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Un sollozó de emoción escapó de sus labios y rompió en llanto abrazándose al cuello del mayor dejando caer sus cosas.

El pelinegro abrió sus ojos asustado al escucharlo llorar. -Pasa algo? Hice algo malo? Me separo si te incomodo.-

-Nunca ningún hombre me dió cariño, ni siquiera mi padre. P-Perdón si lo asusté.- Se disculpó avergonzado el infante intentando dejar de llorar.

Muzan sonrió con ternura y lastima y abrazó con un brazo los hombros del niño mientras con la mano libre acarició suavemente su cabello. -Está bien llorar cuando lo necesitas, no tienes que ser fuerte siempre. Puedes llorar en mi hombro siempre que me necesites.-


Douma sonreía radiantemente pegado a la ventana mientras observaba la hermosa ciudad que jamás conoció.

-Nunca viniste a la capital?- Preguntó con curiosidad Muzan observando por el asiento retrovisor al niño arrodillado en el asiento con sus pequeñas manitas pegadas a la ventanilla y su mirada arcoíris brillando ilusionada.

-Nop. Nunca salí de mi pueblo.- Explicó el infante aún observando por la ventana.

-Ya veo... Siéntate bien y abrocha tu cinturón, no quiero que te caigas en una frenada.- Ordenó el mayor mientras avanzaba al ver el semáforo ahora iluminado en verde.

-Chi.- Asintió obediente Douma y se acomodó en su lugar abrochando su cinturón de seguridad.

Muzan sonrió con ternura y decidió desviarse por el camino largo, viendo como el niño abrazaba su peluche de zorro mirando por la ventana ilusionado. -Antes de ir al McDonald's iremos a comprar al centro, así que tendrás que caminar un poco.-

-No hay problema señor Muzan.- Sonrió dulcemente Douma aún viendo por la ventana mientras abrazaba su peluche.

-Tierno.- Pensó Muzan mientras entraba en un estacionamiento y acomodaba su lugar para luego bajar y abrirle la puerta al infante. -Abajo pequeño.-

Douma asintió obediente y se desabrochó el cinturón para luego bajar aún abrazando su peluche.

-Déjalo en el auto.- Ordenó y rió enternecido cuando lo vió hacer un puchero y luego dejar su peluche cruzándose de brazos en una rabieta. -Anda, no querrás que se ensucie con la salsa de la hamburguesa que comerás, no?- Preguntó para luego extender una mano hacia el niño luego de cerrar la puerta y colocar alarma al auto.

Los ojos de Douma se abrieron al recordarlo y brillaron, volviendo a sonreír alegremente y entrelazó una de sus manitas con la del adulto. -V-Vamos señor Muzan!-

El nombrado sonrió con ternura y caminó de la mano con el niño, quién observaba maravillado los alrededores. -Vaya... Todo esto es hermoso, hay muchas luces de colores y muchas personas.- Observó al frente y sonrió radiantemente al ver a un pequeño felino desnutrido y sucio en una caja cercana a un callejón. -UN MICHI!- Se soltó de la mano del adulto y corrió hacia el felino a la entrada del callejón.

-Oye no te separes que te puedes perder.- Lo regañó Muzan entre risitas.

Un hombre al final del callejón se relamió los labios al ver al niño arrodillado frente al cachorro felino que acariciaba y se acercó a el acercando una mano a su cabello. -Hola niñito precioso~- Escuchó un carraspeo a su lado proveniente de la entrada del callejón y se tensó al ver a Muzan, deteniendo su mano justo antes de acariciar el cabello del niño. -M-Muzan-sama.- Tartamudeó asustado y retrocedió separándose del niño tragando saliva.

-Hola Kyogai. Veo que ya conociste a mi niño.- Muzan ingresó al callejón y se puso de pié frente al pelinegro dándole la espalda a Douma ocultándolo.

-N-No sabía que tenía un hijo.- Explicó el nombrado aún entre tartamudeos y caminó al final del callejón agarrando uno de sus tambores.

-No es mi hijo, es mi niño.- Se cruzó de brazos y volteó a ver al menor que los ignoraba por completo y seguía acariciando al gatito que se frotaba cariñoso a su mano. -Oye Douma, quieres a ese gato?- Al verlo asentir se inclinó y acarició sus platinados cabellos. -Entonces es tuyo, agarralo.-

El niño sonrió radiantemente y abrazó una de las piernas del adulto. -MUCHAS GRACIAS SEÑOR MUZAN!-

El pelinegro de cortos cabellos sonrió con ternura y besó la frente del niño. -Anda, agarra a tu gato que vamos a comprar.- Se puso de pié y volteó a ver a Kyogai. -Y en cuanto a ti. Si vuelves a acercarte a un niño, especialmente MI niño, me encargaré de hacerte desaparecer por mi cuenta. Entendiste?- Al verlo asentir volteó a ver a Douma, quien ya estaba de pié cargando al pequeño gatito con una mano y estiraba la otra hacia el mayor. -Douma, despidete de Kyogai.- Ordenó mientras tomaba la mano del niño.

Douma sonrió alegremente y volteó a ver al hombre con tambor. -Adiós Kyogai.-

-Adiós Douma.- El de largos cabellos negros lo saludó con una mano y se volvió a acomodar al final del callejón esperando a su próximo cliente. -Adiós Muzan-sama.-

El de traje entrelazó su mano con la del niño y observó de reojo al de largos cabellos negros. -Nos veremos muy pronto, Kyogai.-

Papi ||MuzDou||(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora