I La apuñalada de inspiración

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Las fuertes carcajadas del viento humedecen mi rostro, lo convierte en un río de agua salada saliendo por las cunas de mis ojos, el asco que siente mi corazón horroriza mi paisaje artístico, las palabras salpican odio dentro de mi cabeza y ha logrado recorrer mis conexiones neuronales haciendo arder mi lobulo frontal, tornando mi rostro de color rojo bermellón, como si de un videoclip en camara lenta se tratase siento como las articulaciones de mi cuerpo se endurecen partiendo desde mi cabeza hacia la punta de mis pies, una corriente rrecorre en reversa y se acumula en mis puños hasta hacerlos entumeser. 

El aire no ha podido ingresar en mi sistenma y hay algo atascado en mi laringe, todas mi pragmatica no han logrado completar el recorrido de su morfología y se han quedado atrapada en mis cuerdas bucales, una bocanada de aire y lo único que escucho son gritos de dolor, desprecio, rencor e ira, siento que mi cuerpo delgado no alcanzará a soportar ese veneno que se expande lentamente por mis venas, pues yo tan solo puedo esperar que estas experiencias no logren envenenar tan dulce y fragil corazón. 

Al parar mi llanto solo puedo pensar en cuan cansado esta mi ser apasionado, mi energía se ha agotado intentando controlar mis impulsos, intentando darme calma para no sufrir un colapso nervioso, tan sabia mi inconciencia me ha llevado a la cama, me ha arropado y me ha dejado asimilar aquella historia que comienza asi:

Brihanna, mucho gusto, soy pequeña mido 1.56, tengo los ojos verdes como un cogollo de rosa recien nacida y una pecas que adornan mi cara con mucha autenticidad, ninguna peca le encuentra sentido a su existencia y algunas de ellas se confunden con sutiles lunares en mi rostro y aveces les gusta fingir que son constelaciones que han caido desde el cielo, mi cabello luce alborotado, con curvas tan rebeldes que se niegan a pasar desapercibidas, algunos mechones de cabello tienden a girar hacia la izquierda, otros a la derecha, y algunos ni siquiera saben a donde ir.

- La indecisión de mi cabello seguro advierte a cualquier admirador que puedo ser casi tan indecisa como mi cabello, seamos sinceros y pongamonos a pensar que tan fastidioso puede ser salir con alguien que te guste, preguntarle a donde quiere ir y que responda: "a donde tu quieras" o ¿que quieres comer? y su respuesta refleje un "lo que sea", el admirador entonces usa su imaginación para transportarse al futuro y descubre que toda la vida va a tener que tomar decisiones y toma la decisión que si sigue siendo su admirador será algo momentáneo, experimental; regreso al presente y me doy cuenta que solo es una posibilidad de algo que podria pasar, que no ha pasado realemnte pero que mi ansiedad ha logrado implementar en mi cerebro para confundirlo y llenarlo de temores y angustias irracionales, en definitiva, adoro autosaboterarme. 

La maestra me interrumpe para pedir un fuerte aplauso para mí, oyendo las carcajadas de mis nuevos compañeros tomo asiento y enseguida pasa otra compañera a presentarse. No le veo el sentido de hacer una presentación común, ¿por que no ir mas allá?, transparentarte ante quienes te van a rodear por lo que queda del año electivo y mas aun hasta culminar el cogio. No deseo que mis 15 años fuesen aburridos, jamás he tenido una vida aburrida, no importa cuantas personas me rodeen siempre he sabido elegir quien será la próxima victima para mis juegos mentales. Nunca se lo he dicho a nadie pero, cuando tenia 12 mi hermana pequeña tenia 9, yo fingía tener doble personalidad: la primera era un ángel, la voz dulce y melodiosa, la mirada tierna y compresiva; la segunda era un demonio, mirada abierta y sonrisa macabra, palabras duras y malvadas. Se me hacia muy fácil cambiar la personalidad con un simple movimiento descendente de mi cabeza, quizá porque desde mas pequeña fantaseaba con ser actriz o quiza por que en realidad escondia algun transtorno metntal.

Al salir al recreo con mi mejor amiga Clara, mis ojos contemplan a quien seria mi ejemplo de prototipo, un hombre que solamente podria haber salido de un sueño, mientras escribo sobre él no puedo dejar de sentir excitación por sus cualidades masculinas, una cara fina y tez blanca, el cabello rubio y ondulado, ojos que albergaban dentro una colmena de abejas, no se cual era su estatura pero era alto, muy alto, una voz que mezclaba encanto y diversión, su apodo era Chente.

Quizá fue uno de esos amores a primera vista, quizá me invadió la emoción cuando cruzamos palabras por primera vez y supe que tenia dones de artista y que  le apasionaba tocar la guitarra, que le encantaba cantar y que por sobre todo amaba el rock. Dice la psicología que siempre buscamos como pareja a alguien cuyas cualidades físicas se asemejen a la de nuestros progenitores, lo que me llevó a pensar que basicamente tenia la apariencia de mi padre cuando era joven, ademas era inebitable ignorar su maravilloso y exquisito gusto por la musica , vamos, a cualquier amante de Metallica le encantaría vivir escuchando covers de sus canciones favoritas entonadas por su amante.

Chente y yo empezamos a salir y conversar, mientras lo veía enamorado de una chica hermosa, alta, con el cabello negro y largo y una sonrisa que hechizaba a cualquiera que se le atravesara en su camino, una chica tan dulce que merecía todo el amor del universo, recuerdo su picardía cuando hablábamos de sexo mientras teníamos clases de matemáticas; supongo que muchas personas de nuestro curso alcanzaron a escuchar mucha información de la conversación, pero para ella y para mi solo éramos las dos aclarando nuestras dudas de adolescentes dentro de una pequeña burbuja en el aula de clases; aquellos momentos donde reíamos a carcajadas son las que siempre llevaré en mi corazón, la ultima vez que la vi salíamos de nuestros exámenes supletorios al finalizar el año escolar, con su sonrisa tan única y hermosa me preguntó como me fue, a lo que yo respondí - creo que bien-  y ella me contesto -"creo que bien" también-, nos despedimos con un beso en la mejilla y pocos días despues se fue para siempre. Fue muy doloroso el estar tan lejos sin poder ir a darle mi ultimo adiós, allí estaba yo, sosteniendo el telefono frente al mar,  sintiendo que se iba un pedazo de mi vida con cada lagrima que se juntaba al océano y entonces le pedí a Dios que siempre la protegiera y que le lleve de su mano a donde quiera que vaya, a través de mis lagrimas le mande cartas en el mar, yo no lo podía creer, no lo podía aceptar, estaba inmovilizada sin querer renunciar a mi pensamiento de que solo era una broma de muy mal gusto y muy desgarradora.

Al comenzar el siguiente año lectivo, todo cobró sentido, lamentablemente en la realidad no se trataba de ninguna broma, todos mis compañeros y yo estábamos desgarrados por la noticia, no podíamos creer que estuviese pasando, nos hacia tanta falta y su ausencia era muy notoria en el grupo, en especial para su mejor amigo quien en nuestros juegos de niños se convirtió en mi esposo al entregarme un anillo hecho con un papel que cubria un alfajor. Por ningun motivo quería dejarle solo pero las palabras no venían a mi cabeza, lloramos juntos por la partida de nuestro bello ángel de sonrisa radiante, con algo de terapia y amor poco a poco lo aceptamos y la dejamos ir con todo nuestro sufrimiento, con todas nuestras lagrimas y con todo nuestro amor acumulado solamente para ella. 

musa del sexto sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora