoy es un día extremadamente importante para Sufría, ya que está tomando su examen final para poder graduarse de su escuela, esta vez no hay forma que falle, pues ya repitió 3 veces y se acuerda a todo detalle como iba el examen y sus respuestas, aún así no podía dejar de estar nerviosa.

El papi de Sufria cual se llama Gustavo, la conduce hacia su escuelita, donde todos los pobres niños se esconden en terror de lo que les asecha.

Por la puerta principal entra el diablo si mismo, Sufria, al al ver a la gente tranquila por su día en los pasillos, le arranca violentamente un pedazo a su dignidad y grita: ¡Konichiwa shinainaru shita no minasan!"Hola mis queridos shotas! En español, esto lo grito en un tono tan asquerosamente enojarte y irritante, juraría q su saliva salió volando.

Todo el mundo la mira con incomodidad y miedo, y rápidamente van a sus aulas para poder estar a salvo, también ya iba a sonar el timbre 🛎.

Sufría llega a su aula, y todos los otros séniors se sientan silenciosamente, si la ignoran, no está ahí. Toca el timbre, y todos se sientan. Llega la profesora, dice lo mismo que todos los años sobre los exámenes y da los  papeles a sus estudiantes.

Sufría estaba tan nerviosa de que se olvidara las respuestas (pues no había estudiado) que se hizo pis encima, el vaporoso olor de su llanto amarillo hundió el salón, todos escuchando los chorros caer poco a poco de silla. Estaban en terror absoluto.

Vamos Sufría! No te desmotives! Tu puedes pasar este examen y salir de la vida escolar de una!

Pasan las horas, y la escuela termino. Al siguiente día una carta le llega en el buzón a papá Gustavo, leía: Su hija Sufría Hernández se ha graduado!, tristemente, esta baneada de la ceremonia de graduación y la fiesta, cordiales saludos la facultad de la escuela superior Diezch Nautz.

A papa Gustavo no le importo que Sufría fuese a la ceremonia, creía que era mejor así. Entro a su casa y desde las escaleras le grito a Sufría, quien estaba en su cuarto, que se había graduado y que el la llevaría a comer a un restaurante japonés en modo de celebración!