Tinnitus | Minho (XO, Kitty) Male Oc

001 | ¡Corea, al fin!

Narra Oliver:

Mi nombre es Oliver, y vivo en Los Angeles, Estados Unidos.

O bueno, vivía ya que justo ahora estoy en el Aeropuerto para tomar un vuelo a Corea del Sur para empezar mi nueva vida después de... eso.

Había mandado una solicitud a la Universidad Independiente de Seúl, pero llamémosle KISS por sus siglas en Inglés.

Y justo ahora me encontraba en el Aeropuerto, formado en la fila para recoger mis boletos.

Frente a mi había una chica algo pelirroja pero igual algo castaña, se veía que estaba muy emocionada. Mientras tanto yo platicaba con mi mejor amiga, Valeria por chat.

Vale 🤍

—¿Ya estás en el aeropuerto?

—Sip, estoy en la fila para que me den mis boletos.

—Estoy muy orgullosa de ti... Te extrañare muchísimo

Yo sonreí

—Yo más. Te juro que no se como sobreviviré sin ti.

—Sólo no te olvides de que cuando te visite en vacaciones, tienes que presentarme a un coreano guapo.

Valeria siendo Valeria...

—Si... Pero, por favor... Avísame cualquier cosa que pase con él...

—No te preocupes, lo tendré bien vigilado. Cualquier cosa te diré.

Iba a responderle el mensaje. Pero la chica que estaba enfrente de mí comenzó a hablar con la señora que atendía, por lo que pronto iría yo.

La chica puso su pasaporte frente a la señora.

—Katherine Song Covey. Kitty para mis amigos. Y voy sola a Seúl, Corea.— dijo la chica con una emoción veinte veces mayor a la mía.

Vaya, iremos en el mismo vuelo.

En realidad yo no estaba muy emocionado, ya que mis padres son coreanos y casi todas las vacaciones vamos a Corea para visitar familiares y así.

—Sí, es lo que veo en el sistema.— dijo la señora mientras tecleaba.

La chica sonrió y comenzó a ver hacia todos lados, y cuando me volteó a ver a mí se quedó inspeccionándome unos segundos.

Por lo que decidí saludarla con la mano algo incómodo. Ella me devolvió el gesto, pero al ver que llevaba una credencial de KISS colgada en mi maleta sonrió como nunca.

—¿Irás a KISS? ¡Yo igual!— me dijo la chica, ahora de nombre Kitty, con alegría.

—Ah, si.— respondí.

Ella sonrió y cuando la señora le dio sus boletos se despidió de mí con suma alegría justo para después irse.

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Ya cuando me dieron mi boleto me dirigí al área de espera, y para mi sorpresa, ahí estaba Kitty, la chica de antes.

Ahí me cuestioné si me sentaba al lado de ella, y dije... ¿Por qué no?