Parte 2

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Ronnie Anne se quedó sentada en las escaleras, intentando mitigar la horrible sensación de su pecho, cuando apareció su amiga Sid.

— Hola, Ronnie Anne... ¿Qué tienes? — Inquirió ella instantáneamente notando el mal humor de su amiga.

— Yo... No lo sé. — Contestó la otra con sinceridad.

— Bueno, ¿qué pasó? — Quiso saber Sid, sentándose con ella en las escaleras.

Ronnie Anne le contó todo el asunto sobre la llamada y la rara sensación de asfixia en su pecho; cuando acabó, Sid se quedó mirándola un rato antes de hablar.

— Pensé que no te gustaba Lincoln, Ronnie Anne. — Dijo al final.

— No me gusta, ¿por qué piensas eso? — Repuso rápidamente ella.

— Porque, bueno, suena como si estuvieras... celosa. — Explicó Sid con una mirada de comprensión.

— ¡No me gusta, Sid! — Repitió Ronnie Anne. — Y no estoy celosa, ¡eso es ridículo! — Lanzó y se fue pisoteando a su departamento.

Sid la siguió en silencio y ambas llegaron al hogar de los Casagrandes. Carlota se hallaba ojeando una revista en el sillón, pero la ignoraron mientras tenía lugar su drama.

— No te enfades... — Dijo Sid.

— Entonces no me acuses. — Replicó Ronnie Anne. — Es absurdo. Lincoln y yo solo somos amigos, AMIGOS, lo que sentí fue, ehm, ¡otra cosa!, pero no son celos.

— Sí, lo que digas. — Se rindió Sid.

Sin embargo, esa declaración llamó la atención de Carlota.

— ¿A qué te refieres con que "no te gusta Lincoln", Ronnie Anne? — Preguntó Carlota haciendo las comillas en el aire.

Su prima resopló con fuerza pero le explicó lo de la llamada a ella también, y cuando terminó, Carlota tenía una expresión conocedora en su rostro.

— No inventes, Ronnie Anne. ¡Es claro que te gusta Lincoln! — Dijo cruzándose de brazos. — Y claro que estás celosa de esta chica, es evidente, aunque no quieras admitirlo.

— QUE NO. — Gritó Ronnie Anne y salió furiosa del lugar.

Pasó el resto del día repitiendo los eventos de la tarde. La llamada, la horrible sensación y las acusaciones de su prima y mejor amiga.

¿A mí? ¿Gustarme Lincoln Loud?, se decía, ¡jamás! Él es molesto y torpe, nunca me fijaría en él. Nunca me detendría a apreciar sus ojos alegres, o su cabello igual a las nubes, o su increíble habilidad para buscarle solución a todo... O su sentido del humor, o su bondad y altruismo...

Ronnie Anne detuvo su cabeza. Mmmmm... La verdad es que antes sí llegó a pensar en él de forma un poco distinta, y se habían besado un par de veces cuando eran más jóvenes... Pero no, no. No había manera... ¿No?

Ella estaba pensando furiosamente en sus sentimientos sobre el chico al momento en que su mamá tocó la puerta de su habitación y la asustó.

— Lo siento, cariño, no quería sorprenderte. — Se disculpó su madre. — Te noté algo distraída hoy en la cena, ¿te preocupa algo? ¿La fiesta puede ser?

— No, eso está bien. Me emociona. — Respondió Ronnie Anne mientras su madre se sentaba en la cama con ella. — Es solo... Ahm... — Su voz disminuyó al mismo tiempo que se sonrojaba.

No había forma en que pudiera decirlo sin sentir vergüenza.

— ¿Ronnie Anne? — Dijo su madre, preocupada.

— Es que yo... — Susurró ella. — CreoquemegustaLincoln. — Balbuceó.

— ¿Qué? — Dijo su madre, quien no había escuchado.

Rayos, ni modo, pensó la chica.

— Creo que me gusta Lincoln, mamá. — Murmuró un poco más fuerte.

Su madre alzó la cejas, asombrada de oírlo pero no con expresión sorprendida. Eso despertó un espíritu suspicaz en su hija.

— ¿Qué? ¿Tú lo sabías? — Inquirió ella entrecerrando los ojos.

— Bueno, no exactamente, pero lo imaginaba. — Respondió su madre. — Oh, vamos, Ronnie Anne, siempre estás hablando de él o hablando con él, ¿qué esperabas? — Añadió la mujer ante la mirada incrédula de su hija.

— Hmmp. — Masculló la niña.

— ¿Sabes? Eso no está mal, cariño. — Dijo su madre, abrazándola con ternura. — Estás creciendo y eso es parte de crecer, no tienes que sentir vergüenza por ello. Además Lincoln es un buen chico. — Agregó obsequiándole un guiño a su hija y saliendo del cuarto.

Ronnie Anne se quedó sola con sus pensamientos y emociones. Saltando de un extremo a otro, con algo de temor de admitir la verdad que cobraba vida en su mente y su corazón.

Podía ver claramente la adorable sonrisa de Lincoln cuando la miraba a través de la pantalla, podía oír su risa cuando lograban verse y se gastaban bromas el uno al otro... Aún más, podía recordar vagamente la sensación de sus labios cuando la besó por primera vez.

La cara de la chica ardió con el recuerdo, pero también lo hizo su corazón con la convicción.

Había estado en lo correcto antes. No le gustaba Lincoln... Estaba enamorada de él.

Sonrió con timidez al admitírselo. Vaya... ¿Y ahora qué iba a hacer con eso? Quería a Lincoln, ¿y luego qué? Frunció el ceño. ¿Y luego qué?, se repitió.

Una mirada robada a su enorme vestido de quinceañera le dio la respuesta.

Tal vez en ese momento no sabía qué haría, pero tenía tres días para resolverlo.

FINALLY - The Loud House & The Casagrandes Fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora